Mis Bolas Ríspidas. Por David Parra
El juego de la democracia cada vez se vuelve más perverso en este vapuleado planeta y lo que en teoría bien pudiera ser bueno para las personas, termina siendo todo lo contrario. No son pocas las cosas que deberían sancionársele a quienes participan en ese juego perverso por sus engaños e incumplimientos, mientras al ciudadano común por mucho menos que lo que representan estos fraudes, se le puede procesar judicialmente.

Una promesa incumplida definitivamente equivale al delito de fraude y sus efectos en el aspecto que esta afecte, debe dimensionarse, porque poniéndolo en términos transaccionales, el votante inclina su decisión hacia lo que le resulta común, atractivo o que le plantea soluciones y eso es precisamente la materia del fraude, todo aquello que lleva a comprar al candidato para conseguir un producto, que bien puede ser un proyecto específico o un modelo de gobierno.

Es tan evidente y palpable el efecto que tiene el engaño hacia la sociedad por quienes llegan a la mala a ocupar un espacio de gobierno, igual como puede ser con el incumplimiento de una garantía en un bien o el fraude que supone que a una persona le den un gato por una liebre cuando pagó por el felino el precio que se le solicitó.

Por esa razón resulta lógico e indispensable que las promesas de los políticos en campaña obligadamente cumplan con un rigor jurídico y presupuestal que deba comprobarse en tiempo real, que es factible, lo cual obligaría al ofertante a realizar un trabajo previo de certificación notarial al respecto, ya sea para un cargo de gobierno o desde una legislatura.
Gracias a la ausencia de lo anterior, hoy México tiene un aspecto totalmente distinto al ofrecido por quienes representan la continuidad de un régimen que ha mentido, que ha robado y que ha traicionado como nadie en la historia contemporánea y que lleva al país a una incertidumbre abrumadora en medio de un desmantelamiento institucional y moral.

En México tenemos todos los instrumentos para poder regular lo anteriormente mencionado, pero lo que no tenemos es una sociedad demandante y exigente, así como tampoco una clase partidista mínimamente honesta y comprometida con las causas de la ciudadanía, a la cual buscan permanentemente someter; por eso es que hoy los vemos legislando como caballos verduleros y gobernando con las pezuñas, jugando su parodia de costosos charlatanes dilapidando nuestro presente y empeñando nuestro futuro en su permanente borrachera de poder.

ByTheWay

Nuevamente la tragedia ha reavivado el debate público en Hermosillo con respecto de la carretera estatal número 20 que conecta a la ciudad solar con el centro turístico de Bahía de Kino. 5 personas quedaron en el camino en varios accidentes la semana pasada recordándonos de esta macabra manera que cada año son alrededor de 80 personas en promedio las que mueren en este tramo carretero.

Esta carretera originalmente construida para conectar los campos agrícolas de la costa de Hermosillo con nuestra ciudad hoy tiene también una vocación turística por lo que el tráfico se ha incrementado de una manera sensible, lo cual llevo Al ex gobernador Eduardo Bours a ampliarla medio carril por una razón que desconozco, pero que como medida fue bastante aceptable considerando que dicha ampliación posibilitada un carril de emergencia que a la vez podía ser utilizado como rebase de cortesía y con ello asumiendo que los conductores así lo entendieran posibilitar un tráfico más ágil.

Pero, oh sorpresa, a algún genio de las finanzas personales, que no de la seguridad carretera, se le ocurrió tapizar de boyas el tramo entre el poblado Miguel Alemán y bahía de Kino inutilizando de esta manera el medio carril, con lo que hasta la fecha y a pesar de varios gobiernos que han pasado desde esa estupidez, que seguramente le llenó los bolsillos a más de cuatro, sigue en las mismas condiciones sin que haya quien ponga remedio para por lo menos recuperar ese tramo.

En tanto esto ocurre y se siguen acumulando las cruces a la orilla de esta carretera, allá en la sierra alta se construye una nueva carretera para conectar un pueblo con una ciudad, con lo mismo que se podía haber hecho la ampliación a cuatro carriles de la hoy llamada carretera de la muerte.
En términos de importancia relativa parece insostenible.

Debe haber muy buenas razones para incumplir la promesa reiterada por dos gobernadores, uno de ellos en funciones y la otra de shopping ahora en Europa, así como por una senadora que, en dos campañas consecutivas, prometiera e incumpliera lo mismo y todo lo demás.

Podemos dejar fuera de ello al actual presidente municipal de la ciudad del sol, quien también así lo prometiera, habida cuenta el pernicioso sabotaje presupuestal del que ha sido objeto nuestro municipio tanto por el gobierno federal, como por parte de los dipugatos al servicio del gobernador.
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