A TRAVÉS del tiempo, las organizaciones religiosas, políticas y sociales que han sobrevivido han mantenido una característica esencial: La Unidad.
Un preclaro ejemplo de la desunión en los tiempos más recientes en México ha sido el Partido de la Revolución Democrática, el PRD, que en los pasados comicios electorales perdió su registro porque no alcanzó los votos exigidos por la Ley para mantenerse.
Definido como el partido de la verdadera izquierda nacional, fundado por los pro-hombres “progresistas” Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, también fue víctima, primero de las “tribus” al interior de sus filas, la salida de sus fundadores y la separación que llevó a cabo Andrés Manuel López Obrador para crear MORENA.
Cuando el Partido Revolucionario Institucional perdió la presidencia de la república por vez primera en el año 2,000, muchos auguraron su muerte. Sin embargo, se recuperó en el año 2012 llevando a Enrique Peña Nieto a Los Pinos en medio de acciones de sus líderes que marcaron la unidad de sus filas.
En nuestros días, la auto-imposición de Alejandro “Alito” Moreno en la dirigencia nacional del PRI a pesar de haber sufrido las derrotas más estrepitosas de toda su historia en los cuatro años recientes en los que ha estado al frente del tricolor, tiene un defecto definitorio: La división interna.
Aparte de mandar a la basura el concepto anti-reeleccionista de un partido que se había conservado longevo gracias al cambio de hombres en sus dirigencias y a la unidad, hoy, dentro de su aparente ilegalidad y probada ilegitimidad al cambiar los estatutos para erigirse como dueño de su partido, “Alito” está cavando, como nunca antes había sucedido, la sepultura del PRI.
El lema del PRI –creo- continúa siendo “Democracia y Justicia Social”. Lo anterior comprende la diversidad de opiniones y la libertad de pensamiento al interior de ese instituto político.
“Alito”, ahora, como todo un dictadorzuelo, se está atreviendo no solo a atacar a quien no piensa como él, sino a sancionar a quienes han “cometido el pecado”, de exigir legalidad y legitimidad.
Se atrevió a decir que los expresidentes priístas que no están de acuerdo con su actitud intolerante, “han sido los culpables de las derrotas electorales”. Manlio Fabio Beltrones, senador electo luego de haber llevado a cabo una campaña “por tierra” enarbolando los colores del PRI, ha sido “expulsado” de la bancada de ese partido que comenzará sus funciones el próximo 1 de septiembre.
Y aunque el también exgobernador de Sonora ha dicho que acudirá a los tribunales pues sus derechos políticos están a salvo, es inocultable la decisión de “Alito” de expulsar del partido a Manlio, a Dulce María Sauri, a Pedro Joaquín Coldwell a Enrique Ochoa Reza y a toda figura del PRI que se oponga a sus deseos.
“Alito” hizo su propia asamblea para cambiar los estatutos y reelegirse, solo para convertirse en dueño de despojos de un partido, cuya mayoría de figuras y militantes no están dentro, sino fuera.
Es una manera inequívoca de sembrar y regar la semilla de la descomposición, la desunión y con ello construir el camino rumbo a su propia muerte, en medio de un escenario en el que todos los partidos políticos viven crisis de credibilidad y confianza.
CREO, SE va a emitir una ficha especial para tratar de localizar al doctor José Luis Alomía, aún “¿secretario de Salud”? del Gobierno del Estado… La actitud que ha asumido como los avestruces en medio de la presencia del regreso del COVID y la evidente presencia del “Dengue” por ser temporada de lluvias, amén del abasto de vacunas y las fallas en la operatividad hospitalaria, representa toda una grosería a la población sonorense… Ni Alomía ni ninguna vocera o vocero de la Secretaría de Salud, dan la cara para anunciar alguna campaña de prevención de enfermedades o un informe de la situación que vivimos… Es una verdadera pena…