Nueva York, Estados Unidos.- Los rivales espaciales multimillonarios están trabajando en ambiciosas misiones a la Luna o a Marte, y un elemento crucial del diseño para cada proyecto es el uso de naves espaciales que puedan cargar combustible adicional mientras orbitan la Tierra. Las naves que pudieran hacerlo tendrían menos peso al despegar, permitiendo a los planeadores diseñar misiones para viajar más lejos de la Tierra con más carga, equipo científico o tripulación, dicen sus partidarios.
Tener depósitos o reabastecimiento en órbita que brinden a las naves espaciales algo así como una gasolinera puede parecer ciencia ficción. También es un concepto en el que los ingenieros llevan años trabajando.
Uno de los mayores retos para hacerlo realidad: trasladar y almacenar cantidades masivas de combustible superfrío, propenso a evaporarse en el vacío espacial. Tanto SpaceX como Blue Origin tienen mucho qué demostrar.
Algunos funcionarios de la industria espacial dudan de que alguna de las dos tenga módulos de aterrizaje lunares que dependan del reabastecimiento orbital listos para cumplir con los plazos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA). La agencia ha colaborado estrechamente con los contratistas para comprender los retos del reabastecimiento espacial, dice un vocero de la NASA.SpaceX realizó una demostración de transferencia de combustible dentro de una nave espacial Starship durante un vuelo de prueba en el 2024 y el próximo año pretende transferir propulsores entre dos vehículos. Esta prueba ha sido retrasada por contratiempos que la compañía ha enfrentado con el enorme cohete, incluyendo una explosión durante una prueba en tierra en Texas en junio.
Blue Origin está desarrollando un vehículo transportador que cargaría propulsor cerca de la Tierra. Luego volaría a una órbita lunar, donde el transportador prepararía un módulo de aterrizaje que llevaría a los astronautas que llegaran en una nave diferente a la superficie lunar. Esta misión depende del cohete New Glenn de la compañía, que la compañía lanzó por primera vez en enero.
Los ingenieros llevan mucho tiempo construyendo cohetes y naves espaciales que cargan todo el combustible necesario mientras están en tierra. Estos diseños han demostrado su eficacia. También tienen sus limitaciones.
Un ejemplo son las misiones Apolo de la NASA a la Luna. Saturno V, el cohete que envió a los astronautas allí, pesaba 3 millones de kilos al despegar, y alrededor de 2.5 millones de esos kilos eran combustible.Combinado con cohetes reutilizables, el abastecimiento de combustible en el espacio podría hacer que con el tiempo los vuelos al espacio profundo sean más baratos y facilitar la logística de la misión, dicen los partidarios.