Asumiendo que no hubo, en el tercer debate presidencial un golpe demoledor, un dato que sacudiera alguna candidatura de manera espectacular o revelaciones de escándalo, en la recta final del proceso sucesorio la discusión en adelante será enfocada no en saber quién ganará la presidencia de la República, sino en la diferencia de votos que pueden hacer la diferencia entre el regreso al régimen de partido casi único y el de un país con mayores equilibrios políticos.
En las condiciones actuales, ninguno de los escenarios es para echar los sombreros al aire.
En el primer caso, un resultado avasallador en favor de Morena materializaría el llamado Plan C, que abriría la puerta a una serie de reformas constitucionales que han estado envueltas en la polémica y que tienen que ver con varios temas, señaladamente el electoral, el judicial, el laboral y el del sector energético, por mencionar algunos.
El segundo caso no necesariamente es más benévolo. Un Congreso de la Unión sin mayoría calificada para una de las partes reproduciría el estancamiento legislativo que se ha vivido en otros sexenios (incluso en la segunda parte del actual) donde las diferentes fuerzas se bloquean entre ellas, dinamitan acuerdos, empantanan negociaciones y terminan judicializando los temas legislativos.
Y ese es, creo, el escenario más probable. No parece haber dudas de que Claudia Sheinbaum se alzará con el triunfo en la presidencia de la República, pero pecaría de optimismo desbordado quien menosprecie la fuerza de una oposición que ayer dio muestras de que está viva al volver a llenar el zócalo capitalino con la llamada ‘Marea Rosa’ y replicar la movilización en decenas de ciudades en el país.
Ciertamente en Sonora estas movilizaciones fueron casi inapreciables, particularmente la de Hermosillo, que ha sido la menos concurrida de las que se han realizado a partir de esa convocatoria, pero eso no significa que en otras entidades del país la elección tienda a cerrarse. Un caso especial es el de la Ciudad de México, pero hay otras entidades que podrían reportar sorpresas.
Tampoco, y esto hay que decirlo, la manifestación de ayer en Ciudad de México es para sobredimensionarla. De hecho, me parece que fue menos espectacular que la anterior, pero tuvo simbolismos importantes que influyen en el ánimo de los organizadores y los asistentes.
Uno de ellos es la utilización del color que le da identidad a ese movimiento, surgido inicialmente como una convocatoria para ‘defender al INE’, institución cuya imagen institucional se identifica con ese color y a la que en su momento el presidente pretendió acotar en sus alcances y restringir presupuestalmente, algo que consiguió a medias.
No son las grandes victorias, pero inciden en el ánimo de las fuerzas opositoras, como el hecho de haber conseguido que por primera vez se izara la bandera nacional a toda asta, aun con la oposición de los maestros de la CNTE que acamparon en el Zócalo desde el pasada jueves y que ayer trataron de impedir la labor de los elementos del Ejército que oficialmente son los encargados de izar el lábaro patrio.
La ‘Marea Rosa’ ya dio color y se definió en favor de la candidatura de Xóchitl Gálvez, después de un par de años en los que se esforzaron en aparentar ser una iniciativa netamente ‘ciudadana’ pese a que siempre estuvieron allí los dirigentes de partidos como el PRI, el PAN y el PRD así como personajes cien por ciento identificados en las filas del antiobradorismo.
Pero insisto, tampoco hay que sobredimensionarla. Se encuentra muy lejos de representar un movimiento de masas siquiera cercano al que supo articular Andrés Manuel López Obrador durante 20 años y que lo llevaron después de dos intentos fallidos a llegar a la presidencia en 2018.
Sin embargo, no se debe desestimar que los 30 millones de votos que en aquel año barrieron con la oposición, tres años después, en la intermedia de 2021 disminuyeron casi en diez millones lo cual, dicho sea de paso, impidieron a López Obrador sacar adelante las reformas constitucionales que a su vez lo llevaron a conflictuarse con la SCJN, con el Congreso, con otros organismos autónomos y más recientemente hasta con los habitantes de la Ciudad de México a quienes no perdona el resultado electoral de 2021 cuando Morena perdió nueve de 16 delegaciones, y ya sumó a la lista de ‘conservadores’.
Y es justamente allí en la capital donde la oposición ya le llenó tres veces el zócalo, una tarea que hace algunos años parecía imposible y que lo llevó a decir alguna vez, socarronamente, que el día en que sus opositores juntaran cien mil personas en esa plaza, renunciaría, lo cual obviamente no sucedió. Es decir, no sucedió que renunciara, pero sí que le llenaran el zócalo.
Anécdotas aparte, eso fue lo que apareció claramente delineado en el tercer y último debate presidencial de ayer. El contraste entre dos proyectos de nación: el que encabeza Claudia Sheinbaum como continuidad de la cuarta transformación, y el que encabeza Xóchitl Gálvez apoyada por el PRI, PAN y PRD como partidos políticos, y ciudadanos que sin militar o incluso identificarse con ellos, pueden hacer valer su voto en contra de Morena.
Cuál ha sido el desgaste de López Obrador en el ejercicio de su gobierno, y cuál la capacidad de la oposición para capitalizar ese desgaste en favor de su candidata es lo que se medirá el dos de junio.
No parece haber dudas de que Morena y sus aliados, con todo el apoyo gubernamental federal van a sacar adelante la candidatura de Claudia Sheinbaum; donde las cosas no lucen tan seguras es en la intención de ganar la mayoría calificada en el Congreso, que quizá, bajo ciertas circunstancias, podría completarse con la bancada que logre Movimiento Ciudadano, cuyo candidato Jorge Álvarez Máynez no tiene posibilidad alguna de ganar la presidencia, pero sí de constituir una ‘bancada bisagra’, si es que Enrique Alfaro desde Jalisco no decide otra cosa.
Ya se verá.
II
En temas menos grillos, reportan encuentro del gobernador Alfonso Durazo con el secretario de Desarrollo Urbano y Terrritorial, Román Meyer Falcón para supervisar avances en los programas de esa dependencia en Sonora.
Un tema especial fue el de las acciones de vivienda y desarrollo urbano en diferentes municipios con la participación de los tres niveles de gobierno y forman parte de la estrategia de desarrollo y planeación territorial en el estado, para contar con mejores espacios públicos y ciudades más ordenadas y equitativas.
Durante la reunión se trataron temas en materia de vivienda, espacios públicos, mejoramiento y planeación urbana; planes de justicia y edificaciones para el desarrollo comunitario.
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