Mientras el gobierno y el sector privado aseguran que para reducir la dependencia del intercambio comercial con Estados Unidos se debe ampliar la exportación a otros destinos del mundo, parece lejano que ese objetivo se convierta en realidad, al menos a corto plazo, de acuerdo con especialistas.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca se tradujo en una nueva política arancelaria que incluyó a México, que el año pasado envió 83% de sus exportaciones totales a la Unión Americana y el resto a naciones como Canadá, China, Alemania, Brasil y Japón, según cifras del Banco de México (Banxico).
Lo anterior se debe a la cercanía geográfica y al grado de integración logrado a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, que se transformó en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) a partir de julio de 2020, dijeron expertos consultados.
Más opciones
“Puedes diversificar las exportaciones mexicanas marginalmente, pero no puedes tener una diversificación plena de Estados Unidos, por su tamaño”, dijo el director general y socio fundador de De la Calle, Madrazo, Mancera (CMM), Luis de la Calle.
Puede pensarse en enviar un poco más de productos a Europa y Asia, y tal vez alcanzar hasta 20% del total de las ventas mexicanas al extranjero, “lo que es suficiente para influir en la negociación de los precios con Estados Unidos”.
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