Ya con los números oficiales en la mano, las diferentes fuerzas políticas deben estar sacando cuentas y reflexionando sobre lo que ocurrió no solo en la jornada electoral del pasado domingo, sino a lo largo del proceso y en las etapas previas, como la selección de candidatos, por ejemplo.
De entrada les ofrecemos un par de cifras para sabrosear el análisis.
Manlio Fabio Beltrones obtuvo 279 mil 544 votos como candidato al senado por parte de la alianza PRI-PAN-PRD, esa misma alianza que en el pasado proceso electoral, llevando como candidato a la gubernatura a Ernesto ‘El Borrego’ Gándara consiguió 330 mil votos.
Es decir, de una elección a otra (aun considerando que se trató de procesos diferentes), la alianza opositora perdió 50 mil votos.
Otro dato interesante se registra en Hermosillo, donde Antonio Astiazarán retuvo la alcaldía con 143 mil 647 votos. Su contrincante de Morena y aliados, María Dolores del Río obtuvo 120 mil 260 sufragios.
Pero ojo: la suma de la votación obtenida por los candidatos a diputados locales en los seis distritos de la capital suma 161 mil 388 votos.
Es decir, hubo más de 40 mil hermosillenses que votaron por los y las candidatas de Morena al Congreso, pero no lo hicieron por su candidata a la alcaldía.
Vayamos sobre el primer caso. Beltrones regresó a Sonora precedido de una larga carrera política en la que ocupó los cargos más relevantes en su partido, ya como dirigente, ya como funcionario, líder de sector, legislador y gobernador. Su aura de poder hizo despertar el entusiasmo en el priismo sonorense que desde 2018 vive sus peores días.
Pero fallaron muchas cosas, comenzando con el ‘timing’. Manlio vino a meterse a la tierra gobernada por Alfonso Durazo Montaño, quien desde su campaña en 2021 ubicó al priista como cabeza de un grupo político y económico al que en repetidas ocasiones ha señalado como los usufructuarios de ‘un sexenio de 30 años’ que arrojó comaladas de millonarios que se repartían indistintamente el poder. Una buena parte de la izquierda que milita en Morena-Sonora no tiene un buen recuerdo de Manlio desde aquellos días en que impuso la Ley 4 en la Universidad de Sonora provocando un importante movimiento estudiantil y magisterial donde hubo persecución y cárcel para sus dirigentes.
Los aguiluchos tampoco son rencorosos pero tienen buena memoria.
Además, Beltrones tuvo que cargar con el pesado fardo de Lilly Téllez, una mujer visceral, con más ocurrencias que ideas y con más desplantes que propuestas, que no hizo campaña en tierra (le tiene miedo al sol, dijo alguna vez Célida López) y que por si fuera poco, trae sobre su pecho la letra escarlata de la traición a Morena.
Tanto Manlio como Lilly son capaces de desatar el furor entre sus huestes, pero solo entre ellas que, como se vio ya, se encuentran sumamente diezmadas.
En esas condiciones, Sonora fue territorio hostil para esa fórmula y se reflejó en los votos. 50 mil votos menos que en 2021 tienen que indicar algo.
En el caso de María Dolores del Río hizo una buena campaña, no se enzarzó en campañas negras, aunque su equipo sí le entró a una campaña de contraste que evidentemente no hizo mella en el candidato del PRI-PAN-PRD, Antonio Astiazarán, como también se reflejó en los votos. El Toño tuvo 106 mil votos en 2021 y eso le alcanzó para superar los 101 mil de Célida López que buscaba la reelección. Tres años después, Astiazarán obtuvo casi 40 mil votos más, para llegar a 143 mil.
Algunos sostienen que su paso por la secretaría de Seguridad Pública en el gobierno de Alfonso Durazo pesó en el electorado, pero de acuerdo con versiones de quienes anduvieron en tierra durante esta campaña apuntan que en realidad, la gente de a pie ni siquiera la ubicaba como secretaria, y el recuerdo más presente tuvo que ver con su paso por la alcaldía hace ya 20 años.
Con los números sobre la mesa, y con el dato de esos 40 mil morenistas que votaron por candidatos al Congreso pero no por María Dolores, queda claro que no fue la mejor selección para disputar el cargo, un tema que debe ser reflexionado en Morena, donde hubo desde el principio manifestaciones de inconformidad que pretendieron ser zanjadas con la inclusión de Martín Vélez, un reconocido y capaz militante de la izquierda histórica sonorense. Pero no fue suficiente.
Debe reconocerse el mérito de Antonio Astiazarán, que nuevamente fue el único candidato de la oposición que se alzó con el triunfo en uno de los municipios con más de cien mil habitantes, y fue nada menos que en la capital.
Como toda elección, la del domingo tuvo un carácter plebiscitario y validó lo que considera un buen gobierno; la forma en que los hermosillenses diferenciaron su voto tuvo que ver más con otras cosas que deberían ser revisadas en Morena.
Guaymas es un caso especial. Allí la doctora Karla Córdova barrió en las urnas a sus adversarios con 36 mil 837 votos. El candidato de la coalición Fuerza y Corazón por México, Rogelio Sánchez no llegó a 15 mil. Un resultado natural con el que los guaymenses le dieron luz verde a la alcaldesa para seguir al frente de la administración, con justificada razón, pues en tres años el puerto se ha convertido en referencia de buen gobierno, ha sido el destino de inversiones multimillonarias del estado y la federación. Soplan buenos vientos allá.
Voto de castigo también hubo. El caso más notable es el de San Luis Río Colorado, donde el alcalde Santos González Yescas buscó la diputación local y fue derrotado por un joven influencer de la zona. Juan Pablo Arenivas, mejor conocido como ‘Wasapraka’ le sacó una ventaja de más de dos mil votos. Y es que don Santos al parecer se engolosinó con el poder. Se reeligió en 2021 y quiso imponer a su hijo como candidato, lo que no ocurrió. Pero lo que sí hizo fue negociar en el ámbito nacional de su partido para imponer a un incondicional suyo en la candidatura a la alcaldía, pasando por encima de la encuesta que ganó el diputado Ricardo Lugo Moreno. Los sanluisinos le dieron el triunfo a su candidato, pero se lo negaron a él.
Lo que ocurrió en el resto de los distritos fue una verdadera masacre para la oposición.
Pero si hay un ganador en estas campañas ese fue el gobernador Alfonso Durazo que, no hay que olvidarlo, es también el presidente del Consejo Político Nacional de Morena. Ningún gobernador en los últimos cinco sexenios había llegado a la elección intermedia con tan buenos resultados electorales. De hecho, la mayoría calificada en el Congreso local es una rotunda validación de su gobierno y un factor que le garantiza la gobernabilidad para sus próximos tres años.
Esto es importante pues le permitirá continuar con sus proyectos de desarrollo, señaladamente el Plan Sonora de Energía Sostenible y, gracias a las buenas cuentas que ofreció a la próxima presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, se advierte que vendrán tiempos de estrecha colaboración para sacar adelante los programas federales, sobre todo los planes de justicia para las etnias.
Los resultados dejan claro que Morena ya se consolidó como marca en Sonora y en eso mucho tuvo que ver la mano del gobernador que, sin aspavientos ni protagonismos ruidosos, mantuvo siempre un bajo perfil, operó eficientemente para coadyuvar a sacar adelante un proceso electoral sin incidentes de violencia y sobre todo con resultados altamente favorables para su partido.
No es cosa menor ganar 20 de los 21 distritos locales, pero es impresionante la forma en que lo hicieron. Desde la frontera hasta el profundo sur, desde la costa hasta la sierra y el desierto, los y las candidatas de Morena y aliados superaron a sus adversarios con resultados abrumadores.
Se agota el espacio y mejor dejamos para mañana los numeritos, pero hay distritos y alcaldías que fueron ganadas hasta por el triple o más de los votos. Si eso no mueve a la reflexión, pero sobre todo a la acción de los opositores, se pueden ir preparando para que les repitan la dosis en 2027, por lo menos.
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