Mi gusto es… (o la otra mirada). Por: Miguel Ángel Avilés
Cuando estuve en el cereso, allá a principios de los años noventas, los controles de ingreso de familiares o visitas de corto tiempo, se pusieron, en un momento dado, muy estrictos, debido a las malas prácticas de algunas y algunos que pretendían introducir lo que estaba prohibido pero como esto fue parejo, la decisión se llevó entre las patas a quienes ni la debían ni la temían.
Como suele pasar, por unos la llevamos todos o en otras palabras, de nuevo pagaban justos por pecadores.
Esta frase se usa para referirse a situaciones en las que personas inocentes son castigadas o se ven perjudicadas por las acciones de otros.
Unos la hacen y otros la pagaban.
Según el génesis 18-19: que más bien parece clave policíaca, la historia de Sodoma y Gomorra (dije Sodoma, no Sonora) muestra cómo la ciudad entera, incluyendo a personas justas, fue destruida debido a la maldad de sus habitantes.
No sé si antes o después, Jesús intuyó en lo que podía terminar esto más adelante y, como en un salón de clases donde se pide que levante la mano el que sepa quién es el responsable de una fechoría, o de lo contrario ninguno saldrá a recreo o quedará reprobado el grupo entero, él también hizo un llamado, nomas que, cobardemente, nadie de los profanos dijo “esta boca es mía” y ahora hay que sacar la cara por ellos aunque en tal o cual fechoría no tengamos vela en el entierro.
Mira nomas.
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
Lucas 5:32
¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aún los pecadores actúan así.
Lucas 6:33
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes, los inconstantes, purifiquen su corazón!
Santiago 4:8
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos.
Salmo 1:1
Bueno y justo es el Señor; por eso les muestra a los pecadores el camino. Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino.
Salmo 25:8-9
Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Si bien las sagradas escrituras están ambientadas en Tierra Santa, por cierto también conocida como Israel y Palestina, creo que, en el resto del mundo, a lo largo de la historia, y a la fecha, seguimos pagando justos por pecadores.
Bonita cosa.
Por razones obvias, aludo mi profesión y sacudo la mata de la historia para recordar que la figura del abogado tiene raíces antepasadas, evolucionando desde los oradores de la Grecia y Roma clásicas hasta la profesión moderna que ahora conocemos.
En la antigua Roma, los abogados eran llamados “advocatus” y realizaban un papel crucial en la defensa de los ciudadanos ante los tribunales.
Es a Pericles a quien se ha reconocido como el primer abogado del mundo, el primer ciudadano de Atenas.
No tengo nada que me diga que Pericles se le fue al baño a un cliente con algún dinero o después de cobrar, no hizo nada de lo que le habían pedido ni tampoco aceptó una transferencia a su cuenta con tal de que hiciera algo a favor del depositante.
No dudo que las siguientes generaciones de abogados, abrazaron la profesión cual devotos que recibian la eucaristía pero como pasa siempre, en el camino no faltó el que traicionó el decálogo mental de esta tarea y vendió en canal por un plato de lentejas a un cliente o de pronto, en los debates en el ágora, edictos públicos y las inscripciones en piedra, que informaban sobre leyes, decisiones políticas y eventos importantes, nos enteramos de una millonaria fortuna en la declaración patrimonial de un jurista que omitió informar sobre 25 propiedades por valor de más de 800 millones de pesos que por ahí tenía y que a partir de esta canallada, irremediablemente, todos sus colegas son igual o peor que él.
Eso sí que no.
No pueden pagar justos por pecadores. Sí, hay abogados y abogadas que son más peligrosos que una cascabel en una bota o que un neurocirujano con hipo, pero eso no significa que tengan que medir con la misma vara al resto poniendo una marca de herrar a cualquiera que la ejerza y estigmatizarnos como si aquí nomás se cocieran habas, mientras que el resto de profesionistas o practicantes de un oficio fuese inmaculada e impoluta.
En este mismo sentido y tratándose de cuestiones de mexicanidad, me opongo a que nos vean como un todo y no como un individuo o individua capaz de asumir sus propias responsabilidades.
Recuerdo la Copa del Mundo de Francia 1998, en la que un mexicano – asi se referían – apagó la Llama Eterna en el Arco del Triunfo, un monumento conmemorativo a los soldados caídos, después de orinar sobre ella.
Este incidente, ocurrido durante una noche de celebración y consumo de alcohol, causó controversia y fue considerado un acto de falta de respeto por las autoridades francesas.
Que bueno, me da gusto que haya podido ir pero él no era “un mexicano” así, genérico, como si estos, por serlo, se comportaran igual en cualquier lugar a donde fueran y anduvieran buscando qué emblema hay en otro país para orinarlo.
Se llamaba Rodrigo Rafael Ortega quien al lado de su novia se puso una guarapeta y en la madrugada agarró ese lugar como mingitorio e hizo lo que hizo.
Días después tanto Ortega como su pareja fueron detenidos e interrogados por la policía francesa, pero los pusieron en libertad para evitar conflictos diplomáticos con México.
Quién iba a pensar quién iba a decir
Que por esto lo habían de procesar.
Debido a esto se tuvo que organizar una ceremonia oficial en la que asistieron el ministro de los ex combatientes franceses, Jean-Pierre Masseret, y la entonces embajadora de México en Francia, Sandra Fuentes Berain, quien depositó una ofrenda floral como un acto de lamento.
Qué necesidad tenían estos personajes de andar ahí, teniendo cosas más importantes que hacer, solo para conseguir un desagravio de esa naturaleza, nomas por culpa de Rodrigo Rafael Ortega, El Mión.
De nueva cuenta pagaban justos por pecadores: gracias a la gracia de este idiota, los franceses comunes y corrientes pudieron no saber el nombre de este idiota pero muy problamente sí supo que “era un mexicano”.
Aqui en nuestro país también andamos por el estilo y asi como esta pareja fue a Francia a desprestigiarnos de esa manera, alguna vez un cuarteto de adolescentes o mas grandecitos quienes venían de la ciudad de México y vacacionaban en La Paz, ocurreseles subirse a la formación rocosa llamado hongo de Balandra y lo echaron abajo.
Si todos eran o no oriundos del otrora DF ya no tiene sentido. Para algunos es una verdad indiscutible que eran de allá y por tanto cualquiera que tuviera ese origen era mal visto o le atribuían lo que un racimo de chamacos habían ocasionado.
Sí: de nuevo pagaban justos por pecadores.
En los grupos sociales también pasa así: se tiene la equivocada idea de que se delinque por ser pobre y entonces hay que atacar las causas. Esto es un tanto falso pues hay miles de habitantes en condición de pobreza y, obviamente, no todos delinquen.
Al revés, con el propósito de congraciarse con ellos se habla de un pueblo bueno y sabio, generoso y solidario, capaz de dar la vida por los demás.
No le falta razón. Pero lo que sí le falta es mesura a fin de reconocer que de dicho sector emanan aquellos que, sin el menor empacho, se suman a la rapiña luego del volcamiento de un camión que llevaba televisores o cervezas o lo que se les ocurra pero que no correrán hacia el accidente para preguntar qué se les ofrece.
Digamos que esta deleznable práctica sucede en Copilco o en Zapopan o en Tierra Caliente. Ese dato será suficiente en algunos para predisponerse y jurar que todos los habitantes de esos lugares son así de gandallas y acaparadores.
Pagan justos por pecadores.
En la clase pudiente hay más de uno que puede ser un opresor, un abusivo, un elitista. Eso no significa que todos lo sean o que basta que viva en la opulencia para descalificarlo.
Pero qué pasa: que pagan justos por pecadores.
La clase política y el ejercicio público tampoco se salvan: los adjetivos de corruptos, demagogos, desmemoriados, y demás es para cuanto miembro de un padrón completo exista, sin darle el beneficio de la duda a esa o aquel quien tiene una trayectoria limpia.
Pero hasta en esta actividad tan sacrificada, tan apostólica, también pagan justos por pecadores.
Ni hablar, no hay remedio.
Ni en el fútbol lo hay, ya ven que algunos creen que todos los equipos son tan malos como el Cruz Azul.
¡Es el colmo!
Bueno, los dejo, no sin aclarar que cuando estuve en el cereso, fue como trabajador y nada más.
Repito: nada más.
