La detención de 12 colombianos, incluidos 11 exmilitares, en México por el ataque en una zona limítrofe de Michoacán y Jalisco, en el que murieron ocho militares, puso al descubierto un tema que tensa las relaciones Colombia-México y que preocupa al gobierno colombiano: el involucramiento de exmilitares, guerrilleros, integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en el crimen organizado mexicano.
El martes pasado, la cancillería colombiana dijo que 11 de las 17 personas capturadas tras el asesinato de los elementos de la Guardia Nacional mexicana, el 27 de mayo, son de nacionalidad colombiana y en el pasado estuvieron vinculados a las fuerzas militares del país.
Aclaró así la confusión generada por el presidente Gustavo Petro, quien en un primer momento habló de “militares activos”, aunque corrigió. Petro dijo que “el Cártel de los Reyes contrató a los mercenarios colombianos para enfrentar el Estado mexicano”.
El embajador de Colombia ante México, Fernando García Manosalva, lamentó que hechos como el involucramiento de exmilitares de su país con el crimen organizado “tienen un impacto grande, por ejemplo, en las negociaciones que estamos llevando para que las inadmisiones de turistas y viajeros colombianos que llegan a México puedan ser reducidas o eliminadas”, y que llevan al gobierno mexicano a tomar medidas “reactivas (…) para controlar el ingreso de colombianos”.
El caso de los militares, señaló, “tiene un impacto negativo en el turismo y en el posible maltrato o devolución de colombianos por parte de las autoridades mexicanas”.
Los militares mexicanos murieron en el municipio de Los Reyes, Michoacán, y evidenció el involucramiento de exmilitares colombianos en los cárteles de México.
El Ejército Mexicano ha identificado en Michoacán y Jalisco una fuerte lucha entre estos últimos, asentados en el municipio michoacano de Los Reyes, y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
DINERO O ENGAÑOS, LAS HIPÓTESIS
En Colombia se manejan dos hipótesis respecto a la presencia de exmilitares en el crimen organizado mexicano. Por un lado, la que manejó el cónsul de Colombia en México, Alfredo Molano Jimeno, quien dijo que muchos de los colombianos “pueden venir engañados en redes de trata”, de un modo similar al que utilizan los criminales para reclutar a ciudadanos colombianos y de otros lugares, a quienes se les ofrecen empleos con altos salarios.
Una vez en México descubren que en realidad trabajarán para los cárteles y son amenazados y despojados de sus documentos para evitar que huyan. Colombianos en México han confirmado esta versión. Por el otro, que los exmilitares optan por trabajar con el narco por mejor paga.
www.eluniversal.com.mx