La Pequeña Dosis de Historia. Por: Dr. Joaquín Robles Linares
En agosto de 1925, el ex presidente Álvaro Obregón le escribe al presidente Plutarco Elías Calles, felicitándolo por la próxima puesta en operación del Banco de México y le hace una observación:
“Los hombres y los pueblos no pueden llamarse independientes mientras no estén capacitados para bastarse económicamente. Yo te felicito por este triunfo, que tendrá mayor elocuencia y más trascendencia que muchas de las promesas hechas por los hombres de la Revolución.”(Plutarco Elías Calles, Correspondencia Personal 1919 – 1945. Introducción, selección y notas de Carlos Macías. ISC).
La lucha arrojó un país deshecho. En un ciclo mortífero, los conflictos regresaban, confirmando una aseveración: era imposible la soberanía política sin la construcción de la soberanía económica.
Muchos revolucionarios tenían un pasado común: habían sido productores y conocían las penurias en distintas actividades. Elías Calles había incursionado en diferentes negocios, mientras que Obregón, un apasionado de la agricultura, había constituido empresas innovadoras. El arrojo de las batallas no ofrecía los mismos resultados en los combates comerciales; en ocasiones, es más fácil ganar una revolución que triunfar legítimamente en los negocios.
Otras instituciones llegaron: la Comisión Nacional de Irrigación, la Comisión Nacional de Caminos, el Banco de Crédito Agrícola y, de manera singular, el Departamento del Distrito Federal. El tiempo demostró el acierto de esta decisión.
Comparando los primeros 30 años del Departamento del Distrito Federal con las tres décadas recientes, en que se instituyó la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México donde el mismo grupo ha detentado el poder, la diferencia es abismal
El DDF aportó pavimentación, infraestructura hidráulica, drenaje profundo que evitó inundaciones, complejos habitacionales, orden territorial. El balance para aquella creación posrevolucionaria fue favorable e impactó positivamente la vida de los capitalinos.(Para referencia: Uruchurtu, El Regente de Hierro, Manuel Perló Cohen, tomo I y II. UNAM).
Hoy la Ciudad de México pasa por uno de sus peores momentos y el contraste con aquellos gobiernos (1928-1997) es evidente. El deterioro salta a la vista. El Transporte Colectivo Metro, obra insignia, es una de las muestras.
En 2018 inició el desmantelamiento institucional, provocando la erosión política y social, alimentada diariamente con insidia y demagogia. Esta práctica virulenta trajo un régimen refractario a la institucionalización, ya que esta implica capacitación y responsabilidad.
México buscaba consolidar a las instituciones, profesionalizándolas y librándolas del yugo partidista. Los resultados fueron relevantes en distintas materias: elecciones, telecomunicaciones, evaluación educativa, pobreza, comercio y, la más importante, justicia.
No se intenta añorar el pasado, sino advertir cómo aquella administración entendió su circunstancia y, a diferencia de otros países, tomó el rumbo correcto. La historia no es nostalgia, es evidencia.
La necesidad de contar con instituciones independientes reside en la importancia de tener un poder legitimado, eficaz y confiable para organizar la vida política y social de una nación.
Los actores políticos del régimen carecen de experiencias profesionales ajenas a la política y consideran a las instituciones independientes enemigos ideológicos.
Como ejemplo, la retardataria concepción política de su fundador, provisto de una mentalidad tomada por los atavismos, revela una negación para entender la modernidad: trenes, petróleo, dádivas, uso patrimonialista del Estado, corporativismo y una seducción irracional por utopías fracasadas y su idealización.
El régimen ni siquiera ha logrado institucionalizar su “Movimiento”, tóxico cóctel de ideologías y oportunismos. La hipocresía, cinismo y sumisión son una constante.
Experimentamos una degradación alarmante. La polarización incitada desde la Presidencia de la República procura la división, confirmando que el interés es la permanencia de los conflictos, para que al igual que en la Ciudad de México, busquen eternizarse en el poder.
*Ex presidente de la Sociedad Sonorense de Historia, colaborador en temas históricos, políticos y culturales distintos medios de comunicación. Ex funcionario cultural, actualmente dedicado a su práctica privada como odontólogo.