Mi gusto es…(O la otra mirada)
“Nuestra mayor debilidad radica en renunciar. La forma más segura de tener éxito es siempre intentarlo una vez más”. – Thomas Alva Edison
Según los expertos la electricidad es una de las principales formas de energía usadas en el mundo actual.
Sin ella no tendríamos la iluminación conveniente, ni comunicaciones de radio y televisión, ni servicios telefónicos, y las personas tendrían que prescindir de aparatos eléctricos que ya llegaron a constituir parte integral de nuestras casas.
Ya me asustaron los expertos.
Pero tienen razón.
Nomás imagínese que de pronto, en pleno agosto en una capital del noroeste donde el calor es deporte extremo imposible de evadir, una tarde se va la luz porque, debido a una repentina amenaza de lluvia, esta trajo consigo unos ligeros vientos que a la postre hacen que un viejo árbol se caiga y este se recueste sobre unos cables que se tensaban sobre los postes de la CFE.
Hasta aquí las noticias porque la empresa “de clase mundial”, ya que habría de brindar un servicio de calidad y eficiente, pero la realidad es que con perseverancia los usuarios de la única surtidora de energía eléctrica de este México lindo y querido sufren un servicio deficiente.
Claro, debo argüir en su defensa que, en esta ocasión no fue un apagón a secas, de los que han venido sucediendo a lo largo de la República Méxicana – y en el mundo entero- sino que fue a consecuencia del ramalazo que le cayó por la frondosidad de este árbol y el árbol tampoco tendría la culpa ya que fue derribado un tanto por su vejez, otro tanto por el viento y la lluvia y si estos últimos no son responsables, entonces tendríamos que culpar a diosito y eso sí que no lo haré.
Sea como sea, no valoramos la importancia de la luz en la vida diaria, misma que, según los conocedores, “favorece el buen estado de ánimo de las personas y regula el sueño”. Ayuda en el ciclo del agua, permitiendo que la encontremos en diferentes estados (líquido, vapor, entre otros). Permite a los animales obtener los nutrientes necesarios para sobrevivir. Contribuye al proceso de fotosíntesis de las plantas”.
No, no la valoramos…
Hasta que llega el apagón y como diría la gran filosofa griega, en esa interpretación que habla, por cierto, de un incesto o de un posible abuso sexual, con el apagón…que cosas suceden, que cosas suceden…. con el apagón… con el apagón….que cosas suceden…Que cosas suceden….. con el apagón.
Suceden muchas: como esa que narra la composición.
Pero, a propósito de abusos, también sucede que la calidad del servicio no está en concordancia con el servicio. Y a la hora de pagarlo, esté o no subsidiado, (casi) todos y todas, tragamos gordo.
Según leo, “fue en el último cuarto del siglo XIX, cuando se realizó en la Ciudad de México el primer ensayo con energía eléctrica, un 16 de septiembre de 1881. Ese día, “doce robustas y elevadas columnas de madera”, con focos eléctricos, iluminaron lo que hoy sería Avenida Juárez, desde su arranque en Reforma y hasta Madero. Dos años después, en 1883, se construyó una nueva “torre de hierro” que se colocó cerca de la estatua de Colón y que alumbraba el Paseo de la Reforma.
La generación de energía eléctrica inició en México a finales del siglo XIX. La primera planta generadora que se instaló en el país (1879) estuvo en León, Guanajuato, y era utilizada por la fábrica textil “La Americana”.
Desde esa fecha, pasando por aquel 1937, llegamos a diciembre de 2005 cuando a decir de los que lo dijeron, los resultados -transparentes, mensurables y comprobados- de la Comisión Federal de Electricidad satisfacen las normas internacionales en términos de productividad, eficiencia, tecnología y desarrollo laboral, y la colocan como una empresa de clase mundial, así como Apple Amazon, Alphabet, Berkshire y entre los logros más destacables se encuentra la ampliación de la cobertura de su servicio, principalmente en zonas marginadas, y el importante crecimiento de su capacidad de generación y transmisión en beneficio de los mexicanos y su desarrollo.
El famosísimo término “clase mundial” es empleado habitualmente para señalar la calidad de una empresa que utiliza todos los instrumentos modernos de administración, tecnología y procesos, es decir, que cumple adecuadamente los requisitos mundiales de calidad y especialización, aunque debe de precisarse que el término calidad de energía debe ser considerado por los tres principales sectores involucrados en un sistema eléctrico: el productor, el consumidor y el fabricante de equipos.
Paradójicamente y a fin de no tirarnos, confiadamente, en la hamaca, es muy pero muy importante el estudio de la calidad de energía, el cual se ha convertido en un factor indispensable para garantizar el buen funcionamiento de equipos y mantener una alta con-fiabilidad en los sistemas de potencia. A su vez ,las cargas no lineales, las conmutaciones, las maniobras de cambio de carga o las propias averías de los equipos pueden ocasionar una mala calidad en el sistema eléctrico. Esta deficiencia no sólo implica un alto costo en términos de energía malgastada y tiempos de inactividad innecesarios, sino que también es peligrosa y aumenta el riesgo de fallas.
A mí eso me hace sentirme orgulloso, aunque más orgullo sentiría si, como dicen algunos ilustrados, la elevada demanda de energía que condujo a la crisis se originó en las altas temperaturas que se experimentan en todo el país. Se registraron temperaturas altas, de 30 a más de 40 grados Celsius, en la mayoría de los estados y los apagones sucedieron porque la fuente proveedora no genera suficiente energía.
Ya ven: fue un mal servicio, ni fue el árbol, ni los cables viejos, ni el viento ni muchos menos la lluvia y ni por asomo dios. Fue y ha sido el calor y las altas temperaturas registradas en el país llegaron a tal punto que la Ciudad de México rompió un récord de calor al alcanzar los 33,4°C, según los datos del Servicio Meteorológico Nacional.
Es más: hasta en una ciudad del sureste que se le conoce como la ciudad luz, también se fue la luz.
No sé si fue porque se cayó un árbol sobre los cables o se debió al viento o a la lluvia, pero se fue.
Tampoco sé si sus habitantes duraron horas sin luz o si caminaban, rabiosos, afuera de sus casas o si se le echó a perder todo lo que había en su refrigerador o si tendieron un catre en el patio o se tuvieron que ir a un hotel o con los familiares más cercanos a pasar la noche.
Lo que sí sé ahora es que todo se debe al maldito calor. Todo. Ya decía yo: si contamos con una empresa de clase mundial y que además su dirección fue puesta en los recientes años, en las manos más limpias que las energías que el universo ocupa, no hay motivo para dudar sobre la calidad que brinda este servicio.
Por eso no entiendo cómo es que habiendo estas empresas como la nuestra, en otras partes del cosmos, tal como sucede en muchas ciudades de China, especialmente en algunas áreas metropolitanas o nuevas áreas urbanas, existen torres de energía, y los cables son invisibles ya que se basan en cables subterráneos para transmitir electricidad y miles de hogares pueden usar la electricidad normalmente.
En serio no entiendo.
Dicen que el cable subterráneo es una forma importante de transmitir electricidad, mediante el establecimiento de canales subterráneos y el tendido de cables para lograr un suministro continuo de electricidad.
Pobre gente: ya tendrán algún día una empresa de clase mundial.