Mi gusto es… (O la otra mirada) Por: Miguel Ángel Avilés
Me acuerdo de la primera ocasión que voté para elegir al presidente de la República.
Pero mi gallo perdió .
Lo hice ya grandecito para estos patrióticos menesteres, pero es que antes no creía en estos procesos y aunque no estaba muy convencido, después cambié de opinión.
Era un domingo muy soleado, tanto que una viejita que no había desayunado, se desmayó tres gentes antes de que pasara a cruzar su boleta y se la tuvo que llevar la ambulancia a la cruz roja más cercana porque, a pesar de las cachetaditas que le dio el camillero, nunca reaccionó.
Pobre doñita.
En la siguiente elección me mantuve firme y le aposté al mismo caballo, pero otra vez no ganó.
Pobre candidato.
Llegué a pensar que yo era el salado pero gracias a mi terapeuta, recobré mi autoestima y ratifiqué que mi decisión era la idónea, pero nuestro aspirante, por más virtudes que tuviera o le colgaran sus publicistas, no tendría la autorización de los que mandan en mi país y nunca llegaría.
A pesar de todo la intentó por tercera vez y nada. Así como suele quedarse el Cruz Azul, así mero se quedó en la orilla y al modo, al no poderse coronar por cuenta propia, le echaron la culpa al árbitro, que fue un robo, que todo está arreglado, que si sí o que sí no y demás.
En parte el señor tenía razón, pues años atrás le había hecho una muy gacha ,ya que al parecer ganó pero , según cuentan , debido a unos diablitos mal puestos el sistema de cómputo electoral se cayó y la esperanza de que por fin ganara el bueno, también .
Pobre sistema.
Cuando volvió la luz, el que estaba arriba ahora estaba abajo y el que estaba abajo estaba arriba y de ahí nadie oficialmente los movió. Calles llenas de gente, marchas a granel, desplegados, el zócalo a reventar, muertos unos y otros haciéndose vivos, pero nada fue suficiente y el ganador – perdedor se cruzó la banda presidencial, teniéndolo que aguantar por seis largos años.
Yo seguí votando por los de este lado de mi corazón, pero seguían perdiendo.
Ni una regiduría alcanzaban mis favoritos y la única forma de desquitarme era maldiciendo a ese tipo que dirigió la orquesta para la caída del sistema, rogando a dios que la historia, y la ley se pudieran encargar de él con todo su peso, con tal de que, en un futuro. nadie se atreviera a revivirlo en términos políticos, ni darle poder ni protegerlo como si nada antes hubiera pasado.
Seguí votando y el lunes, pasando el día cero, ahí andaba, ridículamente, mostrando mi dedo gordo para que todos supieran que, si había votado y que, si no me condecoraban por ese ejercicio cívico, era debido a pura ingratitud.
SÍ, había cumplido con lo que consideran un privilegio democrático, pero de nuevo, por enésima ocasión, había perdido. Sí, pero en eso de que mi voto coincidiera con el personaje al que le estaban entregando la constancia de mayoría, nomas no.
¡Qué vergüenza!
Como me hubiera gustado ser aquella doñita que después del azotón , no se volvió a saber de ella .
Pero no lo fui y tuve que enfrentar la realidad, sufragio a sufragio, comicio a comicio, de tres en tres o de seis a en seis años, hasta que todo fue diferente, mágico, de lo negro al blanco, de la obscura noche al pletórico día y mi corazón se volvió una explosión de esperanza.
Oh, cielos, pienso en ese día y se me pone la piel chinita de tanta emoción. Era un honor estar en esa elección, era un honor estar en esa elección.
Era un honor estar en esa elección.
Mi voto era parte de los miles que habían llevado al triunfo a un competidor.
De ser el ya merito del Cruz Azul , pasábamos a ser Las Águilas de más coronas .
Tanto me emocioné que me puse a escoger algunas frases para compartirlas a mis amigos y amigas y hacer más pletórica la fiesta:
“La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes.”(Charles Bukowski)
“Una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil.”( Abraham Lincoln)
“Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.”( David Lloyd George)
Cuando ya las tenía listas para irlas a repartir, las volví a leer y mejor opté por tirarlas en un contenedor porque me parecieron bien cursis y ridículas .
Lo que, si revaloré a secas, fue la importancia del voto y mi libre decisión de emitirlo por quien quiera no le hace que pierda.
Lamentable sería que no tuviéramos esta oportunidad. Que alguien ganara y se quisiera quedar en la silla para siempre o quisiera llevar al mismo contenedor en donde eche esas frases, a las instituciones electorales que legitimaron su triunfo.
Pobres instituciones.
Y pobre de todos nosotros si alguien quisiera que lo estuviéramos adorando a él nomás.
Ni que fuera El Santo, o Miley Cyrus o Lady Gaga o Los Beatles, o Carlos Rivera, o Fernando Valenzuela en su gran temporada y fanáticos tiempos .
Pobres de nosotros.
El voto sirve para quitar o poner, no para eternizar.
Porque arraigar este derecho no fue ni ha sido fácil:
Su historia es larga, pero sin ninguna intención alburera, déjenme se las resumo , gracias al programa en Google Yasmín Esquival , un muy visitado tutorial para lo usted guste plagiar, en donde ahorita le doy clic y me aparece:
“Aunque no todos los países pasaron por las mismas etapas y restricciones, ni en el mismo orden, en términos generales el sufragio universal en un sentido pleno se estableció después de una evaluación a través de los siguientes sistemas:
“Sufragio censitario (o “restringido”): en él votan solo hombres que cumplan una serie de requisitos de nivel de instrucción, de renta y de clase social;”
“Sufragio masculino calificado (normalmente, denominado “universal” por las Constituciones que lo aprueban): en el que pueden votar todos los hombres que supieran leer y escribir; [1]”
“Sufragio femenino: reconociéndose el derecho a voto de las mujeres. [2] Primero a las mujeres casadas, que sepan leer y con propiedades, después a solteras.”
“Sufragio sin discriminación racial: se garantiza el derecho a voto de todas las personas, sin discriminación racial, ni de su pertenencia étnica u origen nacional.”
“Sufragio sin calificación: en el que se establece el derecho a voto de todas las personas, sin discriminar su nivel educativo, incluyendo a los analfabetos. Es criticada por dejar que personas desinformadas tengan el mismo poder que las personas que sí lo están.”
Hay más pero aquí se las dejo, aunque también se escuche fuerte.
Voten con libertad y sean votados
Eso sí: lo que nunca me gustaría que sucediera, en este México lleno de paz y amor y en donde su gente es muy feliz, es que de un de repente empezaran a matar candidatos y candidatas como si fueran vendettas y no una simple contienda electoral, que lo partidos políticos solo fueran eso y no semejaran bandas pertenecientes al crimen organizado.
¡Qué horror!
Es un deseo mío, simplemente, como aquel cuando quería que ganara mi gallo y por llegar el cambio real y este país arañara de la noche a la mañana el primer mundo .
Lo bueno que falta mucho para que ese negro panorama llegue
Falta mucho
Salgan a votar y no teman.
Pero desayunen antes .