Mi gusto es…la otra mirada
La primera vez que fui al otrora Distrito Federal, lo hice en camión y duré casi un par de días para llegar.
La más reciente ocasión que arribé a la capirucha fue hace casi un mes pero me trasladé en avión.
En el primer caso, ese era el destino final, en el segundo únicamente era para conectarme con otro avión que desde ahí, me llevaría a La Paz a donde realmente iba.
Es decir, para llegar a La Paz, hice casi doce horas, pues de cuatro a cinco fueron de espera en el aeropuerto Benito Juárez ‘para’ el transborde, viajando del noroeste al centro del país y de ahí, regresar al noroeste y por fin aterrizar en el puerto de ilusión en donde ya me esperaban las fanfarrias, una ambulancia, o un representante de los récord guinness, ya no sé.
Desesperado cual soy, y aprovechando que una bella azafata nos ofrecía algo de tomar, estuve a punto de exigirle de paso un paracaídas o distraerla con un guin̈o y fugarme hacia la cabina para exigirle a don piloto que se desviara hacia el destino más próximo y ahí me dejara porque ya no podía más.
Pero me acordé que en La Paz beceese ya estaría casi a punto de ocultarse el sol y ese espectáculo no me lo podía perder, ni mucho menos los abrazos de la familia, tantos recuerdos y los amigos, ni tampoco unas cervezas en el malecón, un jate con tocho, ni otras cositas que mejor ni les cuento porque me habrán de envidiar.
De paso me acordé de cuando a mis dieciocho años cumplidos vine a inscribirme a la escuela de Derecho de la Universidad de Sonora y como faltaban dos tres semanas para que toda esta aventura que aun no acaba, iniciara, opté por agarrar de vuelta para el origen mientras empezaban las clases.
Sin embargo, como fue imposible conseguir boleto en el transbordador en Topolobampo, fui convencido por un par de damas mayorcitas que yo para que tomáramos el barco en Mazatlán y sucumbí ante sus ruegos, al grado que, a cambio, al tiempo que era su súbdito, era además su padrote, bajandome a comprar esto y lo otro de lo cual yo también comía y de ese modo, con otros detalles que les debo para otra ocasión, por fin llegué a este lugar de la santa cruz .
Algunos meses adelante, por decir diciembre, lo mismo pasó, nomás que lejos de irme para el Estado que hoy está que arde, ahí en Guaymas en donde no había salido el Benito Juárez rumbo a Santa Rosalía, me sugirieron irnos en avión y fiandome el boleto, acepté.
Años enseguida usé en repetidas veces las opciones aéreas que había, de este punto a La Paz, solo que directo, nada de andar viajando de aquí para allá como si trabajáramos en un circo o me trajeran secuestrado.
Nada que ver con las ofertas que ahora te dan las líneas y que para llegar a tu destino, habrás que irte a Monterrey o a Tijuana, de ahí a Ciudad de México y en una hora más tarde, surcarás los cielos con dirección a la baja sur o a Yucatán o Mexicali de nuevo y a la media noche, llegar a León Guanajuato.
Ignoro bien a bien qué fue lo que sucedió, pero se me hace que todo vuelo pasado fue mejor.
Se me hace.
En primer lugar casi todos los vuelos eran directos o así me tocaron a mi: Hermosillo-Cd de México; La Paz-Hermosillo o al revés; Guaymas-Paz; Hermosillo -Los Cabos.
Eran, que yo recuerde, mucho más baratos y las opciones eran más atractivas o más accesibles. Hoy no podemos decir lo mismo porque ya ni opciones tenemos ya que algunas que había, fueron cerradas por razones legales y otras por decisión propia.
Entiendo que es un negocio, obvio y que se quiere, reducir, reducir el tiempo de vuelo, y se va a optar por el trayecto más rápido porque es muy beneficioso para las aerolíneas, ya que optar por la distancia más corta les permite ahorrar combustible y minimizar los costes del viaje.
Es decir, se piensa en función de la empresa no del servicio que se pueda brindar al pasajero quien a lo mucho renegará o escribirá algo en redes sociales o irá a Profeco que de poco sirve pero nada más.
No todo es inutil, al menos sirve como catarsis. Nomas que el servicio ni la oferta aérea mejora, por el contrario, encarece y las rutas van de un punto a otro y a otro, de extremo a extremo opuesto hasta llegar a su destino como si esto lo planeara no un experto en aeronáutica o especialista en vuelos sino un maestro del billar.
Claro, hay otras eventualidades importantes a la hora de planificar las rutas aéreas, como lo son las condiciones meteorológicas o como los patrones de viento, las corrientes en chorro o las turbulencias, que pueden hacer que el trayecto cambie o varíe ligeramente.
Sobre esto habrá mucho que decir y que contar, al igual que se podrá explicar el porqué salieron de circulaciɔn algunas empresas que fueron cuestionadas en cuanto a su empresarial forma de actuar respecto a sus obligaciones legales pero el usuario o el consumidor tenía a su alcance una línea de bajo costo, con aviones de verdad y sin tener que partir de A, ir a M, Saltar a R, conectar en L, regresar a C y finalizar en B.
Era el caso de Aerocalifornia que, con precios generosos, tuvo una ruta Los Ángeles, Tucson, Hermosillo, La Paz, Guadalajara y Ciudad de México y de vuelta, igual.
Pero el 24 de julio del 2008, después de suspensiones temporales la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), a través de la Unidad de Asuntos Jurídicos, suspende en definitiva el uso, goce o aprovechamiento del espacio aéreo mexicano, a la empresa por no comprobar los pagos de derechos.
Esta empresa había nacido en 1960, ante la necesidad de cubrir algunas rutas particulares. Su flota inicial fue de un Cessna 185 y un Beechcraft D 18 y para 1980 fueron añadidos cuatro.
En esos tiempos de su cierre, el Sindicato de Trabajadores de Aero California presentó ante La Junta Federal De Conciliación y Arbitraje un emplazamiento a huelga, para la empresa, la cual fue declarada legalmente existente a las 12 horas del día 5 de agosto del 2008 por la misma Junta.
Otra empresa que operaba era Aerocalafia aunque a diferencia de los jet de Aerocalifornia, estos eran unos avioncitos que parecía que volabas en una combi, en un boiler, en un burro de planchar y el costo era mayor.
Eso sí, sus vuelos eran directos, pero en agosto de 2023 esta aerolínea comenzó a registrar sus primeros problemas, al suspender todos sus vuelos y la venta de boletos por varios días.
En su momento, la SICT explicó que la compañía contaba con todos los permisos, por lo que el cese de operaciones era una decisión propia de los dueños los cuales, por un lado habían vivido situaciones familiares delicadas y, por otra, una o dos unidades se habían estrellado en tanto que de paso tuvieron que afrontar toda la pandemia.
No sé qué vaya a ocurrir. Me parece que, por más que diga, es un mercado con potencial demanda y lo que se requiere son inversionistas que le apuesten a esta gran área de oportunidad y no quieran irse al primer al año como la peor señal de que son inexpertos empresarios incapacidades de vivir el riesgo como otros sí lo han hecho y han triunfado en donde nadie apostaba por ellos.
Ya habremos de tener un espacio aéreo ocupado como nunca y un par de ojos de niño asombrado, mirando por la ventana, como quien no sé le cree.
