Por: Maestro Politólogo Jesús Antonio García Ramirez
Introducción
La política es como un juego de ajedrez donde cada movimiento cuenta, pero ¿qué pasa cuando las reglas no están claras y el tablero está inclinado? La “Ergonomía Política” es el arte de navegar este laberinto, donde el poder y la supervivencia se entrelazan, creando las condiciones de un pragmatismo político que, sesgado por completo de principios y valores, da pie a un oportunismo de los individuos para con el ejercicio del poder político, a su vez regulado por el poder económico. Con esta explicación previa y sencilla, nos damos cuenta cómo los grupos, partidos o élites se vuelven abiertamente acomodaticios y están al mejor postor con quienes dominan y dirigen el país, y México no es la excepción.
Marco Conceptual
Este pragmatismo político sin principios, donde los grupos de poder se acomodan al mejor postor, tiene un nombre: ergonomía política. Es el arte de adaptarse a las reglas no escritas del juego del poder, donde el fin justifica los medios y la lealtad se compra y se vende. En México, esto se traduce en una serie de prácticas comunes que perpetúan el statu quo:
- La “flexibilidad” de los políticos para cambiar de partido o postura según convenga, como se ha visto en las últimas transiciones políticas.
- El intercambio de favores entre funcionarios y empresarios, que a menudo se disfraza de “colaboración público-privada”.
- La opacidad en la toma de decisiones que afectan al país, como la aprobación de grandes proyectos de infraestructura sin consulta ciudadana.
Así, la ergonomía política en conjunto nos ayuda a explicar y desarrollar el contexto: México aún adolece de un positivismo político, es decir, utilitario. Esto lo vemos de manera muy objetiva en los partidos políticos, que tienden a competir entre sí con grandes divagancias ideológicas, pero cuyos actores se acomodan donde más les convenga sin pudor alguno. Todo en detrimento de los ciudadanos, que quedan atrapados en un juego donde las reglas cambian según quien esté en el poder.
Reflexión Final
En México, la ergonomía política debe erradicarse con energía. Estamos conscientes de que la 4T en el país viene trazando paso a paso las condiciones objetivas y subjetivas para lograrlo. No somos ajenos a los avances que se están dando en el país, pero a su vez, por la histórica herencia de casi 40 años del neoliberalismo, México sigue siendo objeto de grandes prácticas viciadas de este tristemente célebre modelo.
Es por ello que apelamos al concepto que nos atañe, la ergonomía política, para dejar bien claro: la advertencia de que aún en México siguen vigentes las prácticas que perpetúan la desigualdad y el beneficio de unos cuantos. La transformación es un proceso en marcha, pero requiere de la participación activa de la ciudadanía para erradicar estas prácticas.
Agradezco al Dr. Abel Leyva Castellanos su valioso aporte del término “ergonomía política”, que nos ayuda a entender mejor los mecanismos de poder y a identificar los obstáculos que debemos superar.




