“Lo mejor es lo peor que se va a poner”, dijo el presidente de la República en su ‘mañanera’ del 11 de noviembre del año pasado. El mandatario aludía al inicio de las precampañas presidenciales y a la eventualidad de que en el camino surgieran toda clase de campañas negras y ‘fake news’.
No se equivocaba el presidente. Al menos tres reportajes publicados bajo la misma línea temática en medios internacionales revelaron el presunto financiamiento del Cártel de Sinaloa a la primera campaña en la que buscó llegar a la presidencia en 2006, con dos millones de dólares (lo que, francamente parece poco considerando el volumen de recursos que manejan las organizaciones criminales).
Desde luego el mandatario negó los hechos, volvió a la carga contra periodistas y medios a los que acusó de servir a los intereses del gobierno gringo y entre otras cosas, exigió una disculpa a la DEA, la agencia antidrogas estadunidense que lo más que hizo es informar que esa investigación se cerró en 2011 por falta de pruebas, de acuerdo con Mike Vigil, ex jefe de operaciones internacionales de la Agencia.
El golpe, sin embargo caló hondo en el círculo cercano al presidente que montaron todo un operativo de control de daños, al mismo tiempo que los detractores del régimen obradorista aprovecharon el periodicazo para tejer toda suerte de historias, algunas con asidero en la realidad, ciertamente, sobre todo las relacionadas con la política de combate al narcotráfico en México: el ‘Culiacanazo’, el saludo a la mamá del Chapo Guzmán, la liberación de Ovidio y en general la escalada de violencia criminal que se expande por todo el territorio nacional.
Estamos claros que nada, en la actual coyuntura puede explicarse si no es en el contexto de la sucesión presidencial no solo en México, sino también en EEUU donde el antimexicanismo trumpista aparece como una bandera rentable para un importante sector del electorado norteamericano y en la disputa por esos votos, el propio presidente Joe Biden ya advirtió su intención de cerrar la porosa frontera con México por donde entran cualquier cantidad de indocumentados y cualquier tipo de drogas, particularmente el fentanilo que está provocando estragos en la población estadunidense.
Como agregado, la propia DEA tiene algunas cuentas pendientes con el gobierno mexicano: desde el caso Camarena (Rafael Caro Quintero, presunto autor intelectual del asesinato no ha sido extraditado) hasta el del General Cienfuegos, pasando por la liberación de Ovidio Guzmán y las restricciones mexicanas a la presencia de sus agentes en suelo nacional.
En adelante, ningún evento relacionado con el accionar del crimen organizado, independientemente de la veracidad de lo publicado, será visto por los detractores del régimen fuera del contexto de ese presunto pacto del gobierno con los narcos.
Por eso no se equivocaba el presidente cuando advertía que lo mejor es lo peor que se va a poner.
Para su desgracia, esa clase de eventos estallan como esquites todos los días, inopinadamente en cualquier entidad del país.
Pero una cosa es la deleznable intencionalidad política de la DEA, que en muchos países del mundo ha sido la punta de lanza para ofensivas que terminan derrocando gobiernos, y otra la terca realidad en México donde la escalada de violencia no cesa y el crimen organizado aparece cada día más empoderado, controlando grandes extensiones del territorio nacional, carreteras, ciudades y pueblos donde literalmente han asumido funciones del Estado: imponen la ‘pax narca’ por la vía de la intimidación, controlan el libre tránsito determinando de facto horarios y condiciones para la movilidad, cobran impuestos (derecho de piso) y otra cosa aún más preocupante: parecen decididos a intervenir también en el proceso electoral ya en marcha, palomeando o vetando candidatos y candidatas.
Eso ya lo vimos en 2021 si bien no de manera generalizada, sí con casos que de ninguna manera pueden desestimarse.
De acuerdo con un reporte de la Consultora Etellekt, en 2021 fueron asesinados en México 102 políticos de los cuales 29 eran candidatos y siete candidatas.
Si por la víspera se saca el día, es previsible que esas cifras aumenten este año debido a la expansión que han tenido los cárteles en todas sus actividades y el incremento también de sus intereses, que también juegan en esta elección.
Lastimosamente no se ve por dónde pueda venir un freno a sus acciones, ni una verdadera política de pacificación del país, de manera que esta vez coincido con el presidente: lo mejor es lo peor que se va a poner, aunque en su siniestro humor, no me queda claro para quién será mejor.
II
Ayer fue inaugurado el segundo periodo ordinario de sesiones en el Congreso del Estado, el penúltimo que les queda a los actuales integrantes de la legislatura, y quizás el último para algunos que se despedirían para ir en pos de otra candidatura o de la reelección, aunque no están obligados a solicitar licencia.
La mesa directiva en este periodo será presidida por Beatriz Cota Ponce, de Nueva Alianza y la acompañarán diputadas y diputados de todas las bancadas.
En la sesión de ayer, como marca el protocolo, las fracciones parlamentarias presentaron su agenda legislativa en la que destacan temas relacionados con el bienestar social, la democracia, la seguridad pública, el derecho a la salud y a una vida libre de violencia; el medio ambiente, entre otros.
III
Anda tan recio la alcaldesa de Guaymas inaugurando obras en el puerto, que ayer soltó un dato revelador: hay escasez de mano de obra para darle celeridad a los trabajos.
Karla Córdova González estuvo ayer en el sector norte del puerto donde inauguró una obra de pavimentación con concreto hidráulico que beneficiará a unos mil 500 vecinos del lugar, con una inversión superior a los 4.5 millones de pesos.
Allí mismo anunció la nueva etapa de rehabilitación de la calle Serdán (la principal en Guaymas) en el tramo de la calle 10 a la 9; también el camino hacia el entronque con García López y la calle 24 hacia el oriente. Aplicarán carpeta nueva en el tramo que va desde el puente a desnivel a San Carlos, hasta el entronque a Guaymas Norte. Estas son algunas de las obras que están en proceso.
Así que si usted conoce a alguien de los que se queja porque no encuentra trabajo, pásele el tip: en Guaymas hay y de sobra, nomás que sí se requiere cierta vocación para el talacho y la pala, un requisito que no todos acreditan, mucho menos en vísperas del carnaval.
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