“Agradezco mucho que mi trabajo me haya permitido viajar, pero siempre he pensado que, como soy medio huérfano, ando en busca de esa familia”, acepta Diego Luna.
“El Charolastra” está feliz y algo nostálgico. Se encuentra en el escenario de la sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas que ayudó a construir su papá, el escenógrafo Alejandro Luna, fallecido hace un par de años.
“Dan ganas de hacer teatro ahora mismo”, dice en un auditorio lleno de fans, creadores y prensa.
Diego presentó el libro biográfico, Diego Luna: la neta es chida pero inalcanzable, escrito por Roberto Fiesco, en el marco del Festival Internacional de Cine que se desarrolla en Guadalajara.
“Que no se nos olvide que el escenario, las películas que contamos, no es la vida, y si no alimentas esa parte, si no logras eso, te vas a ir con tus películas muy solito y yo no quiero que me pase eso”.
La charla sirve para recordar también su paso por la tv, cuando era aún niño, en telenovelas como El precio de tu amor y El abuelo y yo. No las critica, pero sí dice que fue una suerte trascender a otro lugar.
“Sí me gusta hablar de eso, pero no con tantas cámaras prendidas. Hubo una época en la que fue importante, pero después fue importante poder trascender esa etapa.
“El teatro me mantuvo aterrizado, pero sobre todo el cine me mantuvo aterrizado. Tuve que pasar por ahí para darme cuenta, y fue hasta los 19 años que dije que no haría otra telenovela más”, recordó el actor de 44 años.
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