El Zancudo. Por: Arturo Soto Munguía
Durante el sexenio de López Obrador, la política exterior mexicana, particularmente en el plano de la relación con EEUU tuvo sus fundamentos en la Doctrina Hernández, acaso el compendio que recoge de mejor manera el sentimiento de los connacionales en aquel país, sean o no indocumentados.
Esta doctrina, que toma su nombre del gran pensador y filósofo mexicano Jorge Hernández, le sirvió mucho a López Obrador para fijar posiciones en la relación bilateral con la Unión Americana y cada vez que había un desencuentro con el gobierno de EEUU solía citarla en sus mañaneras, a través de videos donde Hernández relataba con maestría la épica del mexicano que tuvo que abandonar su patria en búsqueda de un mejor futuro y desde allá es parte de ese conglomerado que actualmente envía a México unos 60 mil millones de dólares de remesas anuales, lo que representa un ingreso superior al de la exportación de petróleo.
Así, cuando sobrevenían los desencuentros bilaterales, ya porque agarraron al exsecretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos; ya porque agarraron al Chapito Ovidio Guzmán, ya porque en su primer periodo Donald Trump obligó al gobierno mexicano a contener la migración indocumentada amenazando con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas, López Obrador proyectaba en sus mañaneras alguna de las obras clásicas de Hernández, ya fuera ‘La Jaula de Oro’, ‘Dos veces mojado’, ‘De América yo soy’ o ‘Somos más americanos”.
Es más, el 15 de septiembre de 2022, en el mero día de la independencia ese año, el gobierno mexicano llevó al mismísimo Hernández al Zócalo Capitalino para que enviara su mensaje a cientos de miles de asistentes, y a millones en todo México y la Unión Americana.
Allí, Jorge Hernández y su grupo, Los Tigres del Norte interpretaron sus mejores éxitos y solo interrumpieron un momento el concierto al filo de las 23:00 horas para que el presidente diera el Grito de Independencia.
Y es que nadie mejor que Los Tigres para inflamar el ser mexicano, despertar al Pancho Villa que todos llevamos dentro y atizar la narrativa de un nacionalismo muy random que se canta desde el extranjero.
López Obrador mantenía a la audiencia cautiva coreando a voz en cuello los corridos que relatan los éxitos y fracasos; las alegrías y las tragedias de los migrantes, manteniendo a las audiencias con el espíritu henchido de orgullo y el acordeón sonando en los corazones, rememorando el despojo del territorio y redimensionando el concepto de frontera: “Quiero recordarle al gringo/Yo no crucé la frontera/la frontera me cruzó/América nació libre/El hombre la dividió/Es un error bien marcado/Nos quitaron ocho estados/¿Quién es aquí el invasor?/Soy extranjero en mi tierra/Y no vengo a darles guerra/Soy hombre trabajador”.
Esto no resolvía ni madres en la relación bilateral, pero era muy bonito andar por la vida cantando los versos de la Doctrina Hernández, avivando el nacionalismo seminal de un pueblo herido por el imperio yanqui a lo largo de su historia.
Hoy, a Claudia Sheinmbaum le hará falta algo más que un concierto de Los Tigres para convencer al pueblo de México de que la relación con EEUU es entre iguales y si la apuran tantito, con asimetrías a favor de los mexicanos ‘porque somos una potencia cultural y tenemos mucha historia’.
Pero sobre todo le hará falta mucho más que eso para amansar al impredecible presidente norteamericano que ya enseñó sus fierros: deportaciones masivas, programa Quédate en México, designar como terroristas a los cárteles mexicanos, y el esbozo de una nueva política arancelaria que le partiría la espina dorsal a la economía nacional.
Las deportaciones ya comenzaron y el gobierno mexicano apenas alcanzó a plantear paliativos que parecen mínimos para resolver lo que se viene, pero costosísimos al presupuesto: incorporar a los deportados a programas sociales como Sembrando vida, Jóvenes construyendo el futuro, Pensión a adultos mayores, a Mujeres, etc. Se les dará además una tarjeta con dos mil pesos a cada migrante que quiera usarlos para regresar a sus lugares de origen y se les incorporará al IMSS. ¡Al IMSS!, donde el personal no se da abasto con los requerimientos de los derechohabientes y de medicamentos ya ni hablamos.
Evidentemente el gobierno mexicano no entiende el pensamiento de los migrantes y al gobierno de EEUU no le interesa entenderlo. Muy pocos entre los cientos de miles que han cruzado la frontera norte en las últimas décadas se resignarán a regresar a sus pueblos a ganar salarios de hambre, a sufrir las carencias de las zonas urbanas y rurales o a convivir con la violencia de los grupos criminales.
Lo más seguro es que se queden en los pueblos fronterizos de México esperando la oportunidad de volver a cruzar, lo que se antoja cada vez más complicado. Las remesas se verán disminuidas y miles de familias verán mermadas sus economías domésticas.
El combate al crimen organizado plantea otras encrucijadas, no solo para capos y sicarios. También para autoridades mexicanas y no pocos empresarios vinculados con el millonario flujo de recursos que dejan las actividades ilícitas. El nerviosismo de varios a quienes podrían ‘pasarle una báscula’ en sus cuentas bancarias y negocios está más que justificado.
El tema de los aranceles apenas fue mencionado por Trump en su discurso de ayer, pero es otro que genera bastante nerviosismo.
Lo que hizo Trump ayer fue apelar a la más pura versión del imperialismo salvaje, colonizador y extractivo para relanzar a Estados Unidos como potencia mundial. Esas no pueden ser buenas noticias para México ni para otros países del continente y del mundo.
Lo más paradójico del caso es que hay una cantidad importante de compatriotas que, lejos de cualquier noción de patria, aplaudirían cualquier acción -incluso armada- del gobierno norteamericano contra México, si en ello les va el fracaso del gobierno federal. Grave.
II
Pero mientras tanto la vida sigue y México no debe caer en la angustia por lo que puede venir. De hecho ayer hubo una reunión urgente del gabinete de Sheinbaum en Palacio Nacional, cuyos acuerdos seguramente conoceremos hoy en la mañanera.
Pero es un hecho que las obras, programas y acciones no se detienen. Por ejemplo aquí en Sonora comenzará a construirse la carretera Bavispe-Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, una gestión realizada por el gobernador Alfonso Durazo ante la propia presidenta, que lo respaldó.
Son 69 kilómetros que vendrán a mejorar la conectividad en la zona serrana y en los cuales se invertirán mil 859 millones de pesos, que a la postre se traducirán en un detonante de la economía y el turismo en esa región.
La obra se encuentra incluida en el Plan México presentado recientemente por Sheinbaum, cuyo esfuerzo fue reconocido por el gobernador, ya que estos proyectos de infraestructura carretera vendrán a fortalecer el desarrollo del estado, comunicando a Sonora con Chihuahua con una mayor y mejor conectividad.
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