Guaymas está lleno de historia. Repleto de historias, también. Y de personajes señeros en los capítulos que relatan toda suerte de epopeyas y tragedias; de tiempos de prosperidad y pujanza económica, pero también de crisis tan feroces que los guaymenses recuerdan como aquellos momentos en que sobre sus mesas no tenían nada para comer: “solo camarones, camarones en la mañana, en la tarde y en la noche”, citan con un dejo de nostalgia y picardía…
Aunque su descubrimiento se remonta a 1539 por parte de las huestes de Hernán Cortés, fue hasta 1769 cuando se declara la fundación del pueblo. Una fecha importante es el 13 de julio de 1854, cuando un grupo de filibusteros comandados por el francés Gastón de Raousset-Boulbon intentó tomar el puerto, con tan mala suerte que se topó con una guarnición del ejército mexicano comandado por el General José María Yáñez, que ya desde entonces tenía nombre de calle (jeje). Apoyado por civiles guaymenses, derrotaron a los invasores, aunque evidentemente no pudieron evitar que algunos de ellos se quedaran en el puerto y le entraran con fe al sincretismo cultural europeo-guaymense, proceso que ya habían iniciado los españoles y al que se sumaron ingleses, irlandeses, alemanes, italianos y otros que todavía hoy conforman la genealogía porteña.
Hay por allí una leyenda que no pude corroborar, pero que habla de la modernidad del puerto a finales del siglo antepasado o principios del pasado. Creo que ese pasaje se lo leí alguna vez al periodista Diego Matus y habla de que en Guaymas, concretamente en lo que hoy es el Palacio Municipal se instaló el primer sanitario, WC, o como quiera que usted conozca a las tazas de baño tal y como hoy las conocemos y que fueron un invento inglés mejorado en Francia. Sus descargas iban a dar directamente a la bahía frente a la también llamada ‘Casa de Piedra’, y algunos ubican ese episodio como vestigio de la contradicción que nos acompaña hasta nuestros días entre modernidad y daños al medio ambiente.
No sería raro que eso hubiera sucedido, considerando la intensa actividad comercial y de todo tipo con los países europeos, cuya influencia permanece aún en el puerto, en sus costumbres (como el carnaval), en su arquitectura y desde luego en los apellidos.
Sirva esta breve digresión como preámbulo a lo que sucedió ayer en el puerto, y lo que está sucediendo en toda esa región, que parece predestinada a convertirse -lo dijo ayer el gobernador Alfonso Durazo- en la locomotora del desarrollo económico de Sonora.
II
En la banda este del recinto portuario, el momento parece propicio para el recuento histórico. El gobernador lo sabe y cita algunos pasajes de la pujanza de antaño en este sitio, donde se han invertido más de 3 mil millones de pesos para recuperar la grandeza de lo que un día fue.
De hecho, el gobierno federal y el estatal han invertido más de 13 mil millones de pesos en un proyecto integral que incluye la interconexión aérea, terrestre y marítima regional, binacional y global en el marco del Plan Sonora de Energía Sostenible, en el que destacan la modernización del puerto, la carretera Guaymas-Chihuahua y la reubicación de las vías férreas rumbo a Nogales, en la frontera con Estados Unidos.
Lo de ayer fue la materialización de algo que nació como un compromiso de campaña de Alfonso Durazo en 2021 y que convocó todos los involucrados en este megaproyecto: desde el secretario de Marina, Almirante José Rafael Ojeda, hoy a cargo de la administración portuaria, hasta el CEO del puerto de Amberes, Bélgica, Kristof Waterschot y el director para América Latina y el Caribe de la Comisión Europea, Félix Fernández, que junto a varios personajes de gobiernos y empresas europeas siguieron vía Zoom los avatares del evento.
En un sitio privilegiado del presídium, la alcaldesa de Guaymas, Karla Córdova González que rompió el aplausómetro al ser felicitada por el gobernador tras haber ganado con amplísimo margen su elección para un segundo periodo al frente de la administración del Ayuntamiento de Guaymas.
III
Personaje central en este evento, desde luego, Ricardo Anaya, Director de Operaciones y Manufactura de la Planta Ford en Hermosillo, que como empresa global depositó toda su confianza en el proyecto del gobernador y comprometió los estándares de calidad de la multinacional que representa para sustituir los envíos de automóviles vía terrestre hacia el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, por el embarque de los primeros mil 400 vehículos Bronco y Maverick 2024 que llegarán a ese destino por vía marítima desde Guaymas, con la meta de enviar otros 14 mil el año entrante, lo que por cierto no es una reverencia de altruismo, pues representa una disminución del 30 por ciento en los costos de traslado y ya saben ustedes que esas empresas le echan mucha pluma a sus cuentas a la hora de tomar decisiones.
Quizá no se ha dimensionado bien lo que representa eso que ocurrió ayer en Guaymas, pero se trata nada más y nada menos del posicionamiento de este puerto como el epicentro logístico y comercial para el mundo, que marcará un antes y un después en la economía de toda la entidad, optimizando operaciones y reduciendo sus costos, elementos clave para la atracción de inversiones que hoy tienen como destino Sudamérica (los autos fueron enviados a Chile) pero que pronto irán a Europa y Asia.
IV
Una de las más contentas fue la alcaldesa Karla Córdova. Sabe bien que a partir del convenio que el Ayuntamiento tiene con la administración del Puerto, y en la medida en que este se convierta en el Near Shoring Hub de México, la derrama económica para los guaymenses hará dejar atrás aquellos tiempos de crisis en los que solo desayunaban, comían y cenaban camarones porque no había más en sus mesas.
(Malayón, dirían los sonorenses de la sierra y el desierto, mientras que en la capital se relamen los bigotes pensando en posibles trueques de esos crustáceos por su cotidiana dieta de cabeza, chicharrón y barbacoa en tortillas de harina).
Otra que no cabía de gusto es la secretaria de Economía, Margarita Vélez de la Rocha, porque este es uno de los más grandes proyectos para escalar las actividades económicas del estado. También se vio muy feliz al jefe de la Oficina del Ejecutivo, Francisco Acuña Méndez, sin duda el principal cabildero después del gobernador, claro, de todo lo que está ocurriendo en Guaymas y sus alrededores. Es más, a Francisco se le vio bastante relajado, como si no supiera que por ahí anda merodeando un Caín blandiendo una quijada de burro, pero esa es otra bíblica historia.
En el recuento, buena la jornada de ayer, bien por Guaymas y por Sonora y felicidades a los y/o las chilenas que se van a dar la gozadera manejando las ‘Bronco’ y ‘Maverick’ ensambladas en Hermosillo, la multipremiada planta de la Ford que año con año demuestra la calidad del recurso humano que está en las líneas de producción, en los cargos medios y en los puestos directivos.
Colofón
Ya llegará el día en que los mexicanos que visitamos (alguna vez) Europa nos sorprendamos con un balero, una polka o un mariachi o Hugo Sánchez diciendo que son de México, y los europeos nos digan que no, que son un producto del sincretismo cultural pero creado allá, como el ojo azul o verde tan cotizado en esta parte del continente, pero tan devaluado en aquellas tierras donde los prietitos seguimos teniendo cierto encanto y si no lo creen, volteen a Guaymas, que después de tres presidentes nativos del puerto, tienen a los Cuates Urraca y al Otto Claussen que son el mejor ejemplo del sincretismo cultural que encuentro en estos momentos.
Despojémonos pues, de atavismos culturales y celebremos que Guaymas va, eso creo y deseo, por la senda del progreso. Ya si se pone muy crítico el asunto y no tienen nada para comer sino camarones, me hablan y acá les sacamos los frijolitos, modestamente, en tortillas de harina.
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