El Centro de Estudios Económicos y del Sector Privado (CEESP) alerta que hoy no hay señales de una mejora de la economía mexicana en los próximos trimestres y década, ya que los motores del crecimiento como el consumo y la inversión están débiles.
“Para los próximos diez años se prevén un crecimiento promedio anual de solo 2 por ciento, el mismo que en los últimos 30 años”, señala el organismo a cargo de Carlos Hurtado López.
Durante el primer trimestre del año, el comportamiento de la actividad económica del país mejoró modestamente, aunque no se perciben señales de una mejora más pronunciada para los próximos trimestres, lo que posiblemente responda a la incertidumbre del último año del sexenio, afirma.
“Las expectativas anticipan un desempeño con mayor debilidad, ya que para todo el presente año los especialistas prevén un crecimiento de solo 2 por ciento, para 2025 pronostican uno de 1.68 por ciento”.
Lo preocupante, dice, es que para más adelante las expectativas siguen deteriorándose, ya que el consenso anticipa que el debilitamiento de la actividad económica se prolongará por varios años.
Agrega que los datos indican que en el primer trimestre del año el Producto Interno Bruto (PIB) creció 0.3 por ciento respecto al trimestre previo, mientras que en comparación con un año antes aumentó solo 1.9 por ciento.
“Estos porcentajes resultaron inferiores a la estimación de los especialistas que anticipaban avances de 0.33 por ciento y 2.3 por ciento respectivamente”, señala el órgano asesor en materia económica del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
El centro líder de investigación dice que los indicadores como el consumo y la inversión, que son los principales motores del crecimiento, no muestran mejoras importantes.
“Finalmente se refleja tanto en el menor dinamismo de la actividad económica, como en la debilidad de las expectativas de crecimiento”, considera.
Señala que la información disponible del Inegi indica que mientras que en abril las ventas al menudo reportaron un avance anual de solo 0.5 por ciento, que muestra una clara tendencia a la baja, la inversión fija bruta, si bien mantuvo un avance de dos dígitos al crecer 10.5 por ciento, este fue su menor avance en los últimos quince meses y mantiene una clara tendencia a la baja.
El CEESP expone que la capacidad de generación de empleo formal comienza a verse afectada de manera importante.
“Las cifras más recientes del IMSS indican que durante junio el total de trabajadores afiliados al IMSS se redujo en 29 mil 555 registros, acumulando dos meses consecutivos con un comportamiento similar. Es decir, en mayo y junio se acumuló la pérdida de 54 mil 758 empleos registrados”, menciona.
La coyuntura se complica, explica, dada la resistencia a la baja que mantiene la inflación y por ende, a la política monetaria restrictiva que mantiene el Banco Central.
“La respuesta de política monetaria ante la persistencia de la inflación ha sido decidida. El Banco de México ha mantenido sin cambio su tasa de interés desde marzo de 2024: En materia de finanzas públicas los resultados son razonables en lo agregado. Aunque en su composición hay aspectos cuestionables”, detalla.
El CEESP agrega que en el periodo enero-mayo los ingresos totales aumentaron a una tasa anual de 5.4 por ciento en términos reales, y le llama la atención que la recaudación por IVA creció 3.9 por ciento, lo que sugiere que el consumo aún no se reactiva. Hay que considerar que tan solo en mayo la recaudación por IVA se contrajo 0.1 por ciento anual.
“La disminución de 0.9 por ciento en la recaudación por ISR da cuenta de la debilidad de la actividad económica”, menciona.
En el caso del gasto público, dice, se aprecia un incremento de 17.3% anual en el lapso enero-mayo, debido a la importante asignación de recursos a los programas y proyectos insignia del gobierno.
Por el lado de su clasificación administrativa, agrega, en el periodo enero-mayo el mayor dinamismo se observó en el gasto de las secretarías de turismo y energía, que creció a una tasa anual de 205.8 por ciento y 462.5 por ciento, respectivamente.
“El gasto en Bienestar aumentó 30 por ciento y en Trabajo y Previsión Social 88.8 por ciento. Por el contrario, el gasto en salud se contrajo 49.7 por ciento”.
De acuerdo con el órgano, pareciera que el gasto público ha privilegiado criterios más bien políticos, primordialmente con proyectos del gobierno cuya rentabilidad no se ha comprobado y persisten muchas dudas sobre sus beneficios sociales y con programas de transferencias carentes de incentivos para la movilidad social y sin mecanismos para romper los ciclos de preservación de la pobreza de los segmentos sociales más necesitados.
El centro de investigación añade que será importante que, con el resultado de las elecciones presidenciales, la nueva administración se ajuste hacia programas que realmente tengan una rentabilidad social y productiva que contribuya a un mayor crecimiento y bienestar.
“No hay duda de que uno de los principales objetivos del nuevo gobierno será encontrar los mejores mecanismos para obtener los recursos suficientes y asignarlos de la mejor manera para cumplir con las expectativas de mayor crecimiento, inversión, empleo y bienestar social”, concluye el CEESP.