Mi gusto es…(o la otra mirada)
Habrá sido una noche de tantas en las que el Comité Coordinador de esa casa de estudiantes convocaba a una asamblea general para tratar diversos temas y de rigor, los asuntos generales al final.
Estos aparentemente eran de simple trámite que no ameritaban acaloradas intervenciones ni amenazaban con prolongarse hasta la madrugada, pues al día siguiente, al proceso revolucionario de transformación no le gustaba esperar ni les daría cabida a jóvenes insurgentes que estaban llamados para combatir a diario a la burguesía y su mal gobierno, más que pasársela de bostezo en bostezo, bien desvelados.
Eran, dije.
Hasta esa vez que alguien pidió que se agregara un punto al orden del día en el que se hiciera un llamado a los miembros para que, si bien, por razones de sobrevivencia, podían seguir apoderándose de cosa ajena mueble en establecimientos comerciales abiertos al público pero que, por el amor de Dios, de Marx, del Che, de José de Molina o del Llanero Solitito o quien fuera, no se pasaran de lanza jugándole al pequeño burgués, porque entonces sí se iban a tomar medidas drásticas.
Es decir, si le iban a seguir pegándole a Roberto en conocida cadena comercial, a la Conasupo e incluso a ese par de señoras cotorras e idénticas, como hechas de plastilina que atendían cierto abarrotes del lugar, lo hicieran sin violencia y solo fueran los objetos estrictamente indispensables para satisfacer las necesidades personales del momento.
La moción surgía porque ya era común que en ese ejercicio expropiatorio que llevaba a cabo, con envidiable pericia, en contra de los dueños del capital, se estaba cayendo en excesos ,trayéndose consigo artículos superfluos o alimentos fastuosos que sobrepasaba por mucho cualquier necesidad famélica.
Jamón ibérico, ostiones ahumados, chistorra, aceitunas sin hueso rellenas, machaca, carne endiablada Tierra Grande, chocolates envinados, tocino de pavo, por referir algunos alimentos.
Pantalones 501, camisas Wrangler, calcetas, ropa interior de la frutita, playeras de marca registrada, productos Head & Shoulders, resumían el inventario de las prendas o los artículos.
Todo indicaba que la moción procedería y ya casi estaba planchado el acuerdo: no se censuraría la expropiación que de tantos apuros había sacado pero todo habría de redundar en la honrada medianía, en un atraco austero o en una franciscana lustración, por más que Omar Cabezas, en La Montaña es algo más que una inmensa estepa verde, libro de cabecera en algunos de la casa, fuese un apólogo o un alcahuete de esos indecentes menesteres.
Para no andar con ambigüedades, el permiso se traducía en que podían seguirlo haciendo pero ,siempre cuando, solo fueran artículos comprendidos dentro de la canasta básica, entendida esta como lo que solía darle el PRI- Gobierno al pueblo bueno y sabio, a modo del mínimo vital para papear y no andar jugándole a los sibaritas.
La civilidad y el bien juicio había imperado, a punto estábamos de votar por unanimidad a mano alzada, cuando de pronto, fulana de tal cuyo nombre diré nada mas que empezaba con la letra L de Laura y V de Vázquez, tomó por asalto la palabra y afianzada en sus estudiantiles conocimientos sociológicos, cuestionó, por algunos minutos, lo paupérrimo que era el sumario de la canasta básica, y el por qué habría de contener nomas esos productos y porque las clases desprotegidas no tenían acceso a mercancías y alimentos hasta ese momento exclusivos de la clase media alta y de la alta quienes sí contaban con el privilegio de comer, sin restricción, lo que les diera la gana.
El incendiario discurso de la compañera provocó la mudez por unos segundos y una nueva discusión por otra larga hora o más que a punto estuvo de acabar como el rosario de amozoc.
En la biblioteca de a lado, levantada con libreros a punta de javas tomateras, Anibal Ponce , Bourdieu, Weber, Lenin, Marta Harnecker y otra gente, pelaron los ojos y se le pusieron los ojos de punta, al escuchar tan evidente sacrilegio y de no ser porque eran muy respetuosos del libre pensamiento, salen por esa apóstata y la lanzan a la hoguera.
Nada de esto pasó y ante ello, el Jamón ibérico, ostiones ahumados, chistorra, aceitunas sin hueso rellenas, carne endiablada Tierra Grande, chocolates envinados, tocino de pavo, siguieron desapareciéndose de esas tiendas e incluso llegaron a servir de tentempié al momentos de las asambleas o completaron la sación cuando un plato de frijoles de la olla y tres tortillas de maíz, no eran suficientes.
La discusión en cuanto a lo que debería contener la canasta básica – puros granos, carbohidratos y aceites o también deberían agregarle queso de cabra, salmón, chocolates gringos, camarones- se volvió infinita, se dañaron amistades, acabó un noviazgo pero no evitó que quedara la víbora chillando y que el debate traspasara la casa de estudiantes.
Si bien no se votó, hoy que pienso en ello, no me cabe la menor duda que la compañera tenía mucha razón y si me apuran, aunque los beneficiados por la canasta básica no degustan la opulencia ni las viandas de un sultán, los avances en el tema está de manifiesto, sin decir con esto que junto a una bolsa de frijol o una de arroz está ya una maleta de carne de Sonora ni una langosta congelada de Rosarito, ni tampoco un mazo de espárrago de Caborca ni tres kilos de lenguado, menos Chicharrones regios de la Ramos, ni pan de Cachania, obvio que tampoco pulpa de Jaiba ni cecina de plan oriente ni café de grano ni chilorio sinaloense, ni que decir de los productos artesanales o veganos.
Es decir, con o sin mi amiga Laura, gracias a tan recordable asamblea o no, las cosas, afortunadamente han cambiado y que bueno, oh, qué bueno, yes.
Pero no tanto.
De esa plenaria a la fecha han pasado treinta y cinco años o algo muy cerquita a los cuarenta, no pienso hacer cuentas, ahorita. Y sin embargo, lo que cuestionó mi amigocha está más que vigente.
Sí, los productos, en número, han aumentado, pero, no obstante, la pregunta es porque no se tiene acceso o porque no se les suma a esas mercancías lo que Laura, con toda razón decía.
Cabe recordar, a modo de plagio que los primeros antecedentes de la canasta básica alimentaria, se remiten a los trabajos de Charles Booth y Seebohm Rowntree en 1902, quienes se plantearon diseñar esta herramienta bajo el supuesto de que el ingreso que recibían por su trabajo las familias pobres de York en Inglaterra), era insuficiente para satisfacer el mínimo de requerimientos.
El propósito de la Canasta Básica, pues es contribuir a la seguridad alimentaria de la población vulnerada por la pobreza, abasteciendo productos variados que aportan requerimientos nutricionales.
Perfecto, de hambre no morirán y, a decir de los que resuelven estos, tampoco andarán anémicos.
Pero…Pero.
No les pienso enumerar todos porque me puede causar algún antojo pero, al mes de febrero de 2024 los alimentos que se encuentran como principales son: maíz, frijol, arroz, azúcar, aceite, leche, huevo, pan, tortilla, carne de pollo, carne de res, pescado, frutas y verduras.
Según en análisis de la Profeco, del 26 de febrero al 1 de marzo del 2024, el precio promedio de la canasta básica se ubicó en 822.08 pesos, así lo dice en INFORMADOR.MX.
Ignoro en cuanto anda en Dinamarca ni que o quien lo decida al respecto en otros países en donde existe esta figura, pero en el nuestro, las autoridades del Banco de México son las encargadas de establecer y revisar este indicador junto con la evolución de los precios de los productos básicos.
Para esto se apoya del Índice Nacional de Precios del Consumidor (INPC) publicado de manera mensual y quincenalmente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Quiero pensar que en estos órganos hay más un integrante del Movimiento Laurista de alimentación Nacional que tercamente pugnan a diario para que junto con la cantidad se garantice la calidad, lo vegano y artesanal pero sobre todo el acceso popular a las más sofisticadas viandas, casi emulando a Emilio Lozoya y el camarada Pablo Gómez en la “fonda ” Hunan – no unam- de la Ciudad de México.
Que esa canasta impere el toque hedonista y que la ingesta de comida de los sector más fregados sea por placer y no por necesidad ,que active una parte del cerebro distinta a la que activa el hambre fisiológica para generar una sensación intensa de placer.
¡Se ve, se siente, mi amiga está presente!
Sí, ella fue una visionaria ,considerando que acabar con la dictadura perfecta en ese entonces era algo parecido a un sueño.
Pero ya estamos aquí, cosechando las bondades del triunfo de la insurgencia y apuesto doble contra sencillo que la clase política sin excepción, en un valiente gesto de empatía y en tanto no consigamos en su totalidad el pliego petitorio que encabezó Laura, no se rebajarán a servirse literalmente con la cuchara grande disfrutando, a la sorda, exquisitos platillos en tanto que el ciudadano común y corriente no lo haga .
_ Bienvenido, señor ¿quiere la carta normal o le traigo la de la canasta básica ?
_ Me ofende, compañero, tráigame la de la canasta
_ ¿Quiere una latita de sardina como entrada, señor?
_ ¡Venga!
*
_ Qué gusto verlo por acá, otra vez, señor/ señora … ¿qué le servimos? ¿gusta que le vaya trayendo un Remy Martin? ¿un Macallan?… ¿le traigo unos camarones tigre jumbo U2 para abrir boca? ¿Gustarían un tiradito de filete Kobe al centro, mientras? .. es una subcategoría de Wagyu, ya que proviene exclusivamente de la raza Tajima criada en la región de Hyogo… ¿cómo ve, patrón, la quiere?
_ ¿Están incluidos en la canasta básica ?
_ No ,señor
_ Ah, entonces , ¡gracias!
*
Se ve, se siente, mi amiga está presente.