Mi gusto es… (O la otra mirada). Por: Miguel Ángel Avilés
No hace mucho tiempo, un taxista habría de platicarle a este columnista que él anduvo de sicario en Caborca, pero decidió retirarse de todo ese ambiente del narcotráfico porque ya no era negocio.
Creí que lo decía en tono irónico, pero al abundar más sobre su tesis, entendí que no podía estar hablando más en serio: “a muchos ya no nos conviene. Lo del tráfico, la venta y todo lo que deja lana ya pasó a segundo plano, ahorita de lo que se trata es matarse unos a otros, y pues no, mejor me vine…”
Era su percepción o su hipótesis a partir de lo que había visto y vivido, queriendo decir con ello que se estaba perdiendo el rumbo o el fin último del narcotráfico, privilegiándose ahora los enfrentamientos entre carteles o bandas, y la única consecuencia pues muertos y muertos en forma por demás violenta pudiéndose fumar literalmente la pipa de la paz, repartirse el pastel sin necesidad de tanta sangre y así todos contentos.
Me imaginé el panorama de una empresa y los conceptos de debe y haber. En él debe se incluyen los ingresos que recibe la empresa: en el tema que nos ocupa seria derechos de cobro de pisos, inversiones en lavado de dinero, pago por un cargamento entregado; y en el haber figuran los ingresos y pasivos que tiene que abonar la empresa: caso en el cual aquí serían las incautaciones, los detenidos, pero sobre todo los muertos. En enfrentamientos, ejecutados, levantados, desaparecidos, enterrados pero muertos al fin.
A esto agréguele que el oficio de matón se devaluó porque, a decir de él, ya hay muchos o cualquiera lo puede ser, por necesidad, por gusto, por fácil, por impune y porque no se requiere tener el alma de un sicariis, personaje de los mas violento de entre los judíos, pero no la pericia, ni la elegancia, ni la precisión quirúrgica ni el trabajo calificado que tenia el llamado hombre de la daga o la sica de antaño.
Yo nomas lo escuchaba y opté por no contradecirlo, una porque temí que le quedara todavía una aviadita de su recién abandonado oficio y, dos, porque en un descuido, este sociólogo del volante, le estaba dando al clavo con respecto a lo que actualmente pasa con fenómenos así o peor aún, con episodios históricos en el país en donde lo central en un momento se perdió, vinieron las luchas intestinas y pasando a segundo plano las causas y los fines que motivaron su tal o cual insurgencia fueron desplazadas por el afán de acabar con el adversario o la piedrita en el zapato que les impedía seguir con sus intenciones transformadoras o la mera y psicópata finalidad de darle cran al alacrán a ese que lideraba a ese otro cartel de la insurrección ya que los únicos que podían dirigir el rumbo de la república eran estos y no los otros.
Que tal que si el sicario en retiro que me llevaba a casa, se había dado a la tarea de echarle un ojo a la historia de México, analizó episodio por episodio de cada una de las cuatro significativas transformaciones en este país y se dio cuenta que lo que pasaba ahora, según los años más cruentos y dantescos de que se tenga memoria, era un remanso en comparación a lo que se vivió cuando los héroes controlaban las plazas e inicialaban al México de mis amores para volverlo independiente o acabar con dictaduras treintañeras.
De los logros o derechos conquistados que hasta la fecha seguimos gozando ni como renegar. Por lo contrario: sería una ingratitud colectiva no reconocer lo que hicieron tanto prócer y en este mismo rato me pongo de pie: Se los juro por la lista de Forbes y de los 46 millones de personas que en 2024 viven en situación de pobreza, de acuerdo a Coneval.
Lo que más bien desearía destacar es la cruenta, la sanguinolenta e encarnizada lucha de poder o exterminio que hemos vivido históricamente y que vuelve imposible el tener la voz completa para exigirle a las nuevas generaciones o a los actuales tiempos que no hagan de sus discrepancias o intereses encontrados una batalla campal en la que gana el que quede vivo.
Es decir, al igual que el estadista convertido en chofer de taxis, alguien tendría que decir: buscar un cambio social ya no es negocio. Las causas que originó la revuelta, han pasado a segundo plano y lo único que aquí me tiene es terminar con esos otros y si es violentamente y a traición pues mucho que mejor.
Si se dan cuenta, ya no estoy hablando del círculo aludido por mi chofer sino los grupos de poder, rivales políticos o miembros del liberalismo o conservadurismo, revolucionarios o mal gobierno predominantes en México durante los últimos tres siglos quienes a la hora de limar asperezas. No recurrieron precisamente a una sala de mediación o de arbitraje, sino que se dieron con todo y eso que no había armamento tan sofisticado como ahora y sin embargo en los campos de batalla quedaban más hombres en posición horizontal que vertical y no porque estuvieran acampando o durmiendo una siesta
No nos asombra si consideramos que las huellas más antiguas de violencia de que disponemos son las resultantes de la práctica del canibalismo y leyendo por ahí, sabemos que en osamentas humanas del Paleolítico se han observado vestigios de desarticulaciones, descarnaduras, fracturas y calcinaciones de cuerpo, si que fuera necesario que anduviera por ahí algún cártel mexicano de los que hoy prevalecen. También sabemos cómo la violencia pasa a formar parte de la vida cotidiana de los pobladores de la época prehispánica.
Los que jugaban pelota, por ejemplo, forman parte de un ritual sangriento, en el cual los ganadores eran sacrificados para los dioses (sí, de los ganadores), ya que decían que la sangre de los campeones deberían ser derramada como ofrenda a los dioses de esta forma los ganadores se les obsequiaba de premio la dicha de morir e ir a jugar para los dioses y los derrotados eran marginados por la sociedad. Para que me entiendan mejor, si trajimos esas pacifistas tradiciones a la actualidad, toda la alineación del América hubiera sido víctimas de ese sacrificio, en tanto que los del cruz azul, a lo mucho les dan una patada y los ponen en cualquier rincón.
Sumen a esto las prácticas de los conquistadores, aquéllas ligadas al castigo de los ajusticiados a lo largo de la colonia, y que fueron recibidas por los conquistados.
En cuestión de vocablos tampoco desentonamos: El vocablo náhuatl tzompantli comúnmente se traduce al castellano como “andamio de cráneos”, “altar de cráneos”, “hilera de cabezas” y “plataforma de calaveras”, a pesar de que, más que una traducción literal, es una transformación del término.
Saltándome algunos añitos, el 26 de junio de 1811,luego de ser considerados traidores de la patria son fusilados en la Ciudad de Chihuahua, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez y Manuel Santamaría. Nada de una pena alternativa como trabajos a la comunidad o cadena perpetua. No, al paredón y listo, que no quede huella, que no y que no, que no quede.
Pero quedaron ya que, al menos las cabezas de Miguel Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, son enviadas a Guanajuato y colgadas en la Alhóndiga de Granaditas en cada esquina y dentro de una jaula de hierro, donde permanecieron durante diez años y en esto nada tuvieron que ver los grupos actuales ni algún ancestro de Los Zetas o Los Chapitos o los de Jalisco Nueva Generación ni tampoco fue un invento o un montaje de Loret.
“La independencia ya no es negocio, solo se matan unos a otros” hubiera dicho mi terapeuta de cabecera, ex sicario y actualmente conductor de un viejo taxi
Dicen que el cadáver de Hidalgo fue colocado en un tablón y a un indio tarahumara se le dio la orden, en presencia del coronel Salcedo, para que con un machete le cortara la cabeza y el jefe español le entregó 25 pesos de plata por el trabajo. Dicen.
No conforme con ellos, posteriormente el cuerpo del cura de Dolores fue sacado del lugar de los hechos y lo colocaron recostadito en una silla para ser exhibido por varias horas en una plaza cercana ante el público como manera de escarmiento. Fue en Chihuahua en los ochocientos y tantos , no vayan a pensar que estoy hablando de algo ocurrido ayer en Culiacán o en Guerrero, nada de eso.
En el caso de la guerra de reforma, Will Fowler, profesor de la Universidad de Saint Andrews, Escocia, dice que esta q es un suceso que ha sido olvidado por la historiografía mexicana, a pesar de que fue un conflicto brutal que cobró la vida de aproximadamente 200 mil personas y se considera la guerra más cruenta después de la Independencia de México. Él dice, yo nomas lo refiero.
Abreviando las cosas, y en cuanto a la Revolución, tampoco fue diferente y la teoría del antes sicario y hoy émulo de checo Pérez se pone de manifiesto. No es muy preciso el dato histórico, pero se estima que entre 1.5 y 3.5 millones de personas perdieron la vida, ya sea por combates directos, hambrunas o represión gubernamental. O sea, por los tapones entre los bandos en conflictos, aniquilamientos o daños colaterales pero ese saldo más o menos hubo.
De sus personajes más visibles ni como desmentir la teoría del caborquense ya que una traición y una emboscada trajo la muerte de Emiliano Zapata “El Caudillo del Sur”. Fue el general Guajardo quien lo puso y el 10 de abril de 1919 fue asesinado en Chinameca y a su vez, el 2 de julio de 1920 el traidor Guajardo fue aprehendido y fusilado el 17 de julio de 1920.
No, la revolución ya no era negocio. Antes, don Francisco I. Madero y José María Pino Suárez habían sido asesinados en un tiroteo el 23 de febrero de 1913, cuando llegaban a la Penitenciaría de México. De igual manera Francisco Pancho Villa: Fue asesinado en 1923., Venustiano Carranza, fue asesinado en 1920 y Álvaro Obregón fue asesinado en 1928.
En cuanto a Don Belisario Domínguez una fúnebre leyenda asevera que el heroico senador chiapaneco murió a causa de la mutilación de su lengua después de que Victoriano Huerta ordenara su asesinato.
En la guerra cristera murieron más de 250.000 personas según documentaron historiadores entre ellos el nacido en el Rancho San Cayetano de los Landa, Municipio de Huejuquilla el Alto, Jalisco, México, Valentín Ávila Ramírez, mejor conocido como Valentín de la Sierra.
De ahí para el real, mejor ya ni le sigo porque, de plano, ya no es negocio y de paso me da vergüenza. Cuestión de recodar nomas el asesinato y la violencia en contra de activistas y defensores de los derechos humanos en México. Cuestión de evocar lo ocurrido con Luis Donaldo Colosio o Francisco Ruiz Massieu o accidentes aéreos o carreteros que, por lo menos, incitan al sospechosismo.
Vuela, vuela, palomita, párate en ese fortín y lee esto:
“Asesinato de candidatos en México: “En este país para hacer política tienes que adaptarte a la posibilidad de que te maten”
“Asesinato de candidatos en México: “En este país para hacer política tienes que adaptarte a la posibilidad de que te maten”
Así rezaba la cabeza en el BBC News en fecha reciente y no es para menos.
Parafraseando al multicitado chofer quien abandonó las filas del narcotráfico porque ya no era negocio, creo que la política si es acaso un negocio, este ya es de mucho riesgo. Desde el inicio del proceso electoral, el 7 de septiembre de 2023, más de 30 políticos fueron asesinados en distintos estados de la República Mexicana y a estas alturas la cifra ya fue superada. Entre 2015 y 2022 el número de homicidios relacionados con el crimen organizado creció de alrededor de 8,000 a unos 20,000, mientras que el número de homicidios no relacionados con el crimen organizado se ha mantenido relativamente estable, en alrededor de 10,000 a 12,500 por año.
Mi duda ahora es donde meto a unos y donde a otros.
Pero el rumbo ya se perdió y este México de mis amores, hasta lo que más dejaba, ya no es negocio.