Mi gusto es…(O la otra mirada)
La gente cambia tanto que uno ya duda si alguna vez fueron lo que uno pensaba que eran.
Cito una frase que me encontré por ahí pero que refleja, atinadamente, el tema de esta columna, que fue motivado por un caso más de los que ayer eran unos prohombres o pro mujeres dispuestos a señalar con furia una arbitrariedad, un abuso de poder, una metida de dedos en la boca, y ahora ni sombra son.
La gente
Cambia
Tanto
Tanto
Tanto.
Que uno ya no sabe si está platicando con la misma persona, el mismo amigo, el camarada de tantas ilusiones conjuntas, el utópico que una vez marchó contigo para repudiar un acto de autoridad o a éste ya lo suplantó un esquirol, un olvidadizo de principios que ahora es capaz de aplaudir todo lo que una madrugada en una guardia de una huelga universitaria juraba que combatiría por los siglos de los siglos.
Amen
o
Amarx
Pero así era, Miguel.
Todo esto que acaban de leer, me lo dice un amigo en una carta.
Un amigo cuyo nombre omitiré porque así me lo pidió y me aclara que lo dicho en este envío epistolar, es una paráfrasis que él hace de otra misiva que se encontró entre su archivo muy bien resguardado y que pudo corresponder a uno de sus roomies que tuvo años antes en una casa de estudiantes, pero que nada tiene que ver con mi país.
No tienen idea como me tranquilizó esto último.
Porque, al leer lo que me decía, me estaba mal viajando y entonces sí, no respondo chipote con sangre, sea chico o sea grande, de tal suerte que, sin medir palabras, colérico, lleno de ira, y sin pensarlo mucho, voy tras él, lo acuso de todo, lo descalificó, y sin poder responder, con argumentos sólidos, lo que me haya dicho, término con la amistad de años y dejó que se vaya con su conservadurismo a otra parte.
Faltaba más.
Es que no se vale.
No.
Porque fueron años de lucha, de dar el todo por el todo, de recibir la represión en serio, de saber de desaparecidos, asesinados, perseguidos, encarcelados, incomunicados, en los años setenta y ochenta sobre todo, para que después de triunfar, eufóricos, con la mano izquierda en alto, venga un tipejo de la nada, y sumándose a los conservadores de antaño, continúe con sus críticas absurdas, enfermizas, dispuestas a tratar de boicotear el cambio que el pueblo bueno y sabio, clamaba desde hace décadas y por fin se le hizo realidad.
En ellos pensaba cuando leía esta basura de carta escrita por alguien que no merece ni recordar su nombre pues de seguro echo sus ideales y principios al inodoro, tiró de la palanca y se cruzó de brazos para nunca más sumarse a un movimiento sino por el contrario, optó por reclinarse en la comodidad de sus reproches y desde ahí arenga su diminuto golpe de estado blando.
Lo que no sabe es que esta expresión social no claudicará en ningún momento y formará una barricada de voces para impedir que los afectados por esta gran causa sigan con su propósito de volver a las mismas prácticas de antes, caracterizadas por la hegemonía de un solo partido, la demagogia, el culto a la personalidad, las votaciones aplastantes, la censura, la opacidad en la rendición de cuentas, el populismo, las dádivas y una muchedumbre y una militancia crédula de todo, incapaz de alzarle la voz al guía que los habría de llevar al primer mundo.
Afortunadamente es un grupo reducido y moralmente derrotado, incapaz de sobrevivir por sus propios medios, al grado tal que es financiado por arcas de origen desconocido aunque pudiera apuntar al crimen organizado o a esas mafias de poder que tanto daño le hicieron a México.
Para desgracia de mi amigo que tanto ha cambiado, esos farsantes con los que indudablemente simpatiza, esos hipócritas, gacetilleros vendidos, hampones, huachicoleros, ingratos, intolerantes, ladrones, lambiscones, machuchones, mafiosillos, maiceados, vividores, majaderas, malandrines, sucios, corruptos, maleante, forajidos, mañoso, rapaces, mentirosillos, minoría rapaz, oportunista, paleros, banda de rufianes, peleles, pequeño faraón acomplejado, perversos, rateros, reaccionarios, pillos, inmoral, tarde que temprano serán procesados y le devolverán a la nación todo lo robado.
Aun así, este cambio será criticado por un conservadurismo arraigado y por un neoliberalismo que tanto daño le hizo al desarrollo mexicanos, por más que algunos Investigadores del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y miembros del Sistema Nacional de Investigadores destaquen algunos de sus logros.
Ni hablar, así es la derecha y, de seguro, esos que pretender derrocar a esta extensión de la reforma, la independencia y la revolución, son críticos de derecha, interesados en defender el ejercicio de la crítica y la libre expresión como desde añales, incluso mucho antes de este insuperable y democrático nuevo régimen, comenzara a tomar forma y consiguiera ser lo que ahora es.
Esto que acaban de leer, también me lo dice ese amigo en su carta.
De plano, yo no sé qué lo hizo cambiar tanto.
Cuantos años sumando con su creencia a la anhelada revolución, para que ahora que ganaron sus correligionarios, acabe, gracias a sus críticas y señalamientos de abusos de poder, como un nefasto conservador.