La Pequeña Dosis de Historia. Por: Dr. Joaquín Robles Linares
En más de 200 años de trato hay antecedentes de acercamiento y distanciamiento, lo que hoy luce distinto en ese vínculo binacional son los gobiernos y personajes al mando a partir del 20 de enero, tanto en México como en Estados Unidos.
El actual régimen mexicano despliega una ideología que se nutre de distintas corrientes que dan una mezcla inestable, desde cardenistas trasnochados hasta melancólicos de la Unión Soviética, castristas militantes o bolivarianos delirantes, indigenistas de café junto a numerosos oportunistas, todos bajo la tutela del nacionalismo priista de mediados del siglo XX que ostenta su líder.
Esto puede derivar en absurdos como lo que hoy está sucediendo con el maíz, una alucinación que puede propiciar la desaparición en anaqueles o el aumento de precio de un básico, todo por una ideología llena de atavismos y actos de fe política, la realidad es más cruel que los lugares comunes expresados por políticos sin oficio.
Del lado norteamericano arriban los ajenos a la política profesional, personajes de una vena nativista que apuntan a la improvisación y a las declaraciones estruendosas. Las políticas públicas pasan a ser pasto de las redes sociales y desde esa trinchera mediática lanzan ocurrencias, amenazas, sentencias o acusaciones sin pruebas, lo importante es ser amenazante.
El próximo Presidente norteamericano está haciendo uso de su capital mediático; lo mismo habla del Canal de Panamá o de Groenlandia, de expulsar indiscriminadamente a aquellos que considera indeseables, así como de intervenir en otros países para frenar la producción de drogas. Las estridencias no son nuevas, aunque lo parezcan, lo que hace distinto el momento son los protagonistas de las dos administraciones.
De 1953 a 1957 el embajador norteamericano de línea dura ocupó la representación en México, Francis White (1892-1961) lo precedía la confianza de su Gobierno, así como la mano férrea de John Foster Dulles (1888-1959) secretario de Estado y actor principal de la Guerra Fría, quien veía en la expansión comunista una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos, el dominio geopolítico que dejó la Segunda Guerra Mundial se encontraba en disputa.
El presidente mexicano Adolfo Ruiz Cortines (1889-1973) había mantenido distancia del embajador, sin embargo, al transcurrir eventos que sacudieron a América Latina cambió de postura, el diplomático norteamericano y el mandatario mexicano estrecharon la relación.
Esta cooperación dio como resultado que un diplomático severo como White, condenara enérgicamente al interior de su administración la crueldad en contra de los trabajadores migrantes, así como los intentos del procurador norteamericano de endurecer las posturas enviando a la Guardia Nacional a detenerlos para frenar la inmigración ilegal que crecía vertiginosamente.
Estas posiciones fueron impugnadas por White, de quien se esperaba todo lo contrario, la muestra final que dejó este incidente arrojó que profesionales tanto de la diplomacia como de la política derivaron en soluciones y en la mejoría de la vecindad.
Hoy estamos en un momento crítico, el régimen mexicano se considera un aliado de Cuba y Venezuela, dos tiranías impresentables de la región, aunado a los improvisados que creen que lanzado consignas de tiempos universitarios o recurriendo al viejo y obsoleto nacionalismo vamos a enfrentar el desafío monumental que se nos presenta.
La propuesta más notable del Gobierno mexicano es un botón de auxilio, algo infantil para las dimensiones y explosividad de la ocasión, es grave para una nación la ausencia de profesionales de la política y las relaciones exteriores, las posiciones timoratas y patrioteras no caben en esta circunstancia.
Lo evidente es que no tienen idea ni estrategia para enfrentar lo que viene.