En México, el consumo de refrescos azucarados está asociado al deceso de 100 mil personas al año por enfermedades como diabetes o hipertensión, pues estos productos representan un “motor silencioso” para la “epidemia” de estos padecimientos, sostuvo el subsecretario de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, Eduardo Clark.
Con un consumo de 24 mil millones de litros al año, el país ocupa el primer lugar a escala mundial en consumo per cápita de estas bebidas que generan enfermedad y muerte
En la conferencia presidencial se realizó una exposición amplia para explicar las razones del impuesto a los refrescos, subrayando que en 1980, de cada mil fallecimientos 60 tenían que ver con una enfermedad del corazón; hoy son 163 de cada mil. “Todo esto vinculado a enfermedades metabólicas, como obesidad, sobrepeso, diabetes e hipertensión. Esta crisis no era ine-vitable, está asociada a la epidemia de consumo de refrescos y comida chatarra en el país”, dijo Clark.
Destacó que en la actualidad, el sector salud destina 180 mil millones de pesos anuales para atender estos padecimientos y sus consecuencias, como fallas renales crónicas. Cada año, 100 mil pacientes requieren diálisis para seguir con vida, lo que cuesta a las instituciones 415 mil pesos por cada uno al año, “cifra que claramente no es sostenible (…) esta epidemia de males –porque no hay otra manera de llamarlo– podría colapsar en el mediano y largo plazos al sistema de salud”.
Al argumentar sobre el incremento en el gravamen, la presidenta Claudia Sheinbaum ratificó que no tiene pretensión recaudatoria, sino una determinación cuyo objetivo central es que no se ingieran tantas bebidas azucaradas, que no se abuse en su consumo, por el efecto que tiene en la salud de todos nosotros, particularmente en los niños.
Clark subrayó que hay evidencia global de la eficacia de medidas similares en otras naciones para inhibir que la gente consuma estos productos por los efectos nocivos que tienen, valoración en la que coinciden miles de médicos, científicos y organizaciones civiles, nacionales e internacionales
Actualmente, 119 países aplican medidas similares en el mundo, lo que significa que es una política probada con efectos sustanciales: en Reino Unido se permitió reducir 30 por ciento el azúcar de estas bebidas, las cuales fueron reformuladas; en Sudáfrica bajó 29 por ciento su consumo y en Chile 21 por ciento. En México se aplicó la medida por primera vez en 2014 y produjo una reducción inicial de 5 por ciento, pero en la actualidad, los mexicanos consumen 166 litros per cápita al año.
Destacó que estos productos tienen cero valor nutricional, no aportan vitaminas, minerales ni fibra y representan alto riesgo al aumentar muertes prevenibles y prevalencia de síndrome metabólico; significan un factor de enfermedad masiva y hoy son la primera fuente de azúcar en la dieta mexicana, y “no sólo causan obesidad, que luego parece ser la principal preocupación para muchas personas, también mutilan, enferman y matan”.
Por eso se busca desalentar su ingesta, apuntó, pero admitió que con este incremento en el impuesto se captarán 41 mil millones de pesos que se destinarán al sector salud y a la atención de estos padecimientos. La medida se acompañará con una campaña mediática para concientizar a la población del daño a la salud que provocan las bebidas azucaradas, estimándose que su aplicación permita reducir 7 por ciento la venta de refrescos en el país.
A su vez, el director del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch, consideró que se pretende que esta decisión “también obligue a la industria a reformular, a hacer productos más sanos y a poner la innovación donde creemos que debe estar: en hacer productos cada vez más saludables”.
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