Tom Cruise se lanzó el domingo desde lo alto del Stade de France en lo que fue un primer intento por demostrar que Hollywood y la meca de los sueños estarán a la altura, después que la capital francesa estableció un nuevo parámetro bajo el cual se medirán todos los grandes eventos deportivos.
En motocicleta por las calles de París hasta las colinas del sur de California, y frente a un letrero de Hollywood adaptado con los aros olímpicos Tom Cruise le pasó la estafeta a Los Ángeles, que en 2028 albergará los Juegos Olímpicos por tercera ocasión.
La bandera olímpica fue entregada a Karen Bass. Alcaldesa de Los Ángeles, la ciudad que en 2028 acogerá los próximos Juegos.
Como primer acto de su ciclo olímpico: Red Hot Chili Peppers, Billie Eilish y el ganador no oficial de la justa veraniega, Snoop Dogg.
La capital francesa, una ciudad cargada de historia, belleza y simbolismo —como quedó de manifiesto en su ceremonia de clausura— le entregó la estafeta a Los Ángeles, un lugar lleno de magia donde los sueños se vuelven realidad.
Ganan todos
En un mundo deportivo donde el triunfo de unos significa, irremediablemente, el desconsuelo del resto, el domingo ganaron todos. Una clausura digna de unos Juegos Olímpicos que tiraron por la borda el estereotipo de Francia como un país frío e indiferente y enviaron al mundo una imagen de fiesta, de unidad.
La pista del Stade de France, morada originalmente, se convirtió en un mosaico de color y cultura. De danza y sonrisas. Los papeles se invirtieron. Los deportistas fueron, por una vez, quienes veían con asombro el escenario, al público que maravillaron con sus hazañas. Los 71 mil 500 espectadores, testigos de más de 9 mil células que formaban un organismo multicolor de excelencia deportiva.
Desde el origen de los Juegos con el oráculo de Delfos a un mundo postapocalíptico en donde el renacer de la humanidad va de la mano del resurgimiento de la justa, el responsable artístico de la inauguración Thomas Jolly despidió los Juegos con una inmensa carga simbólica sobre la importancia de los Juegos Olímpicos y su significado de unión y hermandad.
“A pesar de las tensiones en todo el mundo, vinieron para hacer que la ‘Ciudad Luz’ brillara como nunca antes”, declaró el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach. “Sus actuaciones fueron increíbles, compitieron ferozmente entre sí. Cada actuación al borde de la perfección. Nos enseñaron la grandeza que el ser humano es capaz de alcanzar. “Crearon una cultura de paz”, añadió.
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