Cuando se habla de fotografía, no se puede evitar mencionar a Kodak, la pionera en esta industria. La empresa de más de un siglo de antigüedad fue en su momento la más poderosa en este ámbito; sin embargo, su dominio se dio por terminado en 2012 cuando se declaró en bancarrota.
No es mentira que desde finales del siglo pasado y principios de éste, la tecnología ha tenido grandes avances y llevó a varias empresas a tener que modernizarse para poder subsistir en el mercado; sin embargo, hay algunas que mostraron resistencia a estos cambios, como en el caso de Kodak, decisión que terminó por perjudicarla.
La compañía que permitió traer las primeras fotografías de la Luna en 1969, terminó por irse a bancarrota por reusarse a los avances tecnológicos, pese a crear, irónicamente, la primera cámara digital.
El líder en fotografía
George Eastman, creador de Kodak, no supuso que tras fundar la compañía en 1880 con la fabricación de placas fotográficas, se convertiría en la líder de esta industria y mucho menos imaginó que años más tarde su imperio se derrumbaría.
Este negocio, que puso en marcha al gastar solamente 125 dólares de un motor de segunda mano, se convirtió en una marca de renombre en un lapso de ocho años. Introdujo algo innovador para esos años: la máquina fotográfica manual y los rollos de película, acaparando el mercado completamente.
El estatus de la compañía creció aún más cuando, casi un siglo después, el astronauta Neil Armstrong hizo uso de la cámara de Kodak, que tenía el tamaño de una caja de zapatos, para capturar imágenes de su viaje al espacio, donde se convirtió en el primer hombre en caminar en la Luna.
La historia de la empresa seguiría creciendo hasta que los avances de la tecnología empezaron a amenazar su negocio tradicional, sumando además la resistencia que tuvieron para adentrarse a lo que años después innovaría y acapararía la atención del público.
El inicio del fin
El camino rumbo a la quiebra de Kodak inició el siglo pasado en 1975, año en que sacó a la venta lo que sería la primera cámara digital, ya que ésta permitía tomar fotografías sin necesidad de película, algo que revolucionaría el mundo años más tarde.
Si bien esto pudo ser un gran paso para que la empresa se posicionara a un nuevo nivel, esta innovación fue desestimada por los directivos, quienes aseguraron que nadie querría fotografías que no pueden ser plasmadas en papel.
Esto sería el inicio del fin de una era de dominio en la industria para Kodak, que tras desechar la que podría haber sido la pieza clave del crecimiento del negocio, se aferró más fuerte que nunca a lo que por años venían tomando como la base de su éxito: las películas o rollos de fotos.
Aunque en un principio las amenazas de la era digital no fueron obvias, años después se hicieron visibles cuando sus competidores, principalmente los asiáticos, comenzaron a fabricar sus propias cámaras digitales. Pero esto no sería una llamada de atención para la compañía, que en lugar de empezar a modernizarse hizo lo contrario.
Una caída inminente
Ante el crecimiento de sus rivales en el mercado, Kodak comenzó a resentir los estragos de las malas decisiones que tomó al no encaminarse, al igual que ellos, rumbo a la innovación.
Siendo fieles a lo que los llevó a tomar el liderato en la industria de la fotografía por varios años, mejoraron sus productos y sistemas anclados aún en lo tradicional. Pero no tardaron mucho en darse cuenta que estaban siendo rebasados por los demás y decidieron tomar cartas en el asunto, aunque para entonces ya era demasiado tarde.
El buen recibimiento de la cámara digital por el público fue haciendo que se olvidaran del negocio tradicional de Kodak, provocando que en 2012, tras más de 100 años, la empresa se declarara en quiebra.
Después de esto se vio obligado a despedir a más de 74 mil empleados, cerrar 13 plantas, así como laboratorios de procesamiento, según reportaron los medios. Asimismo, en su momento informó que obtuvo una línea de crédito de 950 millones de dólares del banco Citigroup para seguir operando.
Desde antes, los inversores comenzaron a ver un probable caída de Kodak, cuando de manera sorpresiva retiró 160 millones de dólares de una línea de crédito, lo que incrementó el miedo por una posible falta de efectivo.