Mi gusto es… (o la otra mirada). Por: Lic. Miguel Ángel Avilés
En este planeta no hay ser humano que no haya dicho una mentira.
De acuerdo a don Fede Nietzsche, la mentira y la evasión de la verdad son congénitas a la condición humana, y que conste: no como errores morales, sino como componentes necesarios para la existencia y la supervivencia.
¡Quihúbole!
El bigotón ve la verdad como una construcción humana, una interpretación rentable pero no necesariamente es fiel a la realidad, en tanto que la mentira como un instrumento creativo y trascendental, principalmente en el espacio del arte.
Por error o con intención dolosa, todos, incluso hasta en la clase política, hemos cojeado de esa pata, la mentira, así que no se salva nadie. Si algunos de ustedes dicen que no es cierto, puede que sea mentira. Si dicen que es verdad, puede que también estén mintiendo.
Según mi Google de cabecera, la mentira es una declaración o comentario que se sabe de antemano o se cree falsa, hecha con la intención de engañar. Es una afirmación contraria a la verdad, que se realiza con el propósito de confundir o inducir a error a otra persona.
Ahí tengo mis asegunes pues hay quien miente nomás a secas, pero hasta ahí. Es como estornudar a solas, nunca con la idea de contagiar a nadie.
“¿Quién es el mejor equipo del fútbol mexicano?” se puede preguntar un iluso frente al espejo y responderse que es el Cruz Azul.
Eso no es mala leche ni busca dañar a sus semejantes. Más bien es un iluso y el que está engañado es él. ¿Por quién? Por él mismo.Distinto es cuando alguien, obvio no hablo de aquí sino de otro país, se pone ante el micrófono y le dice al gentío o a la prensa, que todo está bien y el que opine lo contrario, es un apátrida, ha perdido la razón y, por si fuera poco, no lo quieren en su casa por feo.
¿Quién miente?
Obvio, él o la del micrófono, salvo en lo que respecta a que está feo porque ahí sí tiene la razón.
Visto lo anterior, cabría preguntar:
¿Es bueno o es malo echar mentiras?
Se miente ocasionalmente o hay quien miente tantas veces le late el corazón en el día ?
¿Existen las mentiras piadosas?
¿Sirve de algo decir siempre la verdad?
¿Se miente por gusto, por necesidad o por una enfermedad?
¿Qué es más útil? mentir o hablar siempre con la verdad?
Les mentiría si les digo que tengo todas las respuestas.
Mientras contesto ese cuestionario, déjenme ir a la otra cara de la moneda: la verdad.
Otros filósofos juran, en nombre del escepticismo, que la verdad es un concepto primordial que se refiere a la correspondencia entre el pensamiento y la realidad, o a la adecuación entre lo que se afirma y lo que es.
La verdad es la coincidencia entre una afirmación, es decir lo que decimos y los hechos, o la realidad a la que dicha afirmación alude.
Luego entonces, entre el decir y la realidad tiene que haber una congruencia. Teoría de la correspondencia, le llaman a esto.
“A la otra te va peor “ dirá uno de los contendientes a punto del desmayo y la cruz roja esperándolo, luego de la madriza que le pegó su rival.
Eso niega una clara realidad y miente con todos sus dientes (si es que le quedaron)
Aunque parezca una obviedad, se miente para que no se conozca la verdad ya sea porque no es conveniente que esta se sepa o cuesta trabajo reconocerla.
En otros casos, uno o una miente y los otros, sus interlocutores, creen que dice la verdad. Esto se debe, principalmente, a dos cosas: que el receptor de lo dicho por el emisor, carece de información suficiente de los que están hablando ni hace por ilustrarse y por ello no se da cuenta que se lo están verbeando o es tanta la admiración o la idolatría que se le tiene que no hay razón para ponerlo en duda o para cuestionarlo .
Fe ciega , confianza incondicional, creer simplemente creer, aunque no se ofrezca ninguna evidencia.
En situaciones más extremas se llega a mentir por razones que tienen que ver con inseguridades, baja autoestima, o la búsqueda de atención y aceptación. Puede, incluso, ser una costumbre o incluso una señal respecto a broncas psicológicas más hondas como la mitomanía.
A decir de los estudiosos, las cinco palabras que más utilizan los mentirosos son: “pero”, “nunca”, “siempre”, “por supuesto” y “honestamente” y cada una de estas palabras tiene un propósito específico en la construcción de una mentira.
Entre los mentirosos hay quienes, sí los desmientes, se enojan tanto como el Tuca Ferretti en un entrenamiento . Frente a lo dicho, no soportan un “no es cierto “. Como que la verdad le puede provocar un conflicto quizá porque el confrontarlos con la realidad, les resulta doloroso.
Si no lo interpelas, ni gritas a los demás que va desnudo, el emperador o la emperadora de recompensaran con averiguación alguna diciéndote que eres lo máximo, el mejor ciudadano o ciudadano, el más consciente e informado.
En cambio, sí le preguntas, y le realizas un buen interrogatorio en el que no le baste decir sí o no o le dejas claro que tú tienes otros datos y por mas que se quiere salir por la tangente y no lo dejas, remotamente reconocerá la mentira buscará distraerte, intentará menoscabarte a ti con lo que sea y no teniendo otra alternativa a regañadientes me aceptará que dijo mentiras, pero se pondrá tan dialogador como el alcalde de Piedras Negras para tratar de ser la víctima, siendo el victimario.
“Estamos bien, muy bien” y en eso cae un periódico junto a sus pies cuya de ocho, reza: “la violencia al alza. Una treintena de muertos en lo que va del mes”
Supondré que en este caso se miente para que no cunda el pánico, como lo puede hacer un piloto, si un avión falla, para que los pasajeros se tranquilicen o lo hacen para salvar el pellejo después de jurar que esto era el paraíso y que el pueblo bueno y sabio está feliz, feliz, feliz.
Para fortuna ese cinismo oficial aun no llega a México y menos llegará ahora que ya no somos iguales, pero si tendríamos que estar al pendiente con el fin de que esas malas prácticas del primer mundo, no llegarán a nosotros.
Gracias a Dios, o a Juárez o a Echeverría, aquellos que patentizaron la demagogia, ya fueron echados a patadas del templo y no habrá poder humano que los haga regresar.
Chin: ¿hablé con la verdad o mentira?
Sabe.
Pero en el caso de la literatura la verdad y la mentira se ven con buenos ojos, no son conceptos opuestos, sino que, como trompas de Falopio, están ligados. Es decir, la literatura, mediante la ficción, esculca la verdad de nuestra condición, utilizando con frecuencia la mentira como arma para revelar verdades más profundas sobre las características que justifican la existencia humana, así como las emociones y las relaciones entre estas.
Ambas se complementan durante la construcción narrativa y al final no importa si lo contado es verdad o es mentira. Eso es en la literatura, no vayan a creer que en la vida real y luego quieran incluir a la mentira como eje rector en un plan nacional de desarrollo.
Es cierto que la demagogia y la mentira están muy relacionadas, ya que la demagogia invariable meré se basa en la manipulación de la verdad y el engaño para obtener apoyo popular.
Es aquí en donde está el trunco, por más piadosa que sea la verdad.
_ Oiga: pero el Señor o la señora están mintiendo , el país no es más de lo mismo si no lo mismo pero más y no vemos que ingrese a la cárcel nadie de los peces gordos de los que acusa y los que dijeron que ya se fueron, son los que están aquí sin haberse ido y tienen el control y tú te estás creyendo todas esas mentiras que antes , cuando eras joven y salías a la calle a protestar, las señalabas como lo peorcito y ahora lo aplaudes o te callas vergonzosamente, eso que antes te parecía una herejía del mal gobierno. (claro, dicho en inglés o en otro idioma pues recuerden que no hablamos de México sino de otro país)
_ Sí, pero su popularidad se mantiene y tiene un 80 % de aprobación.
Más delicada se pone la cosa(sin albur) cuando de ser un simple mentiroso, subes en el escalafón y te vuelves un(a) demagogo(a) categoría diamante, como esos del pasado régimen que utilizan la emoción y el sentimiento en lugar de la razón y la lógica, a con frecuencia recurriendo a la exageración, la distorsión de los hechos y la creación de enemigos imaginarios para movilizar a su pueblo.
Aquí la mentira, como imprescindible herramienta, es el vehículo para lograr estos afanes demagógicos, ya sea mediante propaganda o la desinformación o la simple entelequia de historias o de enemigos irreales quienes tienen la culpa de todo.
A decir de mis directores técnicos “la demagogia, en esencia, es una forma de manipulación política que explota las emociones y prejuicios de las personas para lograr sus objetivos. Los demagogos suelen apelar a los sentimientos de resentimiento, miedo y esperanza, a menudo utilizando un lenguaje simplista y directo que resuena con ciertos sectores de la población. La mentira, por su parte, es una declaración falsa que se hace con la intención de engañar.
Eso me dicen aunque no sé si sea cierto pero otros comentan por ahí: “me encanta escuchar la mentira , cuando ya se toda la verdad”