El simple hecho de que la parte medular de la conversación pública ayer la haya ocupado la marcha de la oposición y no el registro de Claudia Sheinbaum como candidata de Morena y sus aliados ya le pinchó una llanta a la narrativa del carro completo que se ha venido construyendo desde Palacio Nacional desde que el presidente anunció su ‘Plan C’.
Si bien lo cuantitativo pasa a segundo término, no es tema menor que la oposición haya vuelto a llenar el Zócalo capitalino y a replicar en más de un centenar de ciudades la manifestación denominada “En defensa de nuestra democracia” prueba que para estar moralmente derrotada, a la oposición ‘se le mueve una patita’.
Al menos durante el último año, se ha trabajado desde el oficialismo en la construcción de percepciones sobre la abrumadora ventaja de su candidata presidencial y la inminente conquista de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, para lo cual Morena y sus aliados necesitan conseguir un caudal de votos superior a los 30 millones que obtuvo Andrés Manuel López Obrador en 2018, lo que sin ser imposible, a la luz de los últimos acontecimientos luce complicado.
Y eso no tiene que ver con los 90 mil asistentes que según el gobierno de la CDMX estuvieron ayer en el Zócalo, o el millón que algunos voceros de la oposición dicen que llegaron. Un Zócalo lleno no significa, ni cercanamente, que la oposición esté en condiciones de disputar palmo a palmo la presidencia, pero sí habla de capacidad económica y de organización; de una muy buena convocatoria y de la inyección de animosidad que representa el ‘tomar’ esa plaza que simbólicamente es considerada por la izquierda como patrimonio de su movimiento.
El Zócalo lleno de liderazgos opositores y ciudadanos diversos pero evidentemente identificados con ellos y sus proclamas no es algo que preocupe sobremanera al gobierno federal, pero júrenlo, a los personeros de ese gobierno les hubiera gustado mucho que la plancha no se llenara. Que la convocatoria hubiera sido de la mitad o menos de los asistentes.
Eso les hubiera permitido concentrarse más en replicar los detalles del registro de su candidata, enfatizar los puntos principales de su discurso, posicionar el tema en medios tradicionales y redes sociales y fijarlo en el top de la conversación pública. Pero no fue así. De hecho, los principales voceros del oficialismo y hasta el propio presidente invirtieron más su tiempo y sus espacios mediáticos en hablar de la concentración opositora. Para desacreditarla, minimizarla, denostarla. Pero de pronto hasta a ellos se les olvidó el registro y el discurso de su candidata presidencial. O al menos, no fue su tema principal.
La mismísima Catrina Norteña, una cuenta de Twitter que es guía y motor de tendencias a favor del presidente y de Morena, colgó un post revelador: “Ojo, Morena. La oposición está más viva que nunca. El Zócalo a reventar y para todos los que dicen que Twitter no es México y que los Hashtags no funcionan, escuchen el grito de “Narcopresidente” en referencia a las tendencias pagadas por la fachiza de las que tanto se ha quejado AMLO. Los bots no votan, pero sí generan percepciones y aquí están los resultados. Y lo repito, el equipo de Claudia Sheinbaum sigue dormido, más interesados en obtener su hueso que en defender a AMLO y a la 4T”…
La guerra también se gana en el campo de las percepciones, que suelen afectar lo anímico. La de ayer fue una jornada -sin ser definitoria, insisto- que le raspó la lámina a esa narrativa del carro completo y la invencibilidad de Morena y sus aliados, que particularmente en Ciudad de México, donde en 2021 perdieron más de la mitad de las alcaldías en disputa, luce menos consistente.
En Sonora también hubo manifestaciones en varias ciudades. La de Hermosillo fue la más nutrida sin llegar a ser multitudinaria. El orador principal fue el ex presidente del IFE, Leonardo Valdez Zurita, pero también habló la joven Noelia Fraga y el ‘priista rebelde’ Pascual Soto, quien hizo un llamado a la participación el día de la jornada electoral “para saber quiénes decidieron el futuro de México, si los que salimos a votar o los que se quedaron en casa para que alguien más lo hiciera por ellos; vamos a saber si la decisión la tomamos más de cien millones de mexicanos, o el abstencionismo”, dijo.
II
En más temas locales, nos tocó acompañar el pasado viernes al gobernador Alfonso Durazo a una gira por Puerto Libertad, donde encabezó el arranque de operaciones del parque solar Akin, un proyecto de la empresa Engine México que está invirtiendo 112 millones de dólares para generar 130 Megawatts en un tendido de 390 mil paneles solares sobre 266 hectáreas.
Este proyecto en el que participa como accionista principal la CFE, representa la primera inversión privada atraída por el Plan Sonora de Energía Sostenible y ha generado dos mil 350 empleos en aquella región.
Con 15 mil millones de dólares, constituye una de las inversiones privadas en el sector energético más grande en la historia del país, que generará 13 mil empleos directos y 21 mil indirectos.
Acompañaron al gobernador en esta gira la secretaria de Economía, Margarita Vélez de la Rocha y el de Gobierno, Adolfo Salzar Razo.
En el caso del parque solar Akin ya se pueden apreciar los primeros tendidos de paneles solares, y en el caso de la planta de licuefacción, uno de sus directivos explicó que el proyecto, por sus dimensiones que incluyen la construcción de un gasoducto que baja desde Texas y cruza el estado de Chihuahua y 10 municipios de Sonora, quedaría lista en cinco años y medio, algo que no pareció gustarle mucho al gobernador, pues en su momento enfatizó que el gobierno del estado ayudará a agilizar ciertos procesos para reducir ese tiempo, quizás a tres años y medio.
Lo que es un hecho es que ya se están viendo los primeros frutos del Plan Sonora de Energía Sostenible.
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