La semana pasada se manejó con insistencia en algunos medios de comunicación la posibilidad de que, a partir de una serie de hechos violentos en la capital de Sonora, el gobierno del estado optaría por instalar el mando único, tal y como lo hizo dos semanas atrás en San Luis Río Colorado.
Estas versiones sin embargo, parecen obedecer más a criterios de tipo político-electoral que los relacionados propiamente con la política de seguridad pública.
Me explico: En el decreto del gobernador que fundamenta la instalación del mando único policial en SLRC se establece claramente que en aquel municipio “se ha registrado un notable incremento en el índice delictivo en delitos como homicidio, privación ilegal de la libertad, lesiones provocadas por arma de fuego y múltiples y sistemáticas agresiones directas contra elementos de seguridad pública municipal, las cuales no han cesado, sino que por el contrario, se han incrementado y que este contexto de violencia mantiene en un estado de zozobra generalizado a la ciudadanía, generando por tanto una causa de fuerza mayor y alteración grave del orden público”.
Establece también que en aquella región fronteriza caracterizada históricamente por el accionar de grupos criminales dedicados al tráfico de drogas, personas y armas, entre otras actividades ilícitas “el municipio es incapaz de atender los fenómenos delictivos y de inhibir los ataques a sus elementos, los cuales son de naturaleza violenta, con arma de fuego, poniendo en grave riesgo a la ciudadanía (…) se puede concluir que los grupos delictivos han rebasado a las instituciones en ese municipio, saliendo del rango de control de los elementos de seguridad pública…”.
Ese no es el caso de Hermosillo, donde ciertamente se registró un incremento en hechos delictivos, señaladamente homicidios y agresiones con armas de fuego, esta escalada coincidió ‘casualmente’ con el desenlace del proceso electoral en el que resultó derrotada la candidata de Morena a la alcaldía, María Dolores del Río que antes de asumir la candidatura se desempeñaba como secretaria de Seguridad en el estado.
De ninguna manera podría endosársele a ella el origen de esta escalada violenta, pero en las corporaciones estatales y en la municipal corren versiones de que algunos mandos medios ‘abrieron la puerta’ para que un grupo delictivo con influencia en la región del desierto y aliados con otros grupos que operan en el sur del estado llegaran a la capital para disputar la plaza al grupo que la controla.
Esto lo publico porque no es un ‘secreto de Estado’ ni mucho menos. De hecho, hay hasta una cuenta en Twitter que documenta puntualmente cada una de las ejecuciones en Hermosillo, con nombres, apellidos y alias, y los mensajes que ese grupo autodenominado “Matasalas” deja en cada una de sus acciones violentas.
Acciones que por cierto, no están dirigidas a la ciudadanía, sino que aparecen como tiros de precisión contra presuntos ‘tiradores’ de droga. Esto hay que puntualizarlo porque vistas así las cosas, estos hechos no actualizan las causales que justificaron la instalación del mando único en San Luis Río Colorado. Pese a que desde los primeros días de junio en Hermosillo se llegó a contabilizar un homicidio diario, la vida cotidiana de los hermosillenses no se ha visto alterada de manera significativa, lo cual no significa que eso no suceda si no se toman cartas en el asunto.
Esta premisa fue la que motivó la reciente inclusión del alcalde Antonio Astiazarán en la Mesa de Seguridad que encabeza el gobernador Alfonso Durazo y en la que participan los titulares de las corporaciones estatales y federales como la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina y de la que derivó la instalación del Grupo Operativo Coordinado en el que participan todas esas fuerzas.
Una buena iniciativa del gobernador y el alcalde, los más interesados en que en la capital del estado no se descomponga ese ambiente que en los últimos años posicionó a Hermosillo como una de las ciudades con menor percepción de inseguridad en el país.
Con esta coordinación, además, se diluyen eventuales intenciones de responsabilizar solo al municipio en la contención de hechos delictivos ya que en ese Grupo Operativo participa también el estado y la federación.
II
Lo cierto es que el tema de la seguridad pública en todo el país, y Sonora no es la excepción, es un asunto delicado en el que se mezclan intereses de todo tipo y en el que operan desde las sombras personajes que se juegan en la cancha mediática sus muy particulares negocios.
Es impresionante ver cómo en las redes sociales se le da vuelo a versiones de oídas, rumores y a veces descaradas mentiras. Las famosas ‘fake news’, pues, que siempre tienen una intencionalidad política. Es humanamente imposible cerrar los ojos y asumir que en el territorio nacional no pasa nada cuando diariamente nos enteramos del inmenso poder del crimen organizado.
Pero de eso a generar zozobra a partir de hechos no confirmados hay un buen trecho.
Hace un par de días se difundió una versión de que habitantes del Ejido La Nariz, municipio de Sonoyta estaban siendo desplazados de esa comunidad por las acciones de grupos criminales.
Conozco ese sitio en la frontera con Estados Unidos y desde siempre ha sido lugar de resguardo de indocumentados, drogas y armas que van y vienen por esos agrestes parajes. La versión del éxodo movilizó a las corporaciones policiacas que llegaron al lugar para corroborar que no había tal cosa.
Pero bueno, quizás hay gente interesada en provocar la movilización policiaca hacia un lugar para dejar a descubierto otros. Esa es una táctica muy recurrida por los grupos criminales y de pronto los comunicadores podemos caer en la tentación de la primicia, sin tener plena conciencia de lo que otros están planeando.
Al tiro con las fake news, pues.
III
Y en el tema de las buenas noticias y no ‘fakes’, hay que hacer memoria para recordar que hace algunos años estaba en la discusión pública la venta del Hospital General del Estado, de privilegiada ubicación a un costado de la Universidad de Sonora. La idea era construir allí un centro comercial, un ‘mall’ que redundaría en pingues ganancias para eventuales inversores.
Pues no. El gobierno del estado le aplicó 600 millones de pesos para convertirlo en un hospital escuela en el que se especializarán los y las estudiantes de medicina, siendo el primero en su tipo en todo el país.
Estas nuevas instalaciones contarán con un Centro de Simulación para la Excelencia Clínica y Quirúrgica y áreas para el desarrollo de habilidades y destrezas de los futuros médicos y médicas que atenderán las demandas de los sonorenses. Bien ahí.
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