De Primera Mano. Por: Francisco Javier Ruíz Quirrín
EL SEÑOR presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Rafael Acuña Griego, no quiere abordar públicamente el tema de la reforma judicial, esa misma que incluye la elección de jueces y magistrados a través del voto popular el próximo día 1 de junio.
A través de los años de ejercer la actividad reporteril, hemos aprendido que el silencio “también es noticia”. Cuando un servidor público prefiere callar, es que no desea tocar temas –digamos- sensibles, o decir algo que se salga de la línea institucional y disciplinaria ante los ojos del poder.
Pero no puede dejarse de lado, decisiones tales como la renuncia “en paquete” de cinco magistrados del Supremo Tribunal de Justicia, “por razones de jubilación, ya que todos ellos tienen 30 años o más dentro del Poder Judicial en Sonora”.
Y no solo eso. Las y los magistrados que se retiran de manera irrevocable –Guadalupe Von Ontiveros, Patricia Arvizu Rodríguez, Martín Abril Duarte, César Saúl García Acosta y Javier Enríquez Enríquez- han solicitado no ser considerados como aspirantes a repetir en sus cargos bajo la modalidad del voto.
No es ningún secreto destacar que el Supremo Tribunal de Justicia, históricamente, siempre ha sido controlado por el gobernador en turno y un veterano como Rafael Acuña Griego, entiende a la perfección el manejo de los intereses políticos al interior de uno de los tres poderes del Estado.
Quizá y por ello ha trascendido el pronto retiro del señor presidente Acuña Griego, cuando se sabe que desde palacio de gobierno enviaron como nuevo integrante de ese alto tribunal al exconsejero jurídico del Gobierno del Estado, Adriel Córdova Pimentel.
Y a pesar de que Acuña es una posición del gobernador Alfonso Durazo, es inevitable esperar el momento de decir “adiós”.
El silencio de Acuña y las reservas de los magistrados renunciantes, podrían también tener su origen en un desacuerdo con respecto a esta reforma judicial local. Nadie duda de la calidad profesional y moral de estos ilustres abogados y, con ese perfil, difícilmente se puede esperar una aprobación a una reforma que podría resultar más nociva que positiva.
Acuña no quiere hablar ante un medio de comunicación, porque su formación es similar al del abogado que no puede hacer revelaciones en la averiguación previa, integración de una carpeta o actuaciones dentro del juicio, “para no entorpecer las investigaciones.
APENAS hizo bien el secretario del Bienestar del Gobierno del Estado, Fernando Rojo de la Vega, al dar la cara públicamente y redactar su versión respecto a las revelaciones de Carlos Loret de Mola en “Latinus… Sobre todo porque la acusación es seria y más allá de eso, implicaba su posible renuncia ante el riesgo de una mancha en la trayectoria de un gobierno que, como el de Alfonso Durazo, ha ofrecido “No robar, No mentir y No traicionar al pueblo”, dictados esenciales de la “cuarta transformación”… Y todavía más… El reportaje incluyó al hijo del Gobernador y se hacía necesario hacer la pertinente precisión.