La Pequeña Dosis de Historia Por: Dr. Joaquín Robles Linares
Tras la contienda electoral viene lo más complicado, intentar que la minoría parlamentaria no quede subrepresentada, suma el 40% del electorado y viene cobijada de un vasto acompañamiento ciudadano. Comunicadores y analistas intentan dar la impresión de que el próximo Gobierno no continuará por el camino trazado, que esta administración no se parecerá a la que se va.
Eso no deja de ser un anhelo, no hay engaño en las ofertas de campaña de la candidata ganadora, presumió insistentemente que lo que sigue es consolidar lo armado y profundizarlo, eso pasa por desaparecer las entidades autónomas incluyendo a la Suprema Corte y el INE, desfigurar a su conveniencia el Estado mexicano.
Se argumenta que la reacción de los mercados o en el contexto internacional influirá en los ánimos de contener los deseos obradoristas, siguen sin comprender que lo que proponen estos movimientos es la edificación de un nuevo orden y este debe estar sujeto a los propósitos del fundador, la avalancha de votos es el arma para lograrlo.
Estos destellos de candor suponen que los moderados que integrarán la próxima administración impedirán la cristalización de tales acciones, la ingenuidad no comulga en política, lo mismo se decía del régimen actual y a los moderados únicamente los utilizaron. Estos movimientos se nutren de la radicalización de posturas, algo que no es nuevo ni extraño, lo estamos atestiguando con Donald Trump.
Estos experimentos políticos han tomado -consciente o inconscientemente-, una parte del modelo que se instauró a principios de los años veinte en Europa y que dio origen al fascismo, aclarando que esa denominación no se puede extrapolar, pero hay condiciones que otorga este fenómeno político que prevalecen en distintas corrientes radicales que se han hecho del poder.
El historiador norteamericano Robert O. Paxton en Anatomía del Fascismo, estudió a profundidad el modelo y lo definió en un ciclo de cinco etapas: La creación de los movimientos; su arraigo en el sistema político; su toma del poder; el ejercicio de ese poder; por último, el largo plazo, durante el cual el régimen escoge la radicalización o entropía, entendiendo esto como incertidumbre.
Este esfuerzo académico nos permite acercarnos al fenómeno que estamos presenciando, con sus obvias diferencias y espacios ideológicos, no obstante, ayuda a su comprensión.
Lo que viene será esa radicalización y quien espere la cordura o la modificación en los objetivos se estrellará con la realidad, otra condición similar con aquellos movimientos de masas de inicios del siglo XX es la aparición de incontables oportunistas que de un día para otro se suman sin vergüenza o cargo de conciencia, otro patrón que revela las similitudes.
Seguramente este experimento terminará mal, todos han terminado en desastre, no sabemos el tiempo que prevalecerá, pero al concluir este ciclo viviremos una regresión irremediable en la vida política mexicana y habremos perdido mucho de lo ganando en estas últimas décadas.
El historiador norteamericano rescata un testimonio del Premio Nobel de literatura de 1929, Thomas Mann, quien vivió aquellos años de pesadilla en Alemania y escribió en su diario: “Cómo la euforia social era ensordecedora”.
El 27 de marzo de 1933, Mann, redacta unas líneas que reproduce Paxton: “Había presenciado una revolución de un género nunca visto hasta entonces, sin ideas subyacentes, contra las ideas, contra todo lo más noble, lo mejor, lo decente, contra la libertad, la verdad y la justicia. La «escoria vil» había tomado el poder, «con inmenso regocijo de las masas».
Es vital para la maltrecha democracia mexicana que esa minoría quede representada, aun ante ese ensordecedor júbilo que antecede a la destrucción.