Mi gusto es… (o la otra mirada). Por: Miguel Ángel Avilés
La ley seca puede ser decisión que les echa a perder a muchos un fin de semana en la cual, atendiendo al propósito, nadie, durante las horas de su vigencia, probará una gota de alcohol.
Así como lo oyeron.
Puede, dije.
En la actualidad tiene como propósito evitar incidentes y mantener el orden público, especialmente durante eventos como las elecciones y jornadas tan armoniosas como las que ocurren en el México contemporáneo tanto en el periodo de las respectivas campañas como durante la votación y los días posteriores.
Si no pensara en el Estado de Veracruz, por citar nomas un ejemplo, juraría que esta medida ha logrado su objetivo al cien por ciento.
Es más , con una caguama bien helada, de doscientos pesos, adquirida en el mercado negro durante la víspera del domingo ya programado, a mano alzada sosteniendo la botella, , gritaría ” ¡viva México! y viva los héroes que nos dieron ley seca ” nomas de patriótico gusto.
Quiero decir que la sesuda idea de que los desmanes, los actos delictivos, los fraudes Electorales, una pedrada en la cabeza del presidente de casilla o una batalla campal entre los representes de los catorce, veintisiete, o cuarenta honorables partidos políticos que comulgan alrededor de la casta democracia de los estados unidos mexicanos, únicamente se realizan encontrándose borrachos los responsables es una cuestión que no resiste , por enclente, ni el menor soplido de un análisis.
No dudo que por ahí se aparezca un amanecido que vea de pronto una urnas y creyendo que soy hileras de unicel ,interpele a los presentes a fin de que le regalen la caminera y frente a una negativa se ponga a increpar a los que se alistan a sufragar pero hasta ahí.
Salvo esos casos de barandilla, nada de lo pretendido se consigue pues además de causar el efecto contrario de evitar la compra de alcohol, la demanda y la compra aumenta como si ya no se fuera a vender nunca jamás, en horario no propio de las tiendas de conveniencia, y el precio aumenta exponencialmente pues en esa ley de oferta y demanda, los afectos al trago permanente, garantizan la bebida como para el resto del año.
Aparte , esto es un asunto de convicción y de responsabilidad cívica o incluso, porque no quiere dejar ir ese de a quinientos que le prometieron si , con acordeon en mano o no , se levanta más con ganas de unos tacos de cabeza o una birria que de ir a poner cruces en una papeleta y no obstante el dilema , acude y cumple , así vaya de por medio una guacareada en la espalda de quién esta adelante en esa fila e imaginando que su voto decidirá quien tomará las riendas del poder.
¡Crudo se lo llevaron, crudo lo queremos ¡.
¡Gobierno escucha, el crudo está en la lucha!.
Desahogado ya, paso a decirles que La ley seca, también conocida como prohibición (en mi inglés o en el de mi profe Alfred ,seria’ prohibition), es una medida que han aplicado algunos Estados durante la historia, consistente en la ilegalización de la fabricación, transporte, importación, exportación y la venta de alcohol para consumo. durante un buen de tiempo, para siempre o hasta que el cuerpo aguante.
Hoy no es tanto, no al menos en mi país, ya que solo está prohibida la venta en un periodo de cuarenta y ocho horas lo cual genera eso que dije mercados negros que consiguen el licor al doble o triple del precio más las compras de pánico , con la sola idea de no sufrir durante necesidad.
Esto debe de agradecerse, de lo contrario, si no llegamos sobrios, en vez de sufragar a favor de fulano o zutano, alguien puede llegar y anular su voto, haciéndole recordatorios familiares a un tal Noroña, que ignoro quien sea o, en su caso, escriba alguna otra leyenda exigiendo su tequila, exigiendo su mezcal.
Lo que yo puedo sugerir es que no seamos tan drásticos con la mentada ley seca y en lugar de la cero tolerancia , aprendamos de la biblia ,en donde el vino y otras bebidas se mencionan como parte de la vida cotidiana y de las celebraciones, tomando en cuenta que Jesús también bebía vino, tanto que , con o sin ley seca, pudo usarlo en la Última Cena.
Eso era porque el contexto bíblico del alcohol no es el de una prohibición, sino el de un elemento importante en la vida cultural y religiosa. Es decir, la Biblia sí contiene advertencias sobre el abuso del alcohol, pero no prohibiciones absolutas.
En cambio, en muchos países musulmanes, se prohíbe el alcohol por una prescripción que aparece en el Corán. Ignoro que diga, pero el Corán traía por ahí alguna cuestión que decía NO al chupe fuese en elecciones o cualquier fecha.
Así pasa, y la diversidad es mucha en cuanto a la aplicación, según el país y la época.
Catar , por ejemplo, me parece convenenciero: prohíbe la importación y castiga con severidad a los que se pistean a la vez que se consigue alcohol y restaurantes de ciertos hoteles y los extranjeros pueden conseguir el trago mediante un sistema de permisos , lo que deja claro que allá los aguajes como el de doña Graciela o el de la Cochi Guapa, nomas no.
Es el caso de Arabia Saudita prohíbe la producción, importación y consumo de alcohol e impone castigos severos a los que violan la prohibición: semanas o meses de cárcel y posiblemente latigazos y potro árabe. No quiero imaginarme la espalda de algunos amigos que vi el lunes bien crudos pero muy quitados de la pena .
Como vemos, ya todo ha cambiado, desde la primera ley seca en el mundo, la cual aseguran fue en la isla del Príncipe Eduardo en Canadá, decretada en 1908 y vigente hasta 1945, en tanto que la Ley Volstead, también conocida como Ley Nacional de Prohibición, fue una ley estadounidense promulgada en 1919 para implementar la Decimoctava Enmienda de la Constitución, que prohibía la producción, venta y transporte de bebidas alcohólicas en los Estados Unidos.
En México, esta tan controversial ley , dicen que data de 1915, cuando el general Plutarco Elías Calles, entonces gobernador de Sonora, impidió la venta y producción de bebidas alcohólicas durante una crisis política y social. Esta medida se puso en práctica a fin de controlar la violencia y el caos que se vivían en el estado y en el país.
Lo sorprendente es pese a manejarse como eso , como una ley , nunca estuvo contemplada en alguna disposición en forma expresa , hasta los años recientes, en 2014, en específico durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y se pone en marcha para prevenir todo lo que ya dijimos, con la salvedad de que, contrario a la prohibición absoluta que en la practica vemos, el artículo 300 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, no es tan contumaz según leemos y pueden implimentararse si es que se quiere, , no es que deban realizarla si o si , a fuerzas.
“Artículo 300. El día de la elección y el precedente, las autoridades competentes de acuerdo a la normatividad que exista en cada entidad federativa, podrán establecer medidas para limitar el horario de servicio de los establecimientos en los que se sirvan bebidas embriagantes.
Luego entonces, queda en manos de cada estado la aplicación de ese artículo 300 a través de las instancias competentes, como también queda la sospecha de que el encargado de elaborar la iniciativa de ley que reformó o adicionó la legislación citada no era muy partidario de esta medida y entendía muy bien la diferencia verbal entre un “deberá” que implica una obligación, y un “podrá” que significa una posibilidad o facultad , dejando abierta la rendija legal por si en el futuro un desesperado la quisiera recurrir o impugnar .
Les apuesto un six que así fue o asi lo quiso.