Hace unos días se dio a conocer la convocatoria para elegir a la Ciudadana y al Ciudadano Distinguidos 2025, emitida por la Subdirección de Valores Cívicos del Ayuntamiento de Cajeme, con motivo del 98 aniversario de la fundación de nuestro municipio.
Este reconocimiento busca honrar a quienes, con su trabajo, liderazgo y valores, han contribuido de manera significativa al desarrollo de nuestra comunidad. Al leer las bases, pensé en lo importante que es rendir homenaje a las personas que han influido en la formación, crecimiento y consolidación de Cajeme, y cómo este tipo de ejercicios ayudan a mantener viva nuestra memoria colectiva.
Mientras revisaba los nombres de quienes han recibido esta distinción en años anteriores, encontré a muchos cajemenses ejemplares: mujeres y hombres que desde distintos ámbitos —la educación, la cultura, la empresa, el deporte o el servicio público— han dejado huella en nuestra historia. Algunos de ellos aún nos acompañan, y otros ya partieron, pero su legado sigue presente en las calles, instituciones y valores de nuestra ciudad.
Sin embargo, al repasar esa lista, me vino de inmediato a la mente un nombre que merece estar entre los ciudadanos distinguidos de Cajeme:
Don Juan Bautista Salvador Robinson Bours Almada.
Nacido el 25 de diciembre de 1928 en Navojoa, Sonora, y fallecido el 3 de junio de 2017 en Ciudad Obregón, Don Juan Robinson Bours Almada fue un empresario, filántropo y promotor educativo cuya vida entera estuvo ligada al progreso de Cajeme.
Hijo de Don Alfonso Robinson Bours Monteverde y Doña Rosalva Almada de Robinson Bours, fue uno de los siete hermanos de una familia visionaria que dejó una huella profunda en la historia económica y social de Sonora.
Durante la década de los cincuenta, la familia Bours se consolidó como una de las más emprendedoras de la región, siendo fundadora de Industrias Bachoco, una de las empresas más importantes del país en la producción y comercialización de productos avícolas.
Don Juan participó activamente en este esfuerzo, pero también impulsó otras empresas locales como Llyasa, que contribuyeron al desarrollo industrial y comercial de Cajeme, generando empleo y oportunidades para muchas familias.
Sin embargo, su aporte más trascendente fue, sin duda, en el ámbito educativo.
Don Juan Robinson Bours Almada fue uno de los principales promotores y fundadores de la Universidad La Salle Noroeste (ULSA Noroeste), institución que ha formado a miles de jóvenes bajo principios de fe, servicio y excelencia.
Por su compromiso con la educación y su incansable labor filantrópica, la propia universidad le otorgó el título de Doctor Honoris Causa, distinción reservada para quienes, más allá de los méritos académicos, dejan un legado humano y social ejemplar.
Su visión fue siempre la de un Cajeme pujante, educado, solidario y con oportunidades para todos. Creía firmemente en que la educación era la base del desarrollo, y por ello dedicó buena parte de su vida a sembrar ese ideal en las nuevas generaciones.
Estoy convencido de que Don Juan Bautista Salvador Robinson Bours Almada cumple plenamente con todos los requisitos establecidos en la convocatoria para ser reconocido como Ciudadano Distinguido 2025: participó activamente en el desarrollo del municipio, impulsó la educación, la economía y la filantropía, y dejó una huella que sigue viva en nuestra comunidad.
Reconocerlo post mortem sería un acto de justicia y de gratitud con uno de los hombres que ayudó a construir el Cajeme moderno, un líder que combinó visión empresarial con un profundo sentido humano y social.
La convocatoria que hoy está abierta es también una invitación a reflexionar sobre todos los grandes cajemenses que han contribuido a engrandecer nuestra tierra, muchos de los cuales aún no han sido oficialmente reconocidos.
Y entre todos ellos, sin duda alguna, Don Juan Bautista Salvador Robinson Bours Almada destaca como un ejemplo de liderazgo, humildad y amor por Cajeme.
Honrar su memoria sería también honrar los valores que hicieron grande a nuestra ciudad: el trabajo, la educación, la solidaridad y el compromiso con el bien común.