Ciudad de México.- Gran parte del dinero obtenido por la eliminación de organismos independientes de supervisión y regulación en México se destinará al ejército para financiar un aumento salarial para los soldados, indicó el lunes la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum.
El anuncio de Sheinbaum es el más reciente en una serie de nuevas y poco comunes fuentes de financiamiento para pagar al cada vez más influyente ejército del país.
La semana pasada, el Congreso de México aprobó cobrar a cada pasajero de crucero una tarifa de inmigración de 42 dólares, y gran parte de ese dinero también será destinado a las fuerzas armadas.
Bajo el partido Morena de Sheinbaum, desde 2019 el ejército ha recibido poderes para construir y operar todo, desde ferrocarriles, aeropuertos y aerolíneas en México, y algunos de esos proyectos parecen estar perdiendo dinero.
Durante más de un siglo antes, las fuerzas armadas de México estuvieron muy limitadas en sus acciones, restringidas de tomar cualquier papel en la política y no tenían muchos intereses comerciales. Pero todo eso cambió bajo el gobierno del predecesor de Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, quien veía al ejército como un aliado leal e incuestionable y un resguardo para su legado político y de políticas.
López Obrador, mentor político de Sheinbaum, también hizo de las fuerzas armadas, y la Guardia Nacional de carácter cuasimilitar, las principales fuerzas de aplicación de la ley del país.
A finales de noviembre, el Senado de México votó para eliminar siete organismos reguladores y de supervisión independientes, una medida que los críticos advierten consolidará el poder del partido gobernante y evitará el escrutinio externo.
Sheinbaum lo llamó una medida de ahorro de dinero, argumentando que el gobierno puede manejar más eficientemente funciones como las solicitudes de libertad de información, la aplicación de la ley antimonopolio y la regulación del mercado energético.
Sin embargo, críticos e inversores extranjeros temen que esto pueda abrir la puerta al favoritismo y una falta de transparencia.
Y a principios de este mes, el Senado de México —controlado por el partido Morena de la presidenta— votó a favor de cobrar a los pasajeros de crucero 42 dólares por persona por las escalas en puertos, lo que provocó fuertes críticas de la industria turística.
Las cámaras empresariales mexicanas afirman que el cargo de inmigración —del cual los pasajeros de crucero solían estar exento— podría dañar la industria de cruceros del país, que genera 500 millones de dólares al año.
Dos tercios del dinero recaudado de los cargos a los cruceros irán al ejército mexicano, no para mejorar las instalaciones portuarias.
Además, muchos de los proyectos gestionados por el ejército parecen ser grandes perdedores de dinero, lo que puede ayudar a explicar la urgencia del gobierno de encontrar fondos adicionales para las fuerzas armadas.
Por ejemplo, uno de los proyectos favoritos de López Obrador —el “Tren Maya”, una línea turística que recorre en bucle la península de Yucatán— ha atraído sólo el 20% de la cantidad de pasajeros esperada cuando se propuso.
El Tren Maya inició su servicio el 16 de diciembre de 2023. Aunque no está completamente terminado —dos tramos relativamente poco utilizados están programados para entrar en servicio más adelante este mes— las partes más populares y transitadas de la línea ya están en servicio.
Hasta el 8 de diciembre, las autoridades anunciaron que la línea del tren había transportado un poco más de 600.000 pasajeros en sus primeras 51 semanas. Eso es apenas una quinta parte de los 3 millones de pasajeros que las autoridades habían afirmado que transportará por año.
El lunes, el gobierno anunció un “paquete turístico” en que otro proyecto gestionado por el ejército y que pierde dinero —la aerolínea estatal Mexicana— ofrecerá vuelos a estaciones a lo largo de la línea del Tren Maya.
El vuelo despegará, por supuesto, desde otro proyecto gestionado por el ejército, el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles de Ciudad de México, que apenas está empezando a equilibrar sus cuentas porque el gobierno obligó a los aviones de carga, y algunos vuelos de pasajeros, a utilizarlo.
El partido gobernante Morena de México ya está incurriendo en enormes déficits presupuestarios para financiar sus proyectos de construcción favoritos como ferrocarriles y refinerías de petróleo —algunos de los cuales están siendo construidos por el ejército. El gobierno está desesperado por encontrar nuevas fuentes de ingresos.
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