¿Qué tanto usas y ejercitas tu imaginación en tu vida diaria? Una de peores tonterías de quienes somos adultos es dejar de lado, mucho de lo que hacíamos de niños y lo principal es que dejamos de jugar con nuestra imaginación. Mucho se dice que todo lo que vemos a nuestro alrededor, en algún momento estuvo en la consciencia de alguien… Ese alguien imaginó eso que es parte de tu vida. Tu mismo alguna vez imaginaste… Creaste, algo.
Imaginar es crear, no importa que no traigas lo que imagines a la materia, porque en ti existe. Pero quiero ir más allá: La imaginación como herramienta de trabajo de la consciencia.
¿Cómo puedo usar la imaginación como herramienta de consciencia? Imaginando escenarios ficticios mientras vives situaciones de tu día a día.
Pongo como ejemplo algo que acabo de vivir y lo que imaginé en ese momento. Este sábado 23 de noviembre, nos reunimos algunos de los compañeros que estudiamos la preparatoria para festejar el 40 aniversario de habernos graduado. Se logró reunir a 84 miembros de la generación 1984 de aproximadamente doscientos que fuimos. Casi el 50%. Todo un logro del equipo de compañeras y compañeros que se dieron a la tarea de organizar el evento.
Entre otras actividades, honramos la memoria de quienes se despidieron de esta realidad y es aquí lo que quiero comentarles del ejercicio que hice y que obviamente, en el momento no hice participe a nadie de ello. Le quitaría la esencia. Pero a posteriori se puede platicar, quien guste hacerlo.
Empiezo mi ejercicio de imaginación: Es el año 2064, cuento con 98 años, vivo bien y con pocos achaques. Soy parte de un experimento en el que se explora viajar en el tiempo astralmente y tengo la oportunidad de viajar al 23 de noviembre de 2024 a las 3:11 pm para vivir de nueva cuenta el festejo del 40 aniversario de la generación 1984.
Llego a la reunión con mi amiga y compañera… La Mayto, ella desconoce que hago ese viaje astral y entro a mi yo de ese 2024. Para la ella de ese momento yo soy el de ese momento. Me dio tanto gusto ver a mi amiga y también, caminar juntos al local donde nos reuniríamos tantos amigos con los que seguíamos teniendo contacto y con aquellos que desde nuestra graduación no habíamos vuelto a tener contacto hasta ese momento. Bromeábamos mientras caminábamos y descendíamos por una larga escalera curva hacia la fiesta, que desde la escalera se veía completamente.
Ver de nuevo y tan bien a todos mis compañeros de generación… Fue un impacto emocional. Me detuve del pasamanos de la escalera… ¿Qué te pasa? -Me pregunta Mayto- Nada, me dio un calambre -Le pretexté- Ya solo verla a ella tan bien, me tenía que no cabía en mí de alegría. Verlos a todos me estaba ahogando, no sé como explicarlo. Empezamos a saludar a todos y a sorprendernos con aquellos que no habíamos vuelto a ver desde la graduación y cuya última imagen era esa juventud. Los veía ahora algunos bien para la edad y a otros más trabajados por la vida… Para mí, en ese momento era verlos como niños de nuevo. Yo iba llegando de 40 años en el futuro, muchos de ellos ya no están en aquella realidad y verlos de nuevo, poder abrazarles y escucharlos… Es indescriptible, simplemente, no se han inventado palabras que describan lo que estoy sintiendo con verlos de nuevo.
Me encantaría decirles que vengo del futuro para que me agarrarán a burla riéndose de lo loco que estoy o que les compartiese de lo que me fumé… Pero no puedo hacer nada que cambie lo que allí sucedió.
Me aparto un poco y los observo a cada uno… Ellas más maduras y guapísimas… Como siempre. Ellos, unos más sosegados, otros más desenvueltos. Pero todos volviendo un poco a ser como fuimos en esos años ochenta del siglo XX.
Los veía a todos y los saboreaba en su esencia, como se saborea ese buen vino que nunca volví a tener la oportunidad de saborear de nuevo, pero se quedó en mi alma, se tatuó en mí.
Platiqué con la mayor cantidad que pude y mientras me rememoraban algún recuerdo de la escuela o anécdota de sus vidas, yo, les observaba, me metía en sus ojos con los míos. Estaba dentro de esos videos que quedaron de recuerdo. No quería que ese tiempo pasase. Entendí que cuando viví por primera vez ese 40 aniversario, no lo viví en tanta consciencia del valor de tenerlos a todos ahí… Conmigo. Ahora que viajé desde el futuro, donde no los tengo o no puedo verlos, puedo valorarlos en toda su dimensión y donde lo que yo creía que eran sus defectos, en realidad, ya no lo son y no importan. No puedo más que agradecer haberlos tenido conmigo… Una vez más.
Este ejercicio de imaginación que les acabo de compartir, recomiendo que lo hagan con la familia también. Imaginen que viajan en el tiempo al pasado, viendo al presente como si fuese un pasado que se fue y ya no existe. Se van a dar un hermoso regalo, el regalo de la perspectiva y con ella… La consciencia. 1CP
NOTA: Favor de no quitar el 1CP al final de mi columna, es mi sello. Gracias.