ESTE VIERNES 1 de marzo arrancan las campañas en busca de los cargos federales de manera formal. Sin embargo, a diferencia de otros años, estamos ahora en medio de un clima enrarecido, donde prevalece el desorden y la violencia.
Ejemplos hay varios, pero nada más y nada menos, ayer asesinaron a un candidato de MORENA a una presidencia municipal. Ya son varios aspirantes y de distintos partidos muertos violentamente en varias entidades del país. Parecería que vivimos tiempos en que matar a alguien es lo más fácil del mundo y, lo peor, sin castigo alguno.
Hacemos referencia en este espacio a una fecha formal, pero la realidad es que las campañas políticas iniciaron desde hace tres años cuando menos, en acciones toleradas por el Instituto Nacional Electoral.
El propio Marcelo Ebrard, en su lucha por la candidatura presidencial, denunció el uso de recursos públicos de los programas del Bienestar para favorecer a la “corcholata” preferida del Presidente.
Pero las violaciones a los tiempos electorales también se han presentado en todos los partidos políticos. Candidatos del PRI recorren el Estrado y se reúnen abiertamente no sólo con simpatizantes, sino también con ciudadanos de todos los estratos sociales, donde se lanzan mensajes propios de una campaña electoral.
Y todo, en medio de una impunidad total.
Difícil no admitir que la primera motivación al desorden, a dejar la ley de lado, proviene de las “mañaneras” en palacio nacional. El Presidente López Obrador ha asumido recientemente una actitud más agresiva con quienes no piensan como él y ha colocado en la vulnerabilidad a medios informativos, periodistas y personajes de la política nacional.
Está convertido en el coordinador de la campaña de su candidata a la presidencia, Claudia Sheinbaum y sus reiterados ataques a la candidata opositora, Xóchitl Gálvez, se suceden un día sí y el otro día, también.
Todo ello ha generado un caos en el firmamento político y el “sospechosismo” acerca de la presencia de bandas delincuenciales conectadas con palacio nacional y dirigentes de MORENA, están a la orden del día.
AMLO no puede controlar sus emociones. Esto ya se ha confirmado. Sus iracundas actuaciones recientes le han hecho abrir un nuevo frente de guerra con los poderosos diarios de los Estados Unidos y asumido papeles de una soberbia extraordinaria que le ha permitido descaradamente anteponer su “autoridad moral” e intereses personales por encima de la Ley.
Además, sería evidente que comenzara a aparecer la preocupación en Claudia Sheinbaum, porque –seguidora de la narrativa presidencial- se le dificultará en campaña sostener una serie de argumentos que hunden por sí solos la actuación de su jefe e imagen de su “movimiento”.
Este fin de semana comienzan las campañas y el clima se ha enrarecido. Todo puede pasar y con una personalidad como la que habita ahora en palacio nacional, las y los mexicanos podríamos vivir episodios que jamás hemos presenciado por generaciones.
SIN DUDA, la personalidad que envuelve a algunas candidatas y candidatos en Sonora, van dirigidos a golpear a objetivos directos… Tal es el caso de Célida López Cárdenas, cuyos dardos envenenados van dirigidos de manera precisa a la humanidad de Lilly Téllez… Primero, una redacción agresiva contra esta última en un “post” en “X” y, recientemente, una invitación xdesde Ciudad Obregón a enfrentarse en la inminente campaña… En el caso de Movimiento Ciudadano, podría permitirse el beneficio de la duda en algunos candidatos que en realidad buscarían el triunfo, pero más allá de eso, la realidad es que sus votos solo dañarían a las y los candidatos del opositor partido a MORENA, que es la coalición “Fuerza y Corazón por México”… El ejemplo más reciente es el de Enrique Clausen… El exsecretario de Salud sabe que no ganaría la elección en el distrito federal número 5, ni a Jacobo Mendoza ni a Ernesto Gándara, pero participaría para dañar a alguien… Y nada más.