El consumo de refrescos, bebidas alcohólicas, cigarros y comida chatarra aportó cuatro de cada 10 de la recaudación del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) durante 2023, esto pese a los esfuerzos del gobierno federal por implementar una política de salud sobre buenos hábitos de alimentación.
De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), estos productos dejaron una bolsa conjunta de 194 mil 739 millones de pesos, el equivalente a 44 por ciento de todo lo obtenido por el cobro de IEPS.
Este gravamen se aplica para todos los productos que el gobierno federal considera dañinos para la salud o medio ambiente, pues se busca que con el cobro de un impuesto se inhiba su consumo de manera paulatina.
Los datos recabados por la SHCP exponen que los impuestos provenientes de la cerveza y refrescos fueron los que más aportaron a la recaudación del IEPS con 48 mil 983 millones y 37 mil 756 millones de pesos, respectivamente.
“La gente ya consumía gran mayoría de estos productos antes del etiquetado, por lo que no hubo un gran impacto en el consumo y por ende en la recaudación”, expresó José Luis Gallegos, presidente de la Comisión Fiscal del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP). En entrevista con El Sol de México, el especialista del IMCP recordó que algunos alimentos con alto contenido calórico o bebidas alcohólicas ya recibían un tratamiento tributario desde la Reforma Fiscal de 2014.
Sin embargo, explicó que su consumo no fue afectado debido a que se trata de alimentos o productos que ya forman parte de la dieta diaria de los mexicanos, como el refresco, la tortilla o el pan.
Si bien se espera que en los próximos meses la economía sufra una desaceleración, y por ende se afecten algunas variables como el consumo o la inversión, el experto descartó que haya una caída o impacto significativo en el IEPS de estos productos.
“Ante la contracción económica se espera que se consuma menos, pero lo que viene a compensar eso es la conducta del mexicano que de todas maneras, cueste lo que cueste, se compra un refresco, por ejemplo”, agregó Gallegos.
El etiquetado negro, también conocido como “advertencias sanitarias frontales”, es una medida que se implementó en México en 2020 con el fin de informar a los consumidores sobre el contenido de nutrimentos críticos en productos preenvasados.
Para la consultora internacional Kantar Group, los sellos negros generaron variadas reacciones en los consumidores, desde sorpresa y hasta culpa por consumir alimentos o bebidas dañinas para la salud.
“Queda claro que las etiquetas no bastan: es necesario un cambio en la cultura alimentaria, con un mayor compromiso de las instituciones educativas, los gobiernos y las empresas”, comentó la empresa en un análisis.
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