En al menos nueve estados del país el crimen organizado ha implementado una estrategia de extorsión y control de precios.
Pobladores, locatarios, transportistas y, en algunas regiones, autoridades de Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz, Durango, Oaxaca, Guanajuato, Morelos y Tabasco aseguran que existe control de precios de las células delincuenciales en alimentos de la canasta básica, materiales de construcción, agua embotellada, tortillas, refrescos, cervezas y hasta útiles escolares.
El modus operandi de las bandas delictivas es controlar los precios y elevarlos en cierta cantidad para obtener ganancias. También distribuyen a los establecimientos mercancía robada, que debe ser comprada de manera obligatoria para su venta al público.
En algunas entidades, el crimen también desarrolla una red de comercios ilegales que son controlados para la distribución de sus productos, como ocurre también en el Estado de México.
Campesinos de Tierra Caliente en Michoacán —quienes solicitaron el anonimato por temor a represalias— señalan que Los Viagras y Los Blancos de Troya, aliados con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), son quienes concentran todas las mercancías, por ejemplo, refresco, cerveza, abarrotes y carne.
“El crimen organizado acapara todo, entonces si una persona cuenta con una tienda debe comprar en las bodegas que ellos tienen, en caso contrario, firma su sentencia de muerte (…) Eso tiene mucho tiempo que ocurre. Por ejemplo, si el kilo de arroz vale 20 pesos, los establecimientos lo venden a 25 pesos; la carne vale entre 200 pesos el kilo y la dan entre 230 y 240 pesos (…) Todo es más caro como en Apatzingán y Aguililla, porque los cárteles tienen presencia”, detallan los lugareños a El Gran Diario de México.
Precisan que en Apatzingán no puede pasar mercancía para Tepalcatepec, “tienen que bajarla por la zona de Los Reyes”, además de que el gobierno federal mantiene conocimiento de esta situación
Los productores recuerdan que en algún momento los grupos delictivos dejaron pasar camiones con arroz, frijol, harina y artículos de limpieza en la zona del Aguaje y Aguililla.
“Las personas que quieren comprar deben dirigirse a Pinzándaro, municipio de Huetamo, donde están las bodegas, o acudir a Apatzingán, en el que tienen hegemonía y les pagan cuotas altas (…) Por ejemplo, el dueño de una tienda debe pagar el cobro de piso y comprar los productos en lugares autorizados por ellos”, refieren los campesinos.
UNA ORDEN
Destacan que también los delincuentes van al negocio dejando mercancía, por ejemplo, cigarros e incluso botes de pintura que roban a tráileres, y el dueño tiene que pagarla y venderla porque es una orden.
Los locatarios dicen que las células delincuenciales les cobran cuota a los conductores de tráileres, y si por alguna razón se niegan al pago, entonces les roban el vehículo con la mercancía y la colocan en las tiendas.
“En el caso del material de construcción, también está regulado por la delincuencia (…) Aquí no llega nada si no es con la venia de ellos, digamos que el material viene de otra entidad, entonces cada tráiler debe pagar una cuota y el que vende el producto también. Incluso la gasolina es más cara que en Uruapan porque pagan cuota”, argumentan.
Habitantes de Apatzingán y Buenavista comentan que Los Viagras controlan el precio de la carne, pollo, verduras, refrescos, agua embotellada y tortillas. Lo mismo ocurre en la comercialización de papelería, materiales para construcción y las automotrices; se han apoderado asimismo, de las empresas de servicios de telefonía e internet locales, para fijar los costos y la población está obligada a contratarlos.
LIDIAN CON LA EXTORSIÓN
En regiones de Guerrero como Costa Grande, Taxco, Chilpancingo, Iguala, Acapulco, Chilapa y Quechultenango los empresarios, comerciantes y artesanos intentan pasar inadvertidos; sin embargo, deben lidiar con la extorsión.
En la región Costa Grande, la organización criminal Los Granados controla la distribución y el precio de productos de la canasta básica, así como de la cerveza.
En tanto, el grupo delincuencial Los Ardillos hace lo mismo en la zona centro, donde no sólo controla el precio de los productos, también creó una red de comercios.
Pobladores coinciden en que tanto Los Ardillos como Los Tlacos esparcieron por Chilpancingo negocios ilícitos, que van desde la distribución de carne de res, puerco, pollo, refresco y cerveza hasta bares, centros nocturnos y transporte público.
En el caso de Tamaulipas, los lugareños que solicitaron anonimato y no mencionar las localidades, dicen que sólo se puede comprar a ciertos proveedores de carne, huevo y otros productos, porque así lo ordena el crimen organizado. Por ejemplo, en el caso de la cerveza, cuando se realizan conciertos se debe hacer con un proveedor en específico.
La intromisión de los grupos delictivos en la entidad está relacionada con el control de la venta de alcohol, extorsión a sectores vulnerables y control de mercados con cobro de piso.
En Veracruz, los dueños tienen que pagar a varias células criminales el cobro de piso, y sube el precio de la canasta básica y del transporte; por ejemplo, las líneas de autobuses antes cobraban 10 pesos y ahora 12 pesos.
En la Comarca Lagunera, entre los límites de Durango y Coahuila, productores de varios sectores como ganaderos, agricultores, aparceros y transportistas coinciden en que hay una creciente ola de extorsiones por parte de “grupos” que están coludidos con autoridades estatales, municipales y judiciales.
Los representantes de distintas asociaciones de Gómez Palacio enfatizan que tienen una crisis de extorsiones y cobros de piso que está asfixiando sus negocios y afectando a miles de familias.
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