La Pequeña Dosis de Historia Por: Dr. Joaquín Robles Linares
Nada nos dice a los ciudadanos la muy citada percepción, un argumento que puede ser tan falso como evanescente, conjetura que intenta disociar la realidad utilizando la sensación, es como presumir un buen semblante a pesar de padecer una enfermedad terminal, la apariencia sustituyendo a la objetividad cuando no es grata.
Los políticos actuales se han extraviado en percepciones, tendencias, humores y más ficciones vendidas por profesionales de la confusión, como consecuencia de la falta de oficio intentan evadirse de las complejidades en la administración de una ciudad, Estado o país.
En el pasado no cabían estos instrumentos hoy servidos como evasiva, se ajustaban a la realidad así fuera en contra de sus aspiraciones, esto provenía de algo hoy escaso en la clase política, la preparación que converge en el insustituible sentido común.
En Hermosillo hemos tenido una administración con altibajos, se han realizado esfuerzos quedando pendientes temas centrales como la caótica y fatal vialidad; el agua y su carencia -hay colonias que pasan días sin servicio y lo único puntual es el cobro-; el lastimoso estado del asfalto en innumerables colonias y avenidas.
Algunos afirman que la autoridad municipal está cumpliendo, ya que obtuvo el triunfo en la reciente contienda logrando la reelección.
Sin embargo, hay que considerar ese resultado para hacer un balance ecuánime y apuntar que esto sucedió también por la mala selección de la candidata del oficialismo, algo que la ciudadanía reprobó, las luchas electorales se basan en realidades no en simulaciones. Era muy difícil darle el voto a quien en su oportunidad fracasó y que presentó un historial político errático y acomodaticio, la realidad cobró la factura pendiente.
Lo que viene para la continuidad en la administración municipal es complejo, al reelegirse no hay espacio para ensayos ni tampoco un momento benévolo para el principiante, el experimento tiene como objetivo el cumplimiento sin demora.
Uno de los problemas más apremiantes para la autoridad municipal es la seguridad y su cuerpo policiaco, ahí no caben los artificios informativos ni la apariencia, están en riesgo mucho más que las aspiraciones políticas de los interesados.
Los hechos delictivos no han dado tregua a la capital sonorense a pesar del insistente manejo de medios o el disimulo, sería sano reconocer que la Policía es un problema mayúsculo y su control está en duda, el problema no se resuelve promoviendo reuniones al vapor y mandando una imagen a medios con los funcionarios mostrando preocupación.
Las administraciones exitosas no distraen y no pierden el tiempo en ejercicios vanos, a Ernesto P. Uruchurtu, jefe del Departamento del Distrito Federal de 1952 a 1966, no lo confundía el humo mediático:
“Salvador Novo, asombrado por la incesante capacidad ejecutiva que desplegaba el regente, lo llamó en 1957 El Mago Uruchurtu. ¿Dónde radicaba su magia? Yo considero que estaba, por un lado, en su gran capacidad para ejercer un control directo de todos los procesos y darles coherencia a todas las políticas y acciones que se hacían desde el DDF. Supervisaba personalmente y en ocasiones de manera obsesiva hasta asuntos que pueden parecer nimios, pero que le permitían llevar el pulso real de la acción gubernamental. Tenía autoridad y no perdía el tiempo en discusiones. Ejecutaba”. (1)
Es indispensable no aspirar los vapores que emanan estos instrumentos comunicacionales, a menos que la autoridad prefiera subirse a un globo y observar desde las alturas las imágenes endulzadas de una ciudad que lo rebasa y que amenaza con volverse ingobernable.
1 Manuel Perló Cohen: Uruchurtu, El Regente de Hierro Tomo 2 Auge, caída y exilio. Pág. 33. UNAM.
*Ex presidente de la Sociedad Sonorense de Historia, colaborador en temas históricos, políticos y culturales distintos medios de comunicación. Ex funcionario cultural, actualmente dedicado a su práctica privada como odontólogo.