El Zancudo Por: Arturo Soto Munguía
Apenas ayer comentábamos en este espacio sobre los caminos de la legitimidad; las políticas públicas que sirven para dispersar entre los más amplios segmentos de la población, recursos que se convierten en bienes tangibles y soluciones a requerimientos cotidianos que en la mayoría de los casos significaban un enorme sacrificio o eran prácticamente inalcanzables.
Recursos que, hay que decirlo, en el imaginario colectivo aparecen como una afianzada idea de que en gobiernos anteriores servían básicamente para llenar los bolsillos de la clase política. No era así siempre ni en todos los casos, y tampoco podría asegurarse como dogma de fe, que entre la nueva clase política no le pegue sus pellizcos a los recursos públicos, pero hay que admitir que, por ejemplo en el caso de los uniformes escolares, hay un antes y un después, como lo veremos más adelante.
Trepado en las gradas de la cancha de la escuela primaria Hermanos Flores Magón, de la colonia Las Granjas, cavilaba sobre esto mientras veía a una pequeña multitud de rapazuel@s chirotear de un lado a otro antes de que sus maestr@s los pusieran en orden -no sin algunas dificultades- acomodándolos en las sillas donde serían partícipes del evento simbólico de arranque del nuevo ciclo escolar.
Del chiroteo se pasó a la solemnidad, las notas marciales de la banda de guerra, el juramento a la bandera y todo el protocolo de esos menesteres una vez que llegaron las autoridades educativas y el gobernador, que se dio un tiempo para participar del bullicio inicial.
Pero desde las gradas, no veía solo a los niños y las niñas de impecables uniformes y relucientes zapatos; veía también a sus padres y madres de familia que no estaban allí, pero en algún lugar estarían sacando cuentas sobre el significado de los programas sociales, concretamente aquellos aplicados en el sector educativo.
Es difícil precisar en lo individual los montos que cada familia se ahorró y pudo destinar a resolver otras cotidianidades a partir de estos programas, pero no es poco: hablamos de uniformes y zapatos; útiles escolares, libros de texto, desayunos, hasta tablets para estudiantes de secundaria y sobre todo, becas estudiantiles.
En lo individual es difícil precisar los montos, pero en general los números son verificables: 304 millones de pesos para la entrega de 440 mil paquetes de uniformes escolares, que por cierto se cumplió en tiempo y forma a partir del replanteamiento de la organización y logística que se puso en marcha desde la llegada, el año pasado, de Rodrigo Flores Hurtado a la subsecretaría de Planeación y Administración y después de que al anterior secretario de Educación, Aarón Grageda se le enredara la piola con este programa.
Se entregaron 3.1 millones de libros de texto gratuitos y más de 44 mil tabletas electrónicas en las que se invirtieron 79.9 millones de pesos, así como mil 283 paquetes de útiles escolares con una inversión superior a los 11 millones de pesos.
Desde luego, el programa estrella es el de las becas escolares, una de las primeras acciones que tomó el gobernador Alfonso Durazo apenas tomando posesión de su encargo. ¿De dónde salió ese dinero? Pues de la mitad del presupuesto del Congreso del Estado, donde su destino era más bien discrecional para cada legislador y en no pocas ocasiones se utilizaba para la autopromoción político-electoral.
De entrada, se destinaron 400 millones de pesos para este programa en su primer año, y en este 2024 el monto es de 740 millones de pesos que benefician a 150 mil estudiantes de todos los niveles, pero en el caso del nivel básico las becas les llegan a 58 mil alumnas y alumnos. Este programa está proyectado para llegar a dos mil millones de pesos al término de la gestión de Durazo.
Por eso desde las gradas, no veía solo a la pequeña multitud de rapazuel@s pretendiendo ponerse solemnes bajo la mirada de sus maestr@s mientras desde el podio se enunciaban los discursos de la ocasión, sino a cerca de 200 mil familias sonorenses que en alguna medida, con estos programas tienen un respiro en sus economías domésticas, sin contar un aspecto no menos importante que es el estímulo y las facilidades para el proceso enseñanza-aprendizaje.
Dirán algunos que programas como el de uniformes escolares fueron creados en administraciones anteriores. Ese concretamente, en el gobierno de Guillermo Padrés. La refrescada de memoria debe incluir, sin embargo, que Mario Aguirre, el principal empresario beneficiado por el gobierno con ese programa que le dio a ganar muchos millones de pesos, fue a parar al bote como parte del entramado de corrupción en aquel sexenio.
En fin, que todo eso pensaba desde las gradas de la cancha de la escuela Hermanos Flores Magón, donde el gobernador encabezó el arranque del ciclo escolar, por cierto sin mayores contratiempos y eso que fueron casi medio millón de estudiantes de más de 3 mil escuelas en todo el estado.
Es el primer arranque de ciclo escolar que le toca al nuevo secretario de Educación, Froylán Gámez, y sacó bien la chamba.
II
Y a propósito de programas sociales, en ellos puso el acento la senadora electa Lorenia Valles Sampedro al registrarse oficialmente para incorporarse a la siguiente legislatura.
Se refirió concretamente a los dos nuevos programas que adelantó la presidenta electa Claudia Sheinbaum y que los legisladores habrán de incorporar a la Constitución: el apoyo a las mujeres de 60 a 64 años (previo a recibir la pensión universal para adultos mayores), y la beca universal para niñas y niños desde preescolar hasta secundaria.
Además, citó la reforma a la Ley del Issste para aumentar el monto de las pensiones; la eliminación de la reelección y el reconocimiento de todos los derechos a los pueblos indígenas y afromexicanos.
Desde luego, y no podía ser de otra manera, la senadora electa se comprometió a apoyar la reforma judicial, que ayer se discutía en la cámara de diputados donde, no sin un intenso debate terminará aprobándose para pasar al Senado.
En la Cámara Alta, Morena no tiene la mayoría calificada, pero versiones hechas circular ayer por el senador plurinominal del Verde, Manuel Velasco, los tres votos que le faltan ya los tienen prácticamente en la bolsa después de negociar con senadores de otros partidos, cuya identidad mantuvo en el anonimato.
Eso no será por mucho tiempo. El 1 de septiembre rinden protesta los nuevos senadores y esa reforma es una de las primeras que les tocará aprobar. Allí se sabrá quiénes son los o las senadoras que favorecerán con su voto la reforma judicial propuesta por el presidente, y cuáles serán sus argumentos para hacerlo.
Qué nervios…
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