CDMX.- Demi Moore es la protagonista de una de las películas más sangrientas y audaces jamás nominadas al Óscar, la sátira feminista de terror corporal La Sustancia.
En pantalla, Moore, de 62 años, se disuelve y muta de formas a menudo espeluznantes, desnuda y en primeros planos extremos. Y no podría estar más autorrealizada al respecto.
“(El papel requería) luchar con los destellos de mi propia inseguridad y ego”, explica Moore. “Me pedían que compartiera esas cosas que no necesariamente quiero que la gente vea”.Aunque la filmación fue incómoda, la actriz considera que fue un “regalo, un resquicio de esperanza, una bendición”.
“Una vez que lo sacas todo a la luz, ¿qué más hay? No hay nada que ocultar. Poder soltarme fue otra capa de liberación para mí”, agrega la ganadora a Mejor Actriz en los Critics Choice Awards.
Su carrera y su resurgimiento cultural deberían haberse producido hace tiempo, considera Ryan Murphy, el director de la serie y un amigo que por fin la convenció para que trabajara con él en la serie Feud: Bette and Joan.
Tenía la belleza y el aura de una estrella de cine de la vieja escuela, dice, con la disciplina profesional necesaria, pero la flexibilidad de una buscadora: “Está dispuesta a todo. Es una exploradora. Todos hablamos de lo que ha hecho por el negocio y por otras mujeres”.
Murphy, considerado “Rey Midas de la TV”, describe a la estrella como una de las personas más inteligentes emocionalmente e incluso si tiene un dilema o necesita un consejo, acude a ella.Con La Sustancia, Moore también es candidata al Óscar por su actuación como Elisabeth Sparkle, una antigua estrella convertida en instructora de fitness en televisión, que es expulsada sin escrúpulos por el pecado hollywoodense de pasar de los 50 años.
Su solución desesperada consiste en inyectarse el misterioso brebaje que da título a la película y dar a luz, a través de una herida abierta en la columna vertebral, a una persona más joven llamada Sue (Margaret Qualley), pero por no seguir las instrucciones al pie de la letra, debido a la popularidad, Elisabeth pierde, de forma grotesca.
La estrella de Ghost, La Sombra del Amor ha descrito el proyecto como un cruce entre el clásico de Óscar Wilde “El Retrato de Dorian Gray”, la comedia negra de 1992 La Muerte le Sienta Bien y un video de entrenamiento de Jane Fonda.
La singular interpretación de Moore, que también se inspira en su pasado real como símbolo sexual cuya figura fue tanto venerada como castigada, no es sólo una metáfora. Es cautivadoramente física, una proeza de alcance emocional sin palabras:En comparación, apenas tiene diálogos; apenas aparece en pantalla con un coprotagonista (al menos cuando ambos están conscientes); y se comunica principalmente a través de planos cerrados, a menudo mirando su propio reflejo, “que no es realmente el lugar más cómodo para estar”, comenta Moore.El filme también compite por el premio a la Mejor Película, y la cineasta francesa Coralie Fargeat ha sido nominada por la dirección y el guion.
La producción, que se prolongó durante cinco meses y medio en Francia, fue también una de las más agotadoras de los 40 años de carrera de Moore.G.I. Jane, el drama de acción de Ridley Scott de 1997 en el que se puso en forma para encarnar a una recluta de los Navy SEAL, “fue un gran reto físico, pero muy sencillo”, destaca.
Conecta con Elisabeth SparkleEl papel de Elisabeth Sparkle en La Sustancia no fue adjudicado a Moore; Fargeat consideró a otras actrices y fueron necesarias media docena de reuniones entre ambas para finalizar el casting.En uno de esos encuentros, Moore compartió un ejemplar de su libro “Inside Out”.
Era un vehículo de la página, dijo Moore, para mostrar cuánto resonaba en ella la historia de Fargeat: “No desde un lugar de la herida, sino desde el lugar que realmente tenía curación”.”Ese doloroso estado que creo que todos hemos experimentado, porque somos humanos, que es el de la comparación y la desesperación”, considera.
Lo que la atrajo del guion fue la forma en que esos impulsos se volvían hacia dentro, violentamente.”Porque puedo mirar y decir que no hay nada que otra persona me haya hecho, que sea peor que lo que yo me he hecho a mí misma”.
A fondo
Demi Moore escapó, o perseveró, de una infancia turbulenta y peripatética, y se independizó a los 16 años.- A los 19 ya era actriz habitual de telenovelas, se dio a conocer en películas del llamado “Brat Pack”, como El Primer Año del Resto de Nuestras Vidas.- Se convirtió en una superestrella con una serie de éxitos de los 90 como Ghost, La Sombra del Amor, Cuestión de Honor y Una Propuesta Indecorosa.- Su sueldo de 12.5 millones de dólares por Striptease, en 1996, la convirtió en la actriz mejor pagada del mundo en ese momento.- Su portada de Vanity Fair en 1991, fotografiada por Annie Leibovitz cuando estaba embarazada de siete meses de su segunda hija, sigue siendo uno de sus logros de los que se siente más orgullosa, según cuenta en sus memorias.- “Ayudar a las mujeres a amarse a sí mismas y a sus formas naturales es algo extraordinario y gratificante, sobre todo para alguien como yo, que pasó años luchando contra su cuerpo”, escribió al respecto.- La idea de que desnudaba su piel, en películas o en cualquier otro lugar, por confianza era una percepción pública errónea desde hacía mucho tiempo: “Me sentía muy incómoda. Intentaba encontrar la manera de superarlo”, expresó.
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