Cafeceando. Por: Octaviano Rojas
En política, los símbolos importan. No es casualidad que uno de los eventos más significativos en Hermosillo esta semana se centre en la entrega del Mercado Municipal No. 1 “José María Pino Suárez”, renovado y fortalecido, como lo describen las autoridades. Este espacio, con más de un siglo de historia, volverá a latir como corazón de la vida cotidiana de la ciudad gracias a una intervención integral promovida por el gobernador Alfonso Durazo Montaño. No se trata solo de una obra pública: se trata de devolverle el alma a una comunidad.
La remodelación, realizada con asesoría del INAH y con una inversión superior a los 62 millones de pesos, representa una de las más emblemáticas acciones de rescate patrimonial en la capital sonorense. Más allá del concreto, la cancelería o los nuevos pisos, se trata de una apuesta por el tejido social: el gobernador habla de “transformar Sonora desde sus raíces”, y este mercado es, justamente, raíz y rama de la historia hermosillense. No hay memoria colectiva sin espacio que la cobije, ni comunidad sin punto de encuentro.
Este lunes 26 de mayo, los locatarios regresarán formalmente a sus espacios y con ellos, la vida al mercado. Será también un gesto político de primer orden: Durazo entrega resultados tangibles en el corazón del pueblo y justo a tiempo, en un contexto donde cada paso cuenta. El Mercado Municipal, que ya se caía a pedazos -poniendo en riesgo a locatarios y visitantes- es y seguirá siendo punto de referencia para quienes llegan de los pueblos de la sierra, río Sonora o Costa de Hermosillo. Pero también para los políticos y luchadores sociales que saben de lo diverso que es el ciudadano que se da cita en el histórico edificio de 110 años. En campañas políticas, prácticamente todos llegan al mercado, pero muchos, una vez que ganan, no se vuelven a parar por ahí; no es el caso del gobernador Durazo y el ejemplo es tangible. Hoy se correrá el telón y veremos -seguramente- una majestuosa obra.
Pero mientras el centro recupera su esplendor, otras zonas de la ciudad -como el sur- reclaman atención urgente, sobre todo de seguridad ante hechos como el ataque armado en la colonia Las Peredas, donde un agente de la AMIC perdió la vida el fin de semana. El incidente revive una vieja demanda: la necesidad de descentralizar las fuerzas de seguridad. Hermosillo ya no es la ciudad compacta de antes. Sus extremos crecen y con ellos, la distancia entre las emergencias y las patrullas. Cruz Roja, Bomberos y la municipal tienen centrales prácticamente en los cuatro puntos cardinales.
Qué bien se vería que la Secretaría de Seguridad Pública gestionara la instalación de centrales operativas de la AMIC y la PESP en el norte, sur y oriente de la ciudad. El tiempo de respuesta en una emergencia puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Y más cuando las fiestas —como las del Pitic o la ganadera— congestionan aún más la movilidad. Celebramos la cultura, sí, pero también urge una planeación urbana que no convierta el centro en una trampa vial. ¿Y si el escenario de las Fiestas del Pitic se traslada a otro sitio más amplio y menos neurálgico? Es solo una sugerencia, pero valdría la pena discutirla.
Ciertamente que las Fiestas del Pitic resultaron todo un éxito, con miles de asistentes en cada uno de los veinte foros, de tal manera que para el próximo año, el reto para el alcalde Antonio Astiazarán de superar esta asistencia será enorme, así como el de ajustar algunas tuercas y ejercer un mayor control en los espacios porque en los destinados para la prensa, hubo quejas en el sentido de que los agentes de policía dejaron pasar a todo mundo. Ahí sí, la verdad, les faltó organización. Hubo molestia de colegas por el uso de bastones y otros instrumentos que se utilizan para toma de video y fotografías, pues al estar al frente, prácticamente obstruyen la vista del escenario.
En otro frente, la política nacional también se coló esta semana en Hermosillo con la visita de la sinaloense Mónica Güicho, candidata a ministra de la Suprema Corte de Justicia. Su discurso fue directo: sin reglas claras ni garantías mínimas, este proceso de elección judicial no puede gozar de plena confianza. Aunque su tono fue propositivo y comprometido con la legalidad, la sombra de la incertidumbre sobre el mecanismo de elección permanece.
Güicho fue la primera en renunciar a su cargo como magistrada del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, lo cual habla bien de su ética personal. Pero el proceso mismo plantea más dudas que certezas. ¿Cómo garantizar imparcialidad, si no habrá representantes en las casillas ni conteo público en ellas? ¿Cómo construir un Poder Judicial cercano a la gente si desde el origen la elección está plagada de opacidad? Eso dice ella.
La candidata, quien aparecerá en las boletas con el número 15 morado, dijo que las movilizaciones son, constitucionalmente ilegales y por lo tanto deberían de ser sancionadas. La elección es el 1 de junio.
Finalmente, en el plano local, vale la pena destacar el trabajo de base de la diputada Ely Sallard. Mientras otros se preocupan por encuestas o discursos, ella lleva servicios a su distrito cada sábado: salud, registro civil, medio ambiente. A ras de suelo. Con la fórmula de más territorio y menos escritorio, la legisladora morenista genera simpatías reales y medibles. No por nada empieza a figurar en las encuestas. El trabajo silencioso, constante y cercano a la gente sigue rindiendo frutos. Pian pianito, como quien dice.
Así que entre mercados renovados, candidaturas judiciales en disputa, territorios inseguros y diputadas de tierra firme, la política sigue su curso en Sonora. Con claroscuros, con tensiones, pero también con destellos de esperanza. Como debe ser.
Es todo por hoy. Muchas gracias por su tiempo y le recuerdo: de lunes a viernes, de 5 a 6 de la tarde tenemos el programas LENGUAS VESPERTINAS, en donde un servidor, junto a los colegas Fernando Oropeza, Arturo Ballesteros y Arturo Soto desmenuzamos diversos temas a través del 104.7 FM de Radio Sol. Sintonícenos!
