
Columna Cafeceando. Por Octaviano Rojas G.
Trabajo de Base y Olfato Político: Sallard y Barreras, dos sonorenses en ascenso
En tiempos donde la desafección ciudadana hacia la política crece como la humedad en temporada de lluvias, resulta digno de destacarse cuando una representante popular se empeña, con seriedad y constancia, en mantener el vínculo con su distrito. Tal es el caso de la diputada local Ely Sallard, de Morena, quien ha entendido que el verdadero capital político no se construye con discursos de salón ni con fotos filtradas en redes sociales, sino trabajando el territorio, escuchando y resolviendo, aunque sea un poquito, las necesidades de la gente.
Cada fin de semana, la diputada organiza jornadas comunitarias en distintas colonias de su distrito, llevando hasta la puerta de los ciudadanos servicios que van desde atención médica básica hasta asesorías de Infonavit, pasando por trámites del registro civil y actividades de activación física. No se trata solo de un esfuerzo logístico respetable, sino de una estrategia inteligente: en la política local, donde el rostro a rostro sigue teniendo peso, esta clase de acciones construyen una imagen de cercanía que ningún “spot” televisivo podría igualar. Y eso lo sabe y capitaliza muy bien la reelecta diputada local.
Pero no solo es el trabajo, sino el cómo se trabaja. Sallard no solo despacha servicios, también sabe escuchar, sonreír y, cuando es necesario, guardar silencio prudente. Su experiencia en la función pública se combina con un trato amable y, más importante aún, con un tacto político que no todos en su generación manejan con destreza. No es casualidad que quienes conocen de cerca los movimientos dentro de Morena ya la mencionen como una carta fuerte para futuras candidaturas.
¿La veremos en las boletas de 2027? Todo indica que sí. Y no será por obra del “dedazo” ni por alianzas cupulares, sino porque Ely Sallard está haciendo la tarea que muchos omiten: construir ciudadanía, sumar simpatías y, sobre todo, demostrar que aún hay quienes entienden que ser legislador no significa encerrarse tres años tras un escritorio. Aplica muy bien la frase: menos escritorio y más territorio.
Pero Ely no es la única sonorense que trabaja a ras de suelo. Desde la trinchera federal, Diana Karina Barreras, diputada del Partido del Trabajo (PT), también anda ara y ara la tierra que representa, y no solo eso: trae un morral cargado de semillas políticas que —si las condiciones se mantienen— prometen cosechas generosas. Como muestra, en días recientes rindió protesta como integrante del Comité Nacional del PT, un paso importante que la consolida en el ámbito partidista. También su compañero Ramón Flores protestó ahora como miembro del CEN petista.
Este nuevo cargo no pasó desapercibido para su entorno político, ni mucho menos para su esposo, Sergio Gutiérrez Luna, actual presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, quien aprovechó su cuenta de “X” para felicitarla públicamente con un mensaje que sonó más a refrendo político que a simple congratulación personal: “Vas muy bien, estás haciendo un gran trabajo por Hermosillo”, escribió. En política, pocas cosas son casuales, y este respaldo público, en el contexto actual, vale su peso en votos futuros.
En una época de promesas vacías, acciones concretas como las de Ely Sallard y Diana Karina Barreras pesan —y mucho— en la memoria del electorado. Falta camino por recorrer, claro está. Pero si siguen en ese tren de trabajo y si las semillas siguen sembrándose con la paciencia necesaria, no sería extraño verlas no solo en la boleta, sino ganando terreno en los próximos años.
Porque en política, como en la vida, a veces el sentido común y el trabajo constante siguen siendo las fórmulas más efectivas para construir futuro.
Pero qué caray, no hay que olvidar que en el partido de Morena hay muchas y muchos buenos elementos puestos y dispuestos para “jugársela” y sacrificarse por alguna candidatura pues saben que hasta ahora, no tienen oposición. Pero no por ello deben de confiarse y dormirse en sus laureles. Desde mi humilde opinión, deberían voltear y ver la manera que, por ejemplo, está trabajando la diputada Ely Sallard. Es un claro ejemplo de lo que deben hacer para no creer que solo con la marca obtendrán triunfos electorales. La ciudadanía ve y analiza. La diputada sigue tejiendo fino.
Hasta aquí, buenas señales de trabajo político serio y responsable. Pero mientras en algunos frentes se construyen futuros, en otros parece que seguimos atrapados en ciclos que se repiten como el “Día de la Marmota”.
De nuevo, el fantasma de la huelga acecha a la Universidad de Sonora. Tanto el STAUS como el STEUS han lanzado advertencias: el primero amenaza con paralizar el Alma Mater el próximo 29 de abril, y el segundo, el 30. Versiones internas apuntan a que este lunes será crucial, pues se definirá si se estalla o no la huelga, dependiendo de si las autoridades universitarias ceden o no a las peticiones sindicales.
Es aquí donde conviene una crítica constructiva: legítimo es el derecho de los trabajadores a exigir mejores condiciones laborales, no cabe duda. También es innegable que en muchas ocasiones sus demandas han sido atendidas solo bajo presión. Pero igual de legítimo es preguntarse si la huelga —como último recurso— está siendo usada con la responsabilidad que la magnitud del daño potencial implica. Cada vez que la Unison se detiene, miles de estudiantes ven afectadas sus trayectorias académicas, truncadas sus becas, postergados sus sueños.
Las autoridades universitarias, por su parte, no pueden seguir administrando los conflictos como si fueran tormentas pasajeras que tarde o temprano se disipan solas. Hace falta diálogo verdadero, negociaciones abiertas, y sobre todo, sensibilidad para entender que la educación superior no puede convertirse en rehén perpetuo de conflictos laborales mal manejados.
Esta semana será decisiva. Y si ambas partes —sindicatos y autoridades— de verdad aman a la Universidad como suelen declararlo en comunicados y mítines, este debería ser el momento de demostrarlo, no con discursos, sino con soluciones.
Porque en política, y en la vida pública, el trabajo constante construye; pero la cerrazón y la falta de visión, inevitablemente, destruyen.
Ya nos vamos. Gracias por su lectura y les recuerdo que de lunes a viernes, de 5 a 6 de la tarde nos vemos y escuchamos en el programa LENGUAS VESPERTINAS. Fernando Oropeza, Arturo Soto, Arturo Ballesteros y un servidor los esperamos en la 104.7 de FM en Radio Sol. No nos dejen solos!