Mi gusto es…(O la otra mirada). Por: Miguel Ángel Avilés
Mi intención no es hacer apología de estos delitos, pero si dicha ciberdelincuencia no se renueva o cambia de estrategia, más temprano que tarde, pasarán a la historia como lo que un día fue, no como lo que, hasta este mes de enero de 2025, siguen siendo.
De estar nosotros como víctimas en peligro de extorsión, ellos, si no se ponen abusados, estarán muy pronto, en peligro de extinción.
Luego no digan que no se los advertí, pero si no le hacen caso a lo que alguna vez dijo mi tocayo Miguel de Unamuno, y que después se convirtió en una expresión casi popular, no habrá modo de ayudarlos para que sigan engañando gente.
Jura la infalible historia que hace cien años, tantito más, tantito menos, el escritor y filósofo español perteneciente a la llamada generación del 98 y autor, entre muchos libros de Niebla, Miguel de Unamuno acuñó la frase de que “el progreso consiste en renovarse”. Esa idea fue captada de volada por la sique colectiva y terminó en un refrán popular de amplia utilización como lo es “renovarse o morir”.
De la actividad que les hablo, es esa que nació durante el periodo neoliberal, cuando el pueblo bueno y sabio, no estaba tan consciente y avispado como está ahora y cualquiera podía engañarlo o tenerlo seducido sin chistar.
Digamos que es como el teletrabajo, esa modalidad laboral que se realiza fuera de las instalaciones de la empresa, utilizando tecnología para cumplir con las responsabilidades laborales. Hagan de cuenta pero de manera ilícita y con el propósito de fraudearte hasta donde puedan .
Para fortuna, todo cambió (menos mis espantosas orejas) y si este giro delincuencial sigue con el mismo libreto, empezará a toparse con pared y lo que algún día fue campo fértil para levantar un billete sin mucho esfuerzo a costillas de unos incautos ciudadanos neoliberales, ahora puede volverse algo así como una visita de unos testigos de jehová a un domicilio sin que nadie les abra, o que, dándose cuenta de su obvio propósito de engañar a un interlocutor, este les siga la cura por un rato y a los minutos se percate que el que pretendía engañar ,salió engañado y termine por ser el hazme reír en una reunión o en una plenaria de hampones o en un simposio de trabajadores del phishing.
Perdón por mi anglicismo, aunque esto sea más que la consecuencia de juntarme con un excelso maestro de inglés como mi querido amigo Alfredo pero con tal de que no pierdan el hilo de esta entrega y estén a la altura de mi profe y del mío, en lo bilingüe ,le diré que eso significa ,en resumen, suplantación de identidad.
Phishing es un término informático que distingue a un conjunto de técnicas que persiguen el engaño a una víctima ganándose su confianza haciéndose pasar por una persona, empresa o servicio de confianza (suplantación de identidad de tercero de confianza), para manipularla y hacer que realice acciones que no debería realizar (por ejemplo, revelar información confidencial o hacer click en un enlace).
Esto no es ni mío, ni de mi dear friend, ni de ninguna togada acusada de saberle a eso de tomar como propio lo ajeno ; es lo primero que encontré en Google, así que continuemos y volvamos al tema de Unamuno y la sugerencia de renovarse o morir.
Hablo en serio. Conste.
Y es que si bien, las estadísticas me desmienten, jurando que estos delitos están a la alza, mi teoría, gracias a que este país es habitado por ciudadanos con un IQ muy por encima de la media, es que ya no es como antes y, con sus respectivas excepciones, no cualquiera cae.
Están los que roban identidad en redes sociales y los que se hacen de nuestro número telefónico celular o convencional y, conseguido lo anterior, empieza su luchita.
Aquí está su primer error.
Entiendo que están desesperados por levantar un billete, pero, caramba, deberían de maliciarla tantito y no ser tan obvios de primas a primeras, sobre todo, si ya para entonces, la víctima se ha dado cuenta que su identidad ya le pertenece a otro, ese que está controlando aparatos en una carraca de algún cereso o de no sé qué otra parte del inframundo y que no será fácil que se haga de mulas, Pedro.
En ese tono, cosa igual sucede con las llamadas telefónicas ,esa que de pronto suena y alguien, inmediatamente después de que uno dice “¿buenoooo?” tiran el speech que tienen preparados, por igual, para todos, creyendo que los estados unidos mexicanos y sobre todo sus habitantes, están como hace poquito menos de cuarenta años donde cualquier lidercillo nos engañaba, cosa que jamás ocurre ahora en donde, hasta el más fanatizado por el extinto PRI, el que construía pichoneras casas de Infonavit y en donde había una pestilente corrupción, en la actualidad, se sorprendería al ver que hasta el águila que, papeándose entre eructo y eructo, a la serpiente, aún sonríe y espera lo demás.
No, señores delincuentes, entiendan que la revolución de las conciencias llegó para quedarse y si ustedes continúan con el mismo guión , vayan consiguiéndose la sección de los económicos de su periódico favorito porque tendrán que cambiar de labor.
En el caso del robo de identidad, insisto, deben de entender que:
a)El afectado ya hizo público el robo b) no es el único al que le ha pasado eso c) los contactos de este son multifacéticos y hay de dulce de chile y de manteca d) con unos pudo haber platicado tres minutos antes del robo o tiene . mínimo, cinco o seis años sin saber de él o ella e) con unos se lleva como hermanos y con otros no se dirige la palabra desde hace mucho f) con algunos tiene la suficiente confianza para solicitar un préstamo, pero leve y con otros sería incapaz de hacerlo, por más necesitado que esté.
Pese a esa variedad de supuestos, el gandul, a lo mejor por ser inexperto o todavía un pasante en tales fechorías o por ser muy avorazado no improvisa unas palabras de rompehielo – “¿Cómo te ha ido?”, “¿pa cuando se corona el Cruz Azul, por fin? “¿ya estás yendo al gym?” tantas cosas. Pero no, luego luego lanzan el tarrayazo, con el pretexto de que tuvo un desperfecto su aplicación, que se le ponchó el carro, que coppel está a punto embargarlo y que necesita, con urgencia, equis cantidad.
Aquí es donde dan otro mal paso: sin saber que el suplantado puede estar en la lista de Forbes o solo gana el salario mínimo o si el destinatario de su tentativa de fraude es solvente o está a punto de ser acusado de empobrecimiento bien explicable, solicitan un monto como si fuera para pagarle al próximo rival del Canelo y es ahí donde hasta el más ingenuo prende sus focos de alerta y termina por darse cuenta que del otro lado de la línea un bribón lo quiere atracar.
Tienen que dar una vuelta de tuerca y modernizarse en el verbeo o el choro mareador que aventaran cuando vayan al wasap del usurpado y se pongan a cazar posibles víctimas. Dialoguen un rato, recurran a generalidades, stalkeen previamente a uno y a otro para que conozcan lo mínimo siquiera de uno y de otro, para que no resulten sospechosos y ya al ratito, según como vean de doblegada a la presa, entonces sí, peguen el coscorrón económico y quizás de esa forma consigan su objetivo.
Lo mismo tienen que hacer cuando llaman diciendo que están en el otro laredo y que acaban de ser detenidos por la migra o se encuentran secuestrados o a punto de ser llevado frente al pelotón de fusilamiento. Al menos chequen en el faceboock si tiene fotos recientes con su familia, si están completos, si tienen un tío favorito, si realmente lo quieren en su casa o le harían un favor si no lo regresan.
Ya basta de dramatizar las voces o ponerse a gritar como locos o a pedir auxilio como si los estuvieran golpeando porque muchos han resultado muy malos actores , tanto que la barra de novelas de televisa ya los anda buscando y con eso ya no pegan mucho el chicle.
Tampoco funciona tanto ya, lo “soy tu tío” o “habló yo” o “pásame a tu mamá” porque además de que esto último es groseramente alburero, no se les olvide que, en esta República, todo cambió y en donde antes solo se podía hablar de la familia nuclear (papá, mamá e hijo/s), en la actualidad contamos con otros tipos de familia según leo: las familias biparentales sin hijos, familias biparentales con hijos, familias homoparentales, familias reconstituidas, familias monoparentales, familias de acogida, familias adoptivas y familias extensas y hasta la familia Burrón.
Es decir, ustedes están grite y grite, como si fuera el hijo varón de doña fulana y resulta que la señora ni hijos tuvo o solo tuvo a puras mujeres.
Están amenazando a una señora con arrancarle las tripas al marido y sucede que la amenazada hace treinta años que se divorció.
Así por el estilo.
Es sugerencia nada más, pues quiero pensar que antes de incursionar en estas actividades, reciben, aunque sea un curso intensivo de capacitación y te dan un padrón con datos generales o señas particulares de esos que pretendes bajarle unos centavos. De no ser así, corren el riesgo de que me llamen, a mi por ejemplo o le marque a una tal Anita La huerfanita, diciéndonos que requieren el domicilio de papá o mamá para llevarles una paquetería y resulta que, como lo acaba de hacer un tipo esta semana conmigo, los autores de mis días, ya partieron con el creador hace algunos llorosos ayeres e ignoro la dirección o la ubicación en tiempo real del cielo para dársela.
¡Qué chasco! Parecieran reglas básicas o de párvulo o el ABC de cualquier estafador o extorsionador que debería de saber o llevar a cabo, pero no y por tanto, contrario a la numeraria que existe en ciberespacio, este trabajito ya no será negocio ni podrá ser considerado algún día como patrimonio cultural intangible de la nación y esto sería una gran pérdida que extrañaríamos.
Conste: soldado advertido, no muere en guerra. No quiero llegar a viejo y estar frente a mi nieto y nieta contándole lo bonito que eran esos días cuando un vividor se robaba las identidades de los de mi generación o te llamaba por teléfono y te llevaba al baile con el poco dinero que tenías.
Hasta que, por su propia culpa, les llegó el final.