Las Bolas Ríspidas. Por: David Parra
Los efectos de la reforma a la ley del ISSSTE de 2007 que cimbrara a los trabajadores de la educación, sobre todo por la creación de un sistema alternativo de pensiones y mejoras del sistema de salud que resultaron para la generalidad en algo muy diferente a las bondades consignadas en esa ley, así como la lesiva reforma laboral-educativa de 2013 destinada a someter al SNTE ante su creciente poder político, además de las promesas de ajustes y supresiones a los efectos negativos de carácter laboral, pensionario y de salud de ambas en 2018, dejaron heridas abiertas en la comunidad magisterial que el régimen actual no tiene debidamente dimensionadas o aún peor, sí.
Lo de menos es ya si a quienes tienen mejores ingresos les gravan salvajemente parte de sus ingresos bajo una idea comunista promovida por los actuales privilegiados en el gobierno, que no son para nada comunistas… Lo realmente serio es que con esto se ha dado el banderazo al magisterio para el cobro de las facturas pendientes por agravios de los gobiernos de Calderón, Peña y López que la actual administración federal tendrá que ver si le alcanza para pagarlas o como es su ya definida vocación destructiva, hacerlas más trágicas.
En este contexto, hoy los trabajadores del sector educativo relativamente institucionales tienen puntos de confluencia más sólidos para agruparse o aliarse de manera rápida e independiente a la dirigencia, gracias a otro regalito del régimen hoy extendido: La reforma laboral que obligó a un esquema de elección parecido al civil que debilitó la institucionalidad y paradójicamente fortaleció las alternativas disidentes o institucionalmente disidentes para la consolidación abierta de redes propias, lo cual mal orientado, puede servir para complicar aún más a la dirigencia la tarea de responder a la circunstancia como parte operadora entre lo posible y lo deseable frente a los trabajadores y ante los factores del poder gubernamental ahora híper poderoso ante la ausencia de equilibrios legislativos, laborales y judiciales.
Poco ayuda también a esta labor la inobservancia del estatuto sindical que claramente impide a dirigentes en funciones ocupar cargos públicos o de elección popular, no porque determinen con su presencia en el poder un rumbo diferente a la vocación institucional del SNTE, sino porque a ojos poco reflexivos o mentes maquiavélicas significa un conflicto de interés, herramienta valiosa para posturas disidentes para su diatriba, cuando en realidad es una fortaleza poco entendida por la generalidad, partiendo por una parte del margen de maniobra que brinda estar en el epicentro de las decisiones en vez de fuera de este, incluso siendo en todo caso parte presencial de ellas, y por otro por la naturaleza del origen de la viabilidad y prevalencia de esta organización, producto de un siempre complicado pero eficaz consenso histórico con la contraparte,. tanto en el plano laboral como de nuestra materia de trabajo
Hoy como pocas veces este ambiente representa un reto mayúsculo para la dirigencia para sortear la coyuntura habida cuenta la vocación autoritaria del régimen que se ha convencido de una forzada falacia de representar a la mayoría de los mexicanos, lo cual ha derivado en una sobrada soberbia que seguramente dificultará cualquier cabildeo razonable para que a tan sólo 15 años de distancia venga una nueva reforma que buscaría en primera instancia, meterle nuevamente la mano al bolsillo a los mismos a los que se defraudó con los mismos argumentos.
Ante nuevas condiciones por demás adversas para México, como un endeudamiento sin precedentes que lejos de fortalecer las estructuras económicas del país, se dilapidó en una descabellada premisa electoral clientelar para la continuidad del régimen, frente a la amenaza de una recesión económica que luce inminente, en medio de una guerra desventajosa con USA por reordenar el intercambio comercial legal e ilegal, lo cual impactará por una parte las remesas y por otra el flujo financiero subterráneo producto del narco y el tráfico de personas, es de esperarse que el régimen tienda a colapsar y que ya nuestras preocupaciones no sean por descuentos sino por preservar el sistema asistencial en un ambiente de crisis económica y fuga de capitales a la vez provocado por una nociva tormenta judicial que protagoniza este mismo régimen en proceso de consolidar su labor destructiva.
Ese es el ambiente en el cual la dirigencia del SNTE tiene que buscar operar y resolver y de cierto es de afirmarse que la única manera de salir mejor librados en medio de cualquier contradicción, es con la dirigencia sindical al frente que debe nutrirse y fortalecerse con todas las expresiones que la componen, a las cuales les corresponde moverse bajo expectativas realistas que hay que conciliar antes de pretender exigencias insostenibles.
Hoy toca nuevamente encontrar soluciones como en las tres décadas de crisis económicas recurrentes entre los 70´s y el 2000, que con la transición quedaron atrás hasta que, entre 2012 y la actualidad, hemos regresado en caída libre a los mismos escenarios de los setentas, ahora recargados con el acoso de USA, parados sobre una coyuntura de burbuja a punto de estallar.
Como grupo organizado el magisterio tiene el reto de entenderla, procesarla y salir bien librado, lo cual sólo puede conseguirse fortaleciendo una unidad, que si bien ya no puede ser monolítica y autoritaria como en el pasado de nuestra organización, si responsablemente multicompuesta hasta como consecuencia de nuevas circunstancias laborales, por lo que el reto es que sea orientada hacia el bien común en defensa de sus intereses sobre bases sólidas y razonables, que con la fortaleza de esa unidad y las pocas voces que nos quedan de la dirigencia estratégicamente colocadas en el centro del poder, se pueden aprovechar y canalizar, incluso en medio de las naturales e inevitables contradicciones.
Recordemos que no hay dirigencia que pueda ser exitosa sin el respaldo decidido de sus representados a quienes debe interpretar y traducir correctamente ante la contraparte y para el caso de una organización como el SNTE, en términos de una diplomacia firme y decidida, sustentada en la lectura nítida de la realidad, por cruda que esta sea.
Esto no es una improvisación. El régimen ratificado por muchos trabajadores de la educación en el pasado proceso electoral, no lo había dicho, lo había gritado y por lo visto no se escuchó. La reforma laboral dio visos, la del Infonavit también, el hiperendeudamiento que se traduce en recortes presupuestales para los sectores de la administración pública y la estructura gubernamental, la confrontación con las economías fuertes y las alianzas con los regímenes dictatoriales fueron parte del mensaje que no se quiso escuchar en medio del ruidajo electorero. Hoy como siempre toca pagar la factura.
Buscar culpables es lo más sencillo, porque están a la vista gobernándonos, pero de poco sirve en el autoritarismo ratificado… Lo importante es encontrar soluciones hasta en los contextos más adversos y esas solo pueden llegar bajo una premisa ineludible por todos conocida y poco valorada: La unidad ante la adversidad.
@dparra001