A pesar de la oportunidad que ofrece el nearshoring a México, los indicadores macroeconómicos -como el empleo formal, la evolución industria, menor actividad económica e inversión-, anticipan una economía estancada para los próximos 10 años, luego de que analistas encuestados por el Banco de México han señalado que el clima de negocios empeorará en los próximos seis meses y el 90% que la economía está peor que hace un año.
De hecho, esta percepción contribuye para que el pronóstico de crecimiento de la economía para 2025 se ubique 1.2% y el promedio anual de la mediana para los próximos 10 años se haya ajustado a la baja para ubicarse en 1.9%, anticipó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En su análisis semanal, sostiene que los niveles de incertidumbre en México tuvieron un importante repunte con el periodo electoral, su resultado y posteriormente con la sobrerrepresentación en el Congreso de la Unión y las decisiones en cuanto al sistema judicial; “esto se refleja en la evolución del índice de incertidumbre de la política económica para México que elabora el Banco de España”.
Agregó que, es muy probable, que los niveles elevados de incertidumbre se mantengan durante el presente año debido a la reducida posibilidad de que se instrumente alguna política que contribuya a hacerle frente a los factores de origen; “las autoridades no han dado señal de ello y no se perciben indicios que lo haga de manera contundente en el corto plazo”.
Y es que, los últimos resultados económicos que el INEGI dio a conocer según su calendario de publicación de 2024, si bien aún no reflejan el comportamiento de todo el año dado el rezago en su medición, “sí confirman su debilitamiento, de tal manera que el crecimiento de la economía en todo el año podría ubicarse muy cerca o incluso por debajo del nivel mínimo del rango previsto en el marco macroeconómico de los Criterios 2025 que se corrigió a la baja en un punto porcentual para quedar en 1.5 por ciento”.
Asimismo, dichas cifras muestran que en los primeros tres trimestres del año el PIB acumuló un crecimiento anual de 1.5%, avance que evidentemente es insuficiente para satisfacer las necesidades de los hogares.
Con base en el indicador global de la actividad económica (IGAE), se observa que en octubre la economía se contrajo 0.3% anual, lo que significó su primera caída desde febrero de 2021.
Aunque la estimación oportuna del IGAE considera un repunte anual de 1.0% en noviembre, el avance anual del periodo enero-noviembre sería de solo 1.3 por ciento.
El CEESP indicó que, desde 2015 el proceso de relocalización o nearshoring comenzó a tener fuerza ubicando a México en un momento y lugar privilegiados e incluso, conforme avanzó el tiempo, estimaciones de diversas agencias y especialistas señalaron que este fenómeno podría elevar el ritmo de crecimiento del PIB a futuro en unos dos o tres puntos porcentuales.
Sin embargo, “hasta el momento no se ven indicios del beneficio que este proceso representa para el país. El hecho de no contar con las condiciones necesarias para aprovechar plenamente esta oportunidad como un sólido estado de derecho, seguridad en la oferta de energía, infraestructura y logística adecuadas, regulación pro-inversión, certeza jurídica, estabilidad económica, fiscal y política, así como coordinación entre las empresas protagonistas potenciales, entre otras, simplemente ha propiciado que el proceso de relocalización sea mucho más cauteloso, afectando el comportamiento de la inversión”, dijo el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
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