Dos días después de culminar los Juegos Olímpicos de París, el público francés otorgó de forma unánime una medalla de oro más a la actuación de una mítica locomotora sónica que desde que se plantó en el escenario se dispuso a ganar su podio dorado con un rock portentoso y electrizante: AC/DC.
Una fiel legión de alrededor de 80 mil almas enardecidas y un calor incesante de más de 35 grados centígrados (propios del verano parisino) fueron los ingredientes perfectos para crear un auténtico infierno en el que esta banda australiana desplegó sus diabluras para calcinar los ánimos de los presentes en el Hipódromo de París Longechamp.
Como parte de su gira mundial Power Up, AC/DC saltó al escenario con Matt Laug y Chris Chaney como potente base rítmica y Stevie Young como segunda guitarra (sobrino de Angus y del añorado Malcolm), respaldando con solvencia la ya recuperada voz de Brian Johnson (76 años) y a ese diablo con guitarra en mano, Angus Young (69).
El infierno inició con temas electrizantes, entre ellos If You Want Blood (You’ve Got It), para luego pasar a una escena dantesca: Back In Black, que descendió como meteorito en llamas sobre este venue parisino.
Brian Jhonson embistió a todos con su estridencia y agudeza vocal, y Angus, como siempre, se regodeó como demonio de tasmania con su clásico Duck Walk y exprimiendo su guitarra en la oscuridad de la noche, donde miles de cuernos rojos y luminosos destellaron a su máximo esplendor entre el público.
UNA BANDA CON UN GRAN LEGADO
Luego de tocar algo de su último trabajo de estudio, Power Up, la banda nuevamente subió sus revoluciones con un póker ganador que elevó al cielo y sumergió en el infierno al mismo tiempo a los fanáticos: Shot Down In Flames, Thunderstruck, Have a Drink on Me, y la llamada a la misa de azufre con la gran campana, Hells Bells.
Lava volcánica apareció después con Rock ‘n’ Roll Train y You Shook Me All Night Long, coreada por un público enardecido que luego explotó en júbilo con la llegada de Highway to Hell.
Después de un merecido respiro, la banda regresó al escenario con Angus desarrollando un prolongado y virtuoso solo de guitarra arriba de una larga pasarela para regalar riffs que jamás dejarán de resonar en esta “Ciudad de la Luz”.
Dos bombas anunciaron la despedida: T.N.T. y For Those About to Rock (We Salute You), las cuales sellaron la contienda para que el público colgara la presea dorada a una banda que, sin duda, encenderá con su legado la llama eterna en el pebetero de la historia del rock.
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