Encuadre. Por: José Felipe Medina
Como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, este martes, el Colegio Universitario se declarará en sesión permanente para elegir al próximo rector (a) de la Universidad de Sonora, período 2025-2030.
Debo decirles que no se trata de una fecha fatal.
En el artículo 60 del Reglamento General de Elecciones de la Universidad de Sonora se asienta: “El Colegio Universitario realizará una sesión especial, de carácter PERMANENTE, en la fecha establecida en la convocatoria (8 de abril), la cual concluirá una vez que se haya elegido a la persona titular de Rectoría”.
Como se deduce, no necesariamente tiene que ser este día el proceso de votación para elegir a quien conducirá el destino de nuestra máxima casa de estudios para los próximos cinco años.
Lo que sí es muy factible, es que el Colegio Universitario inicie hoy con la recepción de cada uno de los integrantes de la terna (Dena Camarena, Cuauhtémoc González y Aarón Grageda) para que expongan su experiencia, méritos y propuesta de plan de trabajo, dando tiempo a responder a las preguntas de los integrantes de ese órgano colegiado.
Terminada esta etapa de exposición de cada integrante de la terna, de acuerdo al artículo 61 del mismo reglamento, será programada una primera ronda de votación, y quien obtenga el voto favorable de las dos terceras partes del total de integrantes del Colegio Universitario (138) será electo rector (a). Si en esta primera ronda no se alcanza la mayoría calificada, se procederá a una segunda que se elegirá por mayoría simple. En el hipotético caso de que en este momento no se hubiese realizado la elección, la persona candidata que haya obtenido el mayor porcentaje del voto ponderado en la etapa de consulta a la comunidad universitaria será designada como titular de la Rectoría por el órgano colegiado.
Llegado este punto, usted, avezada lectora, perspicaz lector, seguramente se preguntará porqué le hemos dedicado tanto tiempo y espacio al tema de nuestra alma mater y la elección de su titular.
Por varias razones: 1). Es el mayor centro académico, científico y cultural que tiene nuestra juventud; 2). Su estabilidad es fundamental para el desarrollo económico y social del Estado; 3). Los ojos de muchas y muchos estarán puestos en el desenlace de este proceso electivo al amparo de su nueva ley, las 169; 4). Es de alto interés de los gobiernos de contar con una Universidad Pública vigorosa y pujante; 5). No hay un solo sonorense que no tenga o haya tenido relación con nuestra alma mater; 6). Y ya para rematar, por puro interés personal: soy un orgulloso Buho de corazón.
Pero bueno…volviendo al tema de la elección de rector (a): así como no queriendo la cosa, me hicieron llegar un documento en donde Cuauhtémoc González Valdez, uno de los candidatos, le solicita a la rectora María Rita Plancarte Martínez la publicación del listado de miembros del Colegio Universitario facultados para emitir su voto correspondiente, “con el fin de transparentar la democracia que habrá de ejercitarse en dicha reunión”.
“Lo anterior emana del hecho de que es del dominio público de la comunidad universitaria que, existen, cuando menos, ocho miembros de este Colegio que se encuentran designados como Encargados de Departamento, de manera UNILATERAL por usted Dra. María Rita Plancarte Velarde (sic) en su carácter de Rectora de la Universidad de Sonora, designación que se llevó a cabo sin apegarse a la normatividad que rige a la Universidad de Sonora, específicamente a lo que establece la Ley 169”, se señala textualmente en el oficio.
De acuerdo a González Valdez, esos ocho miembros solo podrán tener derecho a voz pero no a voto, al no ser electos conforme lo marca la ley.
En buen cristiano, todo este rollo solo significa un evidente “sospechosismo” de mano negra.
Pero por el bien de nuestra máxima casa de estudios, confío que este proceso culmine de la mejor manera. Que así sea.
ENCUADRE HUACHICOLERO
Y a propósito de mano negra, llega hasta mi cuenta de whatsapp la copia de un documento PDF firmado supuestamente por el subdirector de Operación de la Aduana de Guaymas y dirigido a un agente aduanal (tengo ambos nombres pero no estaría tan seguro de la autenticidad del documento), en donde autoriza realizar el despacho sin la presentación física de la mercancía transportada a bordo de la embarcación Torm Agnes, atracado el pasado 20 de marzo en los muelles de la Asipona del Puerto de Guaymas.
Además, de acuerdo al mismo documento, se autorizó el despacho por lugar distinto al autorizado del pedimento de importación, mismo que amparaba 9 millones 676 mil 612.34 kilogramos de aditivos para aceites lubricantes a granel.
Por si no le suena este embrollo, le recuerdo que fue todo un tema la semana pasada porque el buque en mención no transportaba aditivo, sino combustible importado de manera ilegal, mismo que se descargó en Guaymas al través de cientos de pipas provenientes de varios Estados del país, y que presumiblemente fueron a parar a decenas de gasolineras para su venta.
Toda una red de complicidades y un escándalo donde salió a flote la corrupción aduanera imperante.
¿Cuántas veces habrá ocurrido lo mismo?
Seguramente ya tenemos a varios nuevos ricos.
IN PROXIMUM
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