Uno más de los ejercicios acostumbrados, las formas y los ritos vienen a ser los mismos, con la diferencia que ahora se ha convertido en un ceremonial nutrido por proclamas y promesas interminables. Un mensaje abundante en cifras, proyectos y condenas, tiempos traen tiempos, pero también extravíos.
Algunos temas de este testimonio en voz del mandatario sonorense son polémicos. En el campo de la Salud pareciera que todo está resuelto, las carencias son historia, las cifras y logros presumidos son titánicos, mueven a la perplejidad y contrastan con los relatos cotidianos, las quejas por el sistema de salud y particularmente en el Isssteson, son inquietantes.
Toda intención por mejorar siempre será recibida con beneplácito, sin embargo, a veces esto no se funde con la realidad, el antiguo Hospital General del Estado aún se encuentra en obra y falta tiempo para que se cumpla con lo prometido.
Advirtiendo que ese inmueble era patrimonio de los sonorenses y encierra una parte muy importante de la historia de Sonora junto al esfuerzo social y de muchas administraciones por conservarlo y mejorarlo.
El ideal eran dos hospitales, uno de primer nivel para consulta general y otro de especialidades, moderno y eficiente, esto ya no será, el actual Gobierno decidió entregarlo a la Federación a un proyecto al que le falta consistencia y rumbo, el IMSS-Bienestar.
Asegura que su destino será para entrenamiento universitario y se oferta como una innovación, cuando esta preparación es obligatoria desde hace décadas, el sistema de salud siempre ha recibido estudiantes como parte de su formación
En materia de agua la controversia es interminable, parece que en este proyecto antes de una obra o solución definitiva se busca levantar tolvaneras de polvo mediático, el río Sonora con escaso caudal tiene una infraestructura relevante, sobre este torrente se siguen acumulando proyectos, todo un caso de estudio.
Desaparecer la presa Abelardo L. Rodríguez más allá de argumentos técnicos, que son muy importantes, desertificaría más la ciudad y los beneficios para sus habitantes no están del todo justificados. Antes de que la presa existiera ese lugar era un punto de encuentro entre dos corrientes, no deja de ser importante para nuestra ciudad ese espacio.
Si lo que se pretende es favorecer el crecimiento urbano, Hermosillo dispone de lugares para desarrollarse, lo que no tiene es de una política de arborización y lugares donde se privilegien los ecosistemas naturales de la región.
El proyecto demanda una cantidad impresionante de recursos y obra material, tomando en cuenta el tiempo que le queda al sexenio, para una tarea de tal envergadura tres años son pocos.
Un tema que no tuvo ninguna relevancia en el informe es la política cultural, materia que debiera de ser central para la administración y actualmente se ha visto limitada a algunas actividades que ya existían y otras definitivamente abandonadas.
Basta revisar con cuidado la edición de libros en esta gestión, el ritmo de publicaciones es notoriamente inferior a los dos gobiernos anteriores, el arte y la cultura en un mandato es el legado más noble y trascendente que se puede heredar.
La seguridad en Sonora está en crisis, hay lugares de nuestro territorio que están tomados por el crimen y la diáspora de sonorenses aumenta, los pueblos abandonados son el testimonio más cruel que ejemplifica lo que desgraciadamente acontece, al igual que asesinatos despiadados que quedan impunes, el terror se convierte en una constante de nuestra existencia.
Urge que las autoridades nos devuelvan la paz en Sonora con acciones contundentes, ya no hay tiempo, se perdieron tres años por consentir la política no la realidad.