Insondables son los caminos de la política. Ni usted, terrenal lector, más-común-que-corriente lectora, ni yo, sabremos alguna vez cómo fueron exactamente las negociaciones en los cenáculos del poder de donde derivaron las candidaturas de Lilly Téllez y de Célida López.
No las de ahora -bueno, tampoco las de ahora- sino las de aquel 2018 cuando apareció una encabezando la fórmula al Senado por Morena, al lado de Alfonso Durazo, y la otra como candidata a la alcaldía de ese mismo partido-movimiento.
Insondables esos caminos, digo, porque ambas, hasta antes de esa fecha eran rabiosas críticas de cualquier movimiento de izquierda y particularmente de la figura de Andrés Manuel López Obrador. Documentales hay para probarlo.
Sobre la forma en que dieron el gracioso salto desde la derecha recalcitrante al movimiento obradorista hay más de una leyenda que hablan de métodos poco ortodoxos, pero hasta hoy son eso, leyendas que se quedarán en el imaginario de quienes no estuvimos allí, y que se conocerán solo hasta que quienes sí estuvieron, procedan a documentar el thriller.
Lilly, una reportera de prepa trunca que comenzó a ejercer el periodismo en los tiempos del PRI como partido casi único y escaló consistentemente hasta figurar en la pantalla chica de la televisión nacional, sobre todo en la TV Azteca de Ricardo Salinas Pliego cuando ambos, en el estilo único del chapulineo mexicano eran parte del engranaje legitimador del PRI-gobierno, antes de pasarse al morenismo y después de volver al antimorenismo.
Célida, una profesional más fraguada en la política -teórica y práctica- presume blasones de campeonato nacional de oratoria en su adolescencia, licenciatura en derecho, posgrado en Ciencias Políticas, MBA en Dirección de Empresas por el IPADE; fue funcionaria en el gobierno de Guillermo Padrés (esto tampoco es como para presumir, pero bueno), diputada local del PAN; en 2018 ganó la alcaldía de Hermosillo por Morena y luego la perdió en su intento de reelección; en 2021 se incorporó al gobierno de Alfonso Durazo y llegó a ser su Jefa de Oficina.
Hicieron buenas migas en 2018 (cuando eran candidatas de Morena, pues ambas sacrificaron en aras del pragmatismo y el escalafón político, sus agendas militantes de derecha, que sin duda todavía las acompañan. Pero Lilly, más rústica en sus dogmatismos cayó como entre brasas cuando se trató de validar la agenda progresista y renunció a la bancada de Morena en el Senado a los tres meses, riñendo escandalosamente con sus efímeros compañeros de aventura, señaladamente con el feminismo de pañuelo verde.
Ahora se sabe que se masticaban, pero no se tragaban.
Célida, mucho más pragmática y sin duda con mejores prendas académicas para entender la coyuntura, se mantiene hoy en la izquierda (jijiji) como candidata de Morena, siglada por el Partido del Trabajo al Senado de la República. Desde allí se permite ciertas licencias, como denostar con singular fiereza al prianismo, en cuya ala derecha militó casi toda su vida activa en la política.
Se cuida, claro, de no tocar con el pétalo de una crítica a personajes tan siniestros como Guillermo Padrés, de quien alguna vez dijo ser la principal promotora en una iniciativa para colectar llaves y hacerle una estatua en bronce. Sí lo dijo.
Hoy el destino -o lo que sea- las ha vuelto a poner frente a frente como candidatas al Senado. Lilly por el PRIAN, Célida por el PT como parte de una estrategia de Morena en 12 estados donde suponen tienen suficiente margen de ventaja para ganar los dos escaños de mayoría y el de primera minoría.
El choque entre ambas candidatas quizá no sea el más edificante en términos de ideas y propuestas, pero sí el más ‘palomero’, para usar un término asignado a aquellas películas que no aportan nada, pero entretienen mientras se comen sin verlas, cualquier cantidad de palomitas de maíz en el cine.
Ayer protagonizaron un nuevo episodio del film que pudiera llamarse ‘Dos mujeres, un escaño’ y en el que Lilly lleva ventaja, pues aunque su fórmula quede en segundo lugar, como es previsible, de todos modos repetirá en el Senado, ya que ocupa el cuarto lugar en la lista de plurinominales del PAN.
O sea que de todos modos será senadora. Porque muy rústica, muy rústica, pero la ex reportera amacizó el escaño y Célida quizá vuelva al gabinete por los servicios prestados a la causa.
Célida tiene un trabajo más arduo, pues es candidata de un partido que yendo solo jamás ha llegado al 15 por ciento de la votación, aunque hoy le apuesta a la ‘transferencia de votos’, es decir, a los que pueda quitarle a la fórmula de Morena que encabeza Lorenia Valles, o al PRI a través de organizaciones como la CTM que se ha sumado a su campaña, como lo han hecho las dirigencias de otras organizaciones sindicales y ciertos liderazgos locales, como el de Rodrigo Bours en Cajeme, inspirados en el antibeltronismo. No hay que olvidar que la fórmula de la coalición PRI-PAN-PRD la encabeza Manlio Fabio Beltrones a quien Rodrigo no pasa ni con pacifiquito (dicho 100% cajemense), aunque su hermano Ricardo apoya, mientras que el otro hermano, Eduardo Bours, que tampoco tiene la más mínima predilección por Manlio, se ha decantado en favor de ‘El Pato’ de Lucas, candidato de MC al Senado.
¡Qué merequetengue!
El punto es que ayer, desde un encuentro con periodistas, Lilly Téllez soltó una serie de alocuciones que pudieran interpretarse como amenazas veladas contra Célida López. Le llamó ‘bocona’ y le advirtió que si continúa criticándola ‘va a llorar’.
Célida, que no es precisamente una mujer que se deje intimidar, le respondió que ella no llora por cosas que no le preocupan, y una de ellas es precisamente Lilly, a quien retó a un debate público para discutir frente a frente cualquier tema, y no ‘andar mandando mensajitos’.
El episodio es el más interesante en lo que va de las campañas, pues un debate entre estas dos mujeres puede sacar chispas, pero todavía no se define la sede, aunque hay varias propuestas, desde el tianguis del Palo Verde hasta la Cañada de los Negros por allá cerca de la 5 de Mayo; en algún recoveco de El Jito o en cualquier parte de la Expo, donde hasta ahora han quedado a deber con los videos de zacapelas.
Ay, no.
Por cierto, la fórmula de Morena que encabeza Lorenia Valles sigue navegando sobre aguas tranquilas, dejando que se hagan trizas por el segundo lugar. Al menos ese es hasta hoy el reporte.
II
Bueno, y si el tren de la grilla electoral no se detiene, tampoco puede hacerlo el del ejercicio de gobierno, de tal suerte que mientras en el encordado de las campañas no gana uno para sustos, allá en la heroica Nogales el gobernador supervisó avances en la modernización de la aduana más importante del estado, un proyecto que complementa la transformación de aquella frontera, con la relocalización de las vías del ferrocarril.
Acompañado del titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México, André Georges Foullon Van Lissum, recorrió y supervisó los trabajos de rehabilitación del recinto fiscal de Nogales que, junto con la modernización de las aduanas de San Luis Río Colorado, Sonoyta, Sásabe, Naco y Agua Prieta forman parte de las acciones que implementa el gobierno de Sonora paralelamente a la modernización del puerto de Guaymas y la ampliación de la carretera desde ese puerto hasta Chihuahua.
El conjunto de estas obras configuran un megaproyecto que repotenciará en el mediano plazo las actividades económicas del estado, señaladamente las relacionadas con la exportación a Estados Unidos y los países de la Cuenca del Pacífico, pero también las del sector turístico y de servicios.
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