La estructura de algunas organizaciones criminales en México, como la de Los Zetas, el Cártel del Golfo (CDG), el Cártel del Noreste (CDN), La Familia Michoacana o el Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL), se nutre con las llamadas levas o reclutamiento forzado que hacen estos grupos delictivos en distintos estados del país, aseguran especialistas en temas de seguridad.
Javier Oliva Posada, especialista en temas de democracia, defensa y seguridad nacional e inteligencia, y columnista de Organización Editorial Mexicana (OEM), asegura que este fenómeno va en aumento y cada vez más grupos criminales recurren a dicha práctica.
l también profesor e investigador de la UNAM señala que a esta situación se suma que los grupos delictivos “tienen una fuente significativa para el reclutamiento forzado en los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos a través de México, quienes en muchas ocasiones están obligados a pasar por las regiones controladas por el crimen organizado”.
David Saucedo, consultor en materia de seguridad nacional, señala que aunque es muy difícil tener una cifra exacta de las personas que forman parte de las organizaciones criminales en el país, porque no existe un censo que lo pueda verificar, “sí es un hecho que el fenómeno de reclutamiento forzado ha contribuido a nutrir la estructura de estas bandas”.
La diversificación de las actividades ilícitas que realizan algunos grupos criminales en ciertas regiones del país —anota el experto— hacen que dichas bandas requieran de más personas para desarrollar trabajos que ya superan su capacidad operativa, como el halconeo, el cobro de piso, la trata de personas, el bloqueo de carrateras o el narcomenudeo.
Un testimonio sobre reclutamiento forzado por parte de una organización criminal es el de Joaquín Hernández, padre del joven de 16 años Alonso Hernández, quien en enero de 2021 declaró a El Sol del Bajío que su hijo fue privado de la libertad cuando regresaba de la secundaria, en la ciudad de Irapuato, Guanajuato.
“Mi hijo no está muerto. A mi hijo lo reclutaron a la fuerza. Lo vi salir de la casa hacia la escuela y en la tarde no volvió a casa, ni tampoco en la noche.
Fue hasta el domingo cuando Mauricio, su mejor amigo, me dijo que se lo habían llevado en una camioneta unos hombres encapuchados”.
Dos meses después —narró Joaquín Hernández— “recibí una llamada al celular. Era Alonso. Me dijo: ‘Papá, están matando a toda la gente. A mí me tienen empacando droga’. Fue lo único que alcancé a escuchar antes de que la llamada se cortara. La llamada fue rastreada y tuvo como origen la frontera entre Jalisco y Michoacán”.
David Saucedo expone que el reclutamiento forzado que realizan las organizaciones criminales fundamentalmente se da “en jóvenes de entre 20 y 25 años, con cierta complexión física; en ocasiones, el reclutamiento forzado se da en campos deportivos, en las calles, con las pandillas; en jóvenes que están cometiendo delitos menores”.
El especialista señala que las actividades a las que son sometidas las personas víctimas de reclutamiento forzado no están bien definidas, aunque menciona que “en casi todos los casos son llevadas a campos de entrenamiento para sicarios, para narcomenudeo, para halconeo; hay ‘mano de obra esclava’ para el trabajo de empaquetado y corte de la droga”.
“En paralelo, a esto se suma el reclutamiento forzado que hacen los grupos criminales que tienen como actividad delictiva el tráfico de personas, es decir, la trata, la prostitución. En la actividad criminal, en donde quizá no estén involucradas estas víctimas de reclutamiento forzado, es en las áreas de contrainteligencia o en los procesos técnicos para la producción de drogas, porque son áreas altamente especializadas”.
Oliva Posada anota que esta actividad se está dando principalmente en las regiones del país donde se ha registrado más violencia criminal, como en Guanajuato, Chiapas, Sinaloa, Michoacán o Guerrero.
El experto en seguridad indica que el perfil que priorizan las organizaciones delictivas para estas “levas criminales” se dan en “jóvenes que no tienen trabajo, en zonas urbanas deprimidas, en donde no hay oportunidades”.
De acuerdo con el Observatorio Nacional de Prevención del Reclutamiento de Niñas, Niños y Adolescentes, que fue presentado en enero de este año por la organización civil Reinserta, al menos en 2023 el crimen organizado reclutó alrededor de 30 mil menores de edad en México.
El organismo documentó, en 89 entrevistas a adolescentes, mujeres y hombres reclutados por grupos del crimen organizado, que 67 de estas personas fueron miembros activos de las bandas delictivas y actualmente se encuentran presos por los delitos de trata de personas, portación de armas de fuego, secuestro, narcotráfico y homicidio doloso.
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